lunes, 21 de agosto de 2023

Principales razones para rechazar la energía nuclear | 12.° parte

Dijimos que actualmente los Almacenes Geológicos Profundos (AGP) son la mejor opción para ubicar los desechos de alta radiactividad en forma supuestamente definitiva, y vimos que solo hay dos en el mundo, el de Finlandia que no está operativo y el de Estados Unidos en Nuevo México que solo recibe desechos de investigación y producción de armas nucleares.

Por Juan Vernieri

Concluimos entonces que no hay ningún almacén definitivo en operación para depositar combustibles gastados de los reactores de potencia productores de electricidad.

Muchos países como Estados Unidos, Francia, Suecia, Suiza, Alemania, Rusia, China, Argentina, etc. conscientes que es imprescindible contar pronto con un lugar para la inmensa cantidad de esos combustibles actualmente ubicados en almacenes temporales, y los que anualmente se producen, están realizando estudios de ubicación de esos cementerios denominados AGP.

En Estados Unidos hay instalaciones nucleares en sesenta centrales en treinta estados, y tienen hoy acumuladas más de 80.000 toneladas de elementos combustibles agotados junto a las centrales. El mismo grave problema está disperso en 126 emplazamientos por todo el país.

En 1982, el Congreso sancionó una Ley federal denominada Acta de Política de Residuos Nucleares. Estableció se construyera un AGP como la mejor opción para almacenar los residuos nucleares de alta actividad.

En 1985, basado en informes del DOE, Ronald Reagan aprobó 3 de los lugares para realizar estudios científicos más intensivos: Hanford (Washington), el condado de Deaf Smith (Texas) y Yucca Mountain (Nevada).

En 1987, el Congreso restringió los estudios del Departamento de Energía (DOE) solo a Yucca Mountain, que está situado cerca de un antiguo lugar de ensayos nucleares. Es una cadena montañosa y rocosa situada en el estado de Nevada, a aproximadamente 140 kilómetros de Las Vegas. Está formada por rocas expulsadas por un volcán hoy apagado.

El 23 de julio de 2002, George W. Bush autorizó el siguiente paso para establecer el AGP. En 2005, el DOE preveía que la futura instalación de Nevada abriese sus puertas en 2012, y que el 31 de marzo de 2017 se abriría la instalación y comenzaría la aceptación de residuos.

En febrero de 2006, el Secretariado de la Energía admitió que el presupuesto inicial previsto de 60.000 millones de dólares sería insuficiente.

Desde el principio hubo manifestaciones de oposición al proyecto, tanto en la población en general como en las autoridades del Estado. Numerosos grupos locales se oponían al proyecto. Pobladores aborígenes porque les afectaba su calidad de vida, y asociaciones ecologistas antinucleares porque consideraban que es necesario parar la producción de residuos radiactivos, no ocultarlos, y dejar los residuos ya producidos en los lugares donde se encuentran para evitar un transporte inútil y peligroso.

El senador demócrata por Nevada, Harry Reid, llevó al Congreso en el 2006 la oposición al almacenamiento. En 2007, Reid se convirtió en líder de la mayoría en el Senado, y cuando Barack Obama fue elegido presidente un año después, su administración examinó nuevamente el proyecto.

Los principales responsables políticos de Nevada, tanto republicanos como demócratas, se oponían a la creación del cementerio nuclear. Temían afectar el turismo de Las Vegas, uno de los primeros destinos del país, y que ello disminuyera el ritmo del desarrollo de la ciudad del juego por excelencia, que es la primera de todas las ciudades de Estados Unidos en lo que respecta a crecimiento urbano.

A partir de entonces, el DOE se fue enfriando hasta que en el año 2008 el presupuesto destinado a Yucca Mountain se redujo a 390 millones de dólares.

El gobierno federal ya tenía invertido entre 15 mil y 19 mil millones de dólares para construir el repositorio.

El 3 de marzo de 2010, el proyecto se detuvo oficialmente cuando el DOE presentó una moción conjunta con la Comisión de Regulación Nuclear para retirar el permiso para construir y operar el almacén nuclear permanente en Yucca Mountain.

Quedó presupuesto para desmantelar el proyecto e investigar alternativas para ubicar los desechos. La Administración Obama prometió eliminar completamente el proyecto en el presupuesto del año 2011.

Han pasado 40 años desde la sanción de la Ley que establecía la necesidad de un AGP y… ¡Nada! Estados Unidos todavía no tiene un AGP para depositar sus combustibles gastados.

En el 2019 hubo un movimiento en el Capitolio, liderado por el representante John Shimkus y el senador John Barrasso para reabrir Yucca. La Administración Trump a principios de ese año presupuestó $120 millones para ayudar a reiniciar el proyecto.

La intención fue rápidamente impedida. El gobernador Steve Sisolak y los miembros del Congreso de Nevada bloquearon la solicitud del presidente de incluir presupuesto para el cementerio nuclear de Yucca Mountain.

Las perspectivas legislativas de resucitar el proyecto eran ínfimas. Los miembros de ambas partes en la delegación de Nevada se pusieron firmes diciendo que no es justo que su estado, donde no existen plantas de energía nuclear, deba albergar los desechos nucleares del país.

Para evitar la resistencia vista en Yucca, se ha propuesto construir las instalaciones solo si reciben el consentimiento de las autoridades locales y estatales. Se han mencionado dos sitios de almacenamiento provisionales: uno en el sureste de Nuevo México y otro en el oeste de Texas.

A falta de un lugar permanente, las comunidades dan el visto bueno para construir instalaciones de almacenamiento provisional, pero puede suceder que queden los residuos atascados en sus patios traseros durante décadas. Por eso también hay resistencia a los almacenes temporales.

Además de oponerse al depósito de desechos, Nevada está involucrada en una batalla legal dirigida a impedir al Departamento de Energía el paso del plutonio al almacén para residuos de Carlsbad por su territorio.


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