domingo, 2 de enero de 2022

Crear riesgo, ocultar riesgo en dos centrales nucleares argentinas


Mientras espera con ansia que suba el nivel del río Paraná, Nucleoeléctrica se esfuerza en ocultar los problemas con el sumidero de calor principal del sitio Atucha.

por Cristian Basualdo │ ilustración Paola Becco

El bajo nivel del agua es uno de los tres peligros externos más significativos para las centrales nucleares argentinas, los otros dos son los terremotos y las inundaciones; así lo sostuvo la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) durante la Convención sobre Seguridad Nuclear, en febrero de 2017. En el correspondiente reporte quedó asentado que se estaban reevaluando los niveles máximos y mínimos de agua en el sitio Atucha; cito textualmente: “Para el nivel mínimo de agua: un caudal mínimo del río Paraná con una recurrencia de 100 años en simultáneo con el nivel mínimo histórico en el punto de descarga del Paraná de Las Palmas” [1].

Los conocimientos acumulados sobre la hidrología del sitio se vieron reflejados en los manuales de operación de las centrales, por ejemplo, si el nivel del río disminuía hasta 0 metros, en Atucha II se debía “proceder a la parada de la planta hasta parada fría sacando de servicio en este proceso a los componentes comprometidos” [2]. Sin embargo, la actual bajante del río Paraná demostró hasta que punto estamos ante una tecnología conjetural, especulativa, quimérica.

Las previsiones del Instituto Nacional del Agua (INA) advirtieron que el río Paraná iba a descender en Zárate por debajo de 0 metros durante el segundo semestre de 2021. El cero de referencia es el nivel cero del Riachuelo adoptado para todas las nivelaciones nacionales. Ante la perspectiva de tener que parar los reactores, Nucleoeléctrica decidió modificar los límites de operación para hacerlos funcionar con niveles bajos del río. Para mitigar el riesgo de la pérdida del sumidero de calor principal, la empresa estatal dragó el canal de acceso y adquirió 3 bombas flotantes, que “estarían en medio del río, porque el río Paraná, por más que haya bajante no se va a secar”, explicó el vicepresidente de Nucleoeléctrica, Jorge Sidelnik, en el programa Somos Radio, que emite la AM 530, “entonces las pondremos en el medio del río, tomaremos agua de allí y seguiremos refrigerando”, dijo el funcionario.

Además, la empresa estatal se vio obligada a modificar los manuales de operación. En los correspondientes actos administrativos realizados entre Nucleoeléctrica y la ARN se utilizó una jerga específica para enmascarar todos los conceptos nucleares dentro de un marco predeterminado y acordado. Es una característica típica de la industria nuclear que en los países de habla inglesa se conoce como nukespeak. Veamos algunos ejemplos: la razón invocada por Nucleoeléctrica para cambiar los límites de operación fue “unificar los conceptos relacionados con la operación a potencia de ambas unidades respecto al nivel de agua del río”; por su parte, la ARN otorgó a la empresa estatal una autorización provisoria para modificar el límite existente de 0 m a -0,5 m, en lo que consideró “una oportunidad de mejora para enriquecer las instrucciones de los Manuales de Operaciones de ambas unidades”, un eufemismo tan burdo que supuse que los burócratas que lo redactaron nunca imaginaron que alguien fuera a leerlo.

Mientras espera con ansia que suba el nivel del río Paraná, Nucleoeléctrica se esfuerza en ocultar los problemas con el sumidero de calor principal del sitio Atucha, por eso denegó el acceso a la información pública relacionada con el tema que nos ocupa. El fin justifica los medios para los funcionarios del átomo, que tacharon toda la documentación antes de entregar una copia.

Hay una razón muy poderosa para el ocultamiento, el lobby nuclear argentino se encuentra negociando un crédito con China para la instalación de un reactor Hualong One en el sitio Atucha. En este marco fáctico, los reactores parados por la bajante serían una mala publicidad, las personas del público podrían pensar que no es una buena idea agregar otro reactor en el mismo lugar. Nucleoeléctrica estima que el crédito se firmará a mediados del año próximo, por un monto de 9 mil millones de dólares según la nota de prensa más reciente. Es mucho dinero como para perderlo por unos centímetros de agua, al fin y al cabo, los límites en la industria nuclear son una cuestión política, de conveniencia, más que numérica.


Referencias:

1. Argentinean National Report for the Convention on Nuclear Safety - Seventh Report - 2017, pg. 34.

2. Libro 3, Capítulo 3.3 del Manual de Operaciones de la Central Nuclear Atucha II.


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