martes, 7 de septiembre de 2021

Los carpinchos y los depredadores inmobiliarios: impactos de los proyectos urbanísticos en el Delta del Paraná

El Delta del Paraná se extiende a lo largo de 17.500 km2, de Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fé. Es un mosaico de humedales que cumple un rol clave en la regulación del agua y el clima de la región, almacena agua a corto y largo plazo, regula la evaporación del suelo y las plantas y con ello la temperatura local. Además, abastece de agua dulce a casi 20 millones de personas.

El Delta posee una enorme diversidad de hábitats con abundante variedad de especies de fauna y flora. Por este motivo, se estima que su riqueza en fauna silvestre asciende a 472 especies, entre las que se incluyen 200 de aves, 36 de mamíferos, 29 de reptiles, 22 de anfibios y 185 de peces.

Entre las especies más emblemáticas del lugar se encuentran; el carpincho , el coipo, la vizcacha, la mulita, los tucu-tucos, los murciélagos pescadores, el gato montés, el yaguarundí, el zorro de monte, el aguará popé (mapache), el lobito de río, la comadreja overa, el cuis, la garza mora, la garza blanca, el carau, el jabirú, las falsas corales, la yarará…. y muchas otras.

¿Quién invadió a quien?

El carpincho es una de las especies autóctonas más representativas de este ecosistema. Sus ejemplares adultos miden en promedio aproximadamente 1,20 m de largo y pesan entre 35 y 70 kg.

Sin embargo, las construcciones con fines inmobiliarios, desarrolladas en las últimas décadas, afectan la integridad ecológica, impactan en la biodiversidad del Delta del Paraná y alteran los servicios que brinda: la amortiguación de inundaciones y sequías, el control de la erosión, la protección de la costa, la provisión de recursos pesqueros, forrajeros, madereros, medicinales, para la construcción, la regulación del clima, la depuración del agua y la provisión de sitios de refugio, alimentación y reproducción para muchas especies de fauna silvestre.

Entonces, las especies endémicas como el carpincho entran en conflicto con el avance de estas construcciones que se establecieron, primero sobre la ribera del Paraná y sobre el margen de la cuenca del Luján, y hoy en día se encuentran en el área de distribución del carpincho, particularmente en los Bajíos Ribereños, que es uno de los hábitats más aptos para la especie.

El carpincho es herbívoro, regula su temperatura corporal en orillas y aguas bajas y tranquilas de esteros y lagunas. Debido a la ocupación y reemplazo de su hábitat natural, es lógico que desde hace ya algunos años, los carpinchos sean vistos cada vez más frecuentemente en complejos urbanos en la zona.

Esta ocupación y reemplazo del hábitat del carpincho, no solo ha afectado a esta especie en forma directa. Como el ecosistema ha sido intervenido durante décadas, uno de los desequilibrios que afecta a la población de carpinchos es la ausencia de predadores naturales, como los grandes felinos (yaguareté, puma, ocelote), boas o yacarés.

El hábitat de estas especies fue alterado con la construcción de endicamientos y terraplenes con fines inmobiliarios, pero también agropecuarios y forestales, para evitar el ingreso natural de agua, en un un proceso de “pampeanización” que implica desarrollar en el Delta del Paraná actividades productivas que se hacen naturalmente en la pampa húmeda como la ganadería, la forestación y la urbanización.

Del mismo modo, los incendios que afectan al Delta del Paraná están asociados al manejo ganadero, ya que se provocan para facilitar el cambio de uso de suelo. Hoy, cerca del 13 % de la superficie del Delta tiene endicamientos, 247.168 hectáreas. Estos diques determinan un cambio del humedal hacia un ecosistema terrestre.

De acuerdo a los relevamientos realizados por la Fundación Humedales, en 2018 se registraban 543 urbanizaciones cerradas, construidas y proyectadas en el Delta. El 25 % en los Bajíos Ribereños, en las inmediaciones del frente de avance del Delta, en Tigre, San Fernando y en Islas del Ibicuy, (Entre Ríos). El 75 % restante se ubica en la cuenca del Río Luján.

Las alteraciones de los emprendimientos inmobiliarios incluyen la destrucción de la ribera, tapado de arroyos, dragado de canales, modificación de acuíferos, elevación de superficies, entre otras. Estas construcciones afectan también a las áreas aledañas. Las planicies de inundación, donde muchas veces están ubicadas, son zonas de amortiguación ante las crecientes del río. Son un bien público y su funcionamiento afecta a las cercanías.

Además, los límites de los humedales no coinciden con las fronteras municipales o provinciales y las decisiones que se toman en forma fragmentada tienen efectos acumulativos. A pesar de la disposición del Ministerio de Infraestructura de la provincia de Buenos Aires que dicta que debe establecerse la línea de la ribera para “deslindar el dominio público del privado”, esto no se ha realizado.

En conclusión, el Delta del Paraná es una región estratégica por la diversidad de servicios ambientales que brinda. Una ley de humedales debe ordenar prioridades y poner los bienes públicos por delante de los intereses privados.

Por todo esto, desde Greenpeace y las organizaciones que protegen los humedales abogamos por una Ley de Humedales que contemple:

1- La figura del delito penal con multas significativas para quienes cometan un daño en estos ecosistemas, quienes intervengan en ellos o los modifiquen y quienes inicien incendios intencionales.

2- La realización de un inventario nacional de humedales.

3- El aplazamiento de actividades económicas sobre humedales hasta que 3 no se haya finalizado el inventario.

4- Un ordenamiento territorial de humedales, donde se incluyan zonas amarillas y rojas. Las áreas amarillas permiten pequeñas actividades sustentables sobre los humedales y las rojas prohíben todo tipo de actividad económica.

5- La dotación de recursos al poder ejecutivo para la correcta aplicación 5 de la normativa.

La protección de los humedales, y de nuestro Delta en particular, es clave en la mitigación de los impactos ambientales en este contexto de crisis climática.


Fuente:

Los carpinchos y los depredadores inmobiliarios: impactos de los proyectos urbanísticos en el Delta del Paraná, 7 septiembre 2021, Greenpeace Argentina.

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