jueves, 29 de julio de 2021

Más despacio, pero continúa el daño

En Córdoba, entre 2001 y 2018, cuando más se sancionó legislación sobre la protección del medioambiente, se perdieron 131 mil hectáreas de cobertura arbórea. Los departamentos Río Primero, Río Seco, Ischilín, Roque Sáenz Peña y Unión representaron el 56 % de todas esas pérdidas, siendo Río Primero, el departamento más afectado.

Según el informe correspondiente al año 2020 denominado Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales, la deforestación sigue siendo un fenómeno muy extendido en el planeta, aunque la pérdida de bosques se ha desacelerado en las últimas dos décadas.

El informe es coordinado por el Departamento Forestal en la sede central de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y estima que desde 1990 se han perdido 420 millones de hectáreas de bosque en todo el mundo a causa de la deforestación, pero la tasa de pérdida de bosques ha disminuido considerablemente. En el quinquenio más reciente (2015-2020), la tasa anual de deforestación se estimó en 10 millones de hectáreas; lo cual supone una reducción si se compara con los 12 millones de hectáreas en 2010-2015.

No obstante, y adentrándonos en lo que ocurre en la Argentina, en un reciente comunicado, la organización ambientalista Greenpeace ha recordado que el país se encuentra en emergencia forestal desde hace varios años por la pérdida de bosques nativos. Ya en 2014 el Panel Intergubernamental de Cambio Climático advirtió que en nuestro país ocurre el 4,3 % de la deforestación mundial y en 2017 las emisiones de efecto invernadero llegaban al 39 % debido a las talas indiscriminadas para ampliar la frontera agrícola.

En Córdoba, entre 2001 y 2018, cuando más se sancionó legislación sobre la protección del medioambiente, se perdieron 131 mil hectáreas de cobertura arbórea. Los departamentos Río Primero, Río Seco, Ischilín, Roque Sáenz Peña y Unión representaron el 56 % de todas esas pérdidas, siendo Río Primero, el departamento más afectado.

Constituye un síntoma auspicioso que el proceso de deforestación haya dejado de ser vertiginoso y que la legislación contemple la preservación de los montes y bosques autóctonos. O, mejor dicho, lo que queda de ellos. Sin embargo, resta mucho por hacer en materia de prevención y control. Los incendios, el crecimiento urbano sin planificación y el avance de las fronteras agrícolas son elementos que se mantienen vigentes en la mayoría de las regiones del país, incluso en nuestra Córdoba.

En este marco, las normas sancionadas por las distintas Legislaturas establecen sanciones para los desmontes ilegales y la deforestación sin ninguna planificación. Sin embargo, estas mismas normas son discutidas por organizaciones ambientalistas porque, afirman algunos de sus voceros, son insuficientes para detener el fenómeno. Porque las multas no serían significativas y no se cumpliría la reforestación a la que debe obligarse al que infringe la ley.

Por ello, la buena noticia de que el desmonte y la pérdida de pulmones verdes en el planeta se ha desacelerado como consecuencia de los esfuerzos globales no alcanza aún a ser totalmente efectiva en determinadas regiones. Las dudas, al menos en nuestro país, persisten. Y los daños a los ecosistemas y al ambiente, también.


Fuente:

Más despacio, pero continúa el daño, 24 julio 2021, La Voz de San Justo.

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