por Agustín Saiz
En el marco de la aplicación de la Ley Yolanda (Ley 27.592), como Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA), enviamos al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, los siguientes lineamientos conceptuales respecto la crisis que provocarían las instalaciones nucleares en el escenario del cambio climático, con el fin de que este aporte sea considerado como parte de la formación integral, de quienes se desempeñan hoy y mañana en la función pública.
En un escenario de cambio climático la industria nuclear es una de las amenazas más peligrosas para la humanidad. No es necesario que una ola de 10 metros, como en Fukushima, inunde el reactor para generar una catástrofe. Tan solo con que no se puedan dar las condiciones mínimas de mantenimiento e infraestructura adecuadas, se generaría una situación de abandono. Y en una instalación nuclear esto implica un accidente. A modo de ejemplo, el mal funcionamiento de una bomba o la falta de suministro eléctrico pueden generar una falla de las piletas de enfriamiento de combustible usado. El material radiactivo residual se sobrecalentaría volatilizando radioactividad el medio ambiente. Pero además la ausencia de personal especializado, la incapacidad de importar algún insumo o material crítico, la falta de presupuesto para atender una respuesta de emergencia, son algunas de las muchas variables que se pueden volver críticas en este nuevo marco donde todo es impredecible.
¿Cuántos “Fukushimas” o accidentes nucleares en paralelo puede soportar el planeta Tierra? Lo cierto es que la dinámica del cambio climático afectaría la mayoría de las zonas en donde están los más de 400 reactores nucleares que existen, los cuales por necesitar refrigeración constante están emplazados en zonas de ríos, lagos y mares inundables o expuestos a otros efectos climáticos no previstos. Pero además la dinámica del cambio climático es caótica y genera múltiples frentes de emergencia en simultáneo, lo cual impide poder atender con la capacidad adecuada cualquier circunstancia que en el escenario actual sería de rutina. Ciudades costeras afectadas por la subida de las aguas; cientos de millones de evacuados, aumento de las temperaturas de los océanos; perdidas masivas de especies; inundaciones y desertificación de suelos; necesidades básicas de agua, alimentos y energía descubiertas, fragmentación de los centros de poder; caída de las ideologías legitimadoras del modo actual de desarrollo, guerras de rapiñas… Todo esto implica el escenario de cambio climático anunciado por el IPCC a través de la ONU, donde la velocidad con la que pueden emerger nuevos escenarios agota rápidamente el empleo de los recursos disponibles y puede anular por lo tanto nuestra capacidad de reacción ante una situación que se vuelva crítica.
Solo en los Estados Unidos: “La NRC (Comisión Nacional reguladora nuclear de los Estados Unidos) ordenó a los operadores de las aproximadamente 60 plantas de energía nuclear estadounidenses en funcionamiento, que evaluaran su riesgo de inundación actual, utilizando la última tecnología de modelado meteorológico y teniendo en cuenta los efectos del cambio climático. A las empresas se les pidió que compararan esos riesgos con lo que sus plantas, muchas de ellas con casi medio siglo de antigüedad. Según la correspondencia entre la comisión y los propietarios de plantas, 54 de las plantas nucleares que operan en Estados Unidos no fueron diseñadas para manejar el riesgo de inundaciones que enfrentan, 53 no fueron construidos para soportar el riesgo actual de precipitaciones intensas, 25 no tuvieron en cuenta las proyecciones actuales de inundaciones de arroyos y ríos, 19 no fueron diseñados para su marejada ciclónica máxima esperada, 19 enfrentan tres o más amenazas para las que no fueron diseñadas”. Al mismo tiempo la Unión de Científicos Independiente de los Estados Unidos realizó en paralelo sus propias estimaciones para algunas regiones en particular: “1) La estación de generación nuclear de Turkey Point, a 35 millas al sur de Miami, fue diseñada para resistir una marejada ciclónica de 16 pies, pero se espera que la marejada ciclónica actualizada oscile entre 17.4 pies a 19.1 pies 2) La planta de energía de Waterford, fue diseñada para soportar una marejada ciclónica máxima de 23.7 pies sobre el nivel del mar, contra una marejada máxima de 31.8 pies, según los últimos estudios de modelados 3) En la Central eléctrica Surry de Dominion Energy Inc., el lado este de la planta, que es el que está más expuesto a una potencial marejada ciclónica, fue diseñada para soportar una pared de agua de hasta 28.6 pies sobre el nivel del mar en las condiciones actuales, pero una marejada ciclónica combinada con la inundación de un río provocaría una marejada de hasta 38.8 pies. 4) En Peach Bottom, la planta no fue diseñada para su actual riesgo de inundación debido a fuertes precipitaciones, marejadas ciclónicas, inundaciones inducidas por deshielo” [1].
Un accidente nuclear, aunque a nivel local tiene capacidad de impactar al resto del planeta. La nube de Chernbobyl afectó a toda Europa desde Ucrania. Pero además productos contaminados con radioactividad llegaron a Sudamérica como fertilizantes para la industria agrícola o leche en polvo. Grandes poblaciones de este continente también introdujeron en sus organismos radioactividad de Chernobyl cuya fuente de origen estaba a miles de kilómetros a través de productos de consumo masivo contaminados. De igual modo la catástrofe Fukushima en Japón sigue en proceso de devastación del océano Pacífico, afectando la flora y fauna marina de un modo sin precedentes, a tal punto que hoy, no podemos predecir con exactitud cuáles serán las consecuencias para todo el ecosistema del Planeta Tierra. Por ello es importante que cada gobierno se responsabilice e identifique dentro de su propio territorio los riesgos implícitos de todas sus instalaciones nucleares y diseñe planes de contingencia para mitigar el impacto del cambio climático sobre ellas. Insistimos en denunciar que lo peor que puede hacer la industria nuclear en este nuevo escenario es continuar promoviendo aún más el uso de reactores nucleares, alentando como consecuencia, nuevos proyectos en todo el resto la cadena de la industria uranífera. Solo aumentarían el riesgo de una situación ya de por si hipercrítica que dudamos tengan capacidad de respuesta.
También es importante mencionar algunos items necesarios para contra argumentar la irresponsable campaña que se promueve a través del uso de esta energía, donde supuestamente lo nuclear daría un aporte para mitigar los efectos del cambio climático:
1) ¿Qué cantidad de CO2 emite lo nuclear a lo largo de toda la cadena de la industria uranífera?
Para llegar a una simple barra de combustible de uranio la industria uranífera es capaz de dejar un tendal de destrucción, saqueo, contaminación, pérdida de soberanía y en el caso de las minas del norte de África una guerra. Aun así, el relato propagandístico propone lo nuclear como una energía limpia. Lo plantea tan infantilmente como si el reactor fuese una unidad aislada de la realidad y mágicamente autónoma. Una explotación de uranio a Cielo abierto, como propusieron hacer en la Rioja muy cerca de la ciudad capital, puede dejar un agujero en la montaña de 5 km de diámetro. La cantidad de maquinaria utilizada, los procesos de clasificación de la piedra, de lavado, de molienda, el posterior transporte para ser procesado como combustible, el traslado nuevamente a la planta de energía para su consumo, el tiempo de refrigeración en la pileta de enfriamiento una vez agotado, son todas etapas en la vida del combustible que por supuesto generan altas emisiones de CO2. Según estudios por cada 1 Kwh de producción de electricidad se generan en promedio 66 gramos de CO2 en la industria nuclear. Casi el doble que la generación de electricidad geotérmica con 38 gr. y mucho más que en el resto de las renovables donde en la fotovoltaica se producen 30 gr. y en la térmica solar apenas 13 gr. por kWh de generación de electricidad.
2) El problema del aumento de las temperaturas de las aguas y la inoperatividad de los reactores.
Durante el año 2009 una ola de calor afectó Francia provocando la muerte de 1.435 personas. Pero además debieron importar energía del Reino Unido. ¿Si durante una ola de calor los reactores no pudieron operar, entonces, como se verían afectados los reactores nucleares ya emplazados alrededor del mundo en el escenario de cambio climático? Hay que considerar que la mayoría de ellos operan actualmente dentro de la franja de los paralelos donde se prevé una mayor distorsión en las temperaturas de las aguas. “En 2009 un informe indica que 20 GW (gigavatios) de la capacidad total de generación nuclear de Francia de 63 GW estaban fuera de servicio exactamente cuando más se necesitaba. Las razones se entienden fácilmente, 14 de esas 19 centrales nucleares están ubicadas en ríos, desafortunadamente para los franceses, durante las sequías severas, los ríos no poseen ni volúmenes de agua ni tasas de flujo suficientes para disipar suficientemente la acumulación de calor cada vez mayor”.
3) Tiempos de construcción de nuevas centrales nucleares.
Para construir una central nuclear se necesitan empresas especializadas que posean experiencia lograda a lo largo del tiempo. No es un mercado de oferta de servicio abierto para todos. Si además consideramos todas las instancias legales que deben anteceder a la instalación de un proyecto nuclear (como el consenso social, el estudio de impacto y la construcción de una infraestructura para el plan de contingencia) los tiempos de construcción pueden demorar incluso hasta una década que es el tiempo promedio de emplazar un reactor en Estados Unidos. ¿Pero asumiendo que están todas las condiciones garantizadas y resueltas, cuántas centrales nucleares en el mundo se necesitan poner en marcha en paralelo para mitigar los efectos del cambio climático? Si la producción de energía mundial a través de la tecnología nuclear representa un 10 - 15 %, duplicar el parque industrial aportaría muy poco a reemplazar la matriz de generación hidrocarburífera. Para ello se necesitarían poner en marcha otras 400 instalaciones nucleares nuevas, lo cual es prácticamente imposible de acuerdo a los recursos disponibles incluso para el conjunto de los países nuclearizados. Un plan secuenciado en etapas demoraría varias décadas apenas para poder reemplazar otro 10 o 15 % del share de generación. El panel de cambio climático de la ONU habla de un horizonte cada vez más cercano y los efectos irreversibles que tiempo atrás se proyectaban para el 2100, desde hace algunos años comenzaron a reescribirse primero para el año 2070, luego para el 2050 y algunos ahora anticipan un colapso en el 2040. Evidentemente proponer lo nuclear como alternativa para solucionar el problema del cambio climático, no es otra cosa que una irresponsabilidad y un negocio para unos pocos (que ni siquiera llegaran a poder disfrutar).
4) Los altos costos y el desvío de recursos en una alternativa ineficaz a la crisis energética.
A nivel internacional para comparar costos entre tecnologías para producir energía solo hay que remitirse nada más que a las conclusiones del World Industry Nuclear Status Report del 2020. (https://bit.ly/336d4ff pg. 269). “El costo nivelado de la energía (levelized cost of energy, LCOE en inglés) es la medida que permite la comparación entre diferentes fuentes de energía. Expresa la suma de todos los costos (capital de la obra, tasa de descuento, operación y mantenimiento durante la vida útil de la instalación, combustible, desmantelamiento, tratamiento y disposición de residuos, etc) dividido por la energía total producida durante la vida útil. El LCOE puede considerarse como el costo al que hay que vender la energía para obtener un saldo neto nulo al final de la vida útil de la instalación. El análisis para los Estados Unidos realizado por Lazard a finales de 2019, indica, que, en los últimos 5 años, el LCOE de la energía nuclear ha aumentado sustancialmente, mientras que las energías renovables se han convertido en las más baratas de cualquier tipo de generación de energía:
- Energía nuclear 155 dólares/MWh (117 dólares en 2015)
- Energía solar fotovoltaica 40 dólares/MWh, (65 dólares en 2015)
- Energía eólica en tierra 41 dólares/MWh, (55 dólares/MWh en 2015)”.
En Argentina, el parque eólico en Cañadón León, ubicado en Santa Cruz, de 120 MW tiene un valor de inversión estimado de 190 Mu$s (1,6 Mu$s/MW) (*1). Esto se puede comparar con el préstamo tomado por Argentina con China, que en un principio era de 7800 M$s para dos reactores de 1895 MW (4,1 Mu$S/MW). A este monto falta además incluir el costo de desmantelar el reactor cuando finalice su vida útil y del tratamiento de la basura radioactiva que es del orden de 1.000 Mu$s. Este dato está en el orden de lo publicado por el World Nuclear Report del 2020 mencionado antes. Es decir, que con el mismo monto invertido podríamos triplicar o cuadruplicar la producción de energía. Walter Lanosa, vicepresidente de CEA (Cámara eólica Argentina) dijo, en el encuentro "Argentina Wind Power” del 2019: "Hay un potencial de 6000 MW de renovables y cerca de 1000 MW de eólica en operación, 2000 en construcción y 1000 que buscan financiamiento y en las condiciones de hoy están en riesgo". Además, según explicó, “las renovables desarrollaron 10.000 puestos de trabajo y en 2025, estiman, serían unos 30.000” (*2). Por tal motivo pensamos que destinar fondos en una Argentina en plena crisis económica financiera y laboral a lo nuclear es un despropósito. Con una inversión equivalente en renovables, mucho más amigables con el medio ambiente, se generaría hasta 4 veces más potencia instalada y entre 4 o 5 veces más puestos de trabajos genuinos y sostenidos en el tiempo.
5) Disminución del horizonte de extracción del recurso uranífero.
La propuesta de parte de sector nuclear de duplicar el parque mundial de los reactores, para mitigar el impacto del cambio climático, implica consumir a una velocidad doble las reservas de uranio. Estamos viviendo en estos tiempos alrededor del pico de abastecimiento del uranio, al ritmo actual algunos autores sitúan el 2025 el año donde la demanda superará la explotación y otros para el 2030 (*3). De todos modos, tendríamos un horizonte de proyecto muy limitado donde para las próximas décadas el poco uranio remanente sería muy costoso y su extracción prácticamente inviable. ¿Y después qué? Además de la falacia de no emitir gases de efecto de invernadero durante su extracción, tendríamos que afrontar un pasivo enorme y muy difícil desde el punto de vista técnico y económico. Pero además habremos incursionado en un camino que nunca fue la solución y de consumidos recursos que podrían haber sido destinados a una solución verdadera.
En el informe especial publicado en diciembre de 2016 por el Ministerio de Energía y Minería de la Nación (Situación actual y perspectiva de los recursos minerales para combustible nuclear - CNEA), se detallan las posibilidades de explotación del uranio en la Argentina “Desde el punto de vista geológico, estos recursos se encuentran en depósitos de tipo arenisca, volcánico y superficial. En lo que hace a recursos no descubiertos, de acuerdo con el actual conocimiento geológico y metalogénico de las principales unidades de investigación de favorabilidad uranífera del territorio nacional, están evaluados en 80.000 tU”. El informe del MINEM sostuvo que “si fuera factible el proyecto Laguna Salada, se podría abastecer la demanda de los 3 reactores argentinos por 13 años y en caso de incorporarse un cuarto reactor, dicho abastecimiento sería de 9,6 años". Extendiendo el caso para toda la provincia de Chubut, con todos sus recursos uraníferos se podrían abastecer durante 32 años las tres centrales nucleares existentes y si se sumaran otras dos más, el abastecimiento alcanzaría apenas para 12 años. Si tomamos el escenario teórico de autoabastecimiento y consumiendo todas las reservas de uranio del resto de las provincias argentinas, el proyecto no alcanzaría para cubrir la demanda de vida útil de un parque nuclear con 5 reactores operativos durante los próximos 50 años.
Agustín Saiz, Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA) - 1 de julio de 2021
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(1) Fuente: https://www.bloomberg.com/graphics/2019-nuclear-power-plants-climate-change/
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(*3) https://crashoil.blogspot.com/2010/07/el-pico-del-uranio.html?m=
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* Foto de portada: https://www.fairewinds.org/demystify/climate-change-is-real-nuclear-is-not-the-answer
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