La cooperativa La Virgencita encara una campaña para la separación en origen de papel y cartón del resto de los residuos domiciliarios, porque para el recuperador no es lo mismo abrir una bolsa con cualquier cosa que recibir por separado los reciclables. "Lo que para nosotros es basura, para ellos es dinero para poner un plato de comida en la mesa", resaltan desde Cáritas y cuentan que hoy unas 60 familias de San Francisco y Frontera viven del cartoneo.
El cooperativismo se basa en los valores de la cooperación, la igualdad, la justicia, el respeto y el trabajo conjunto. Constituye además una de las fórmulas del autoempleo.
En el marco del Día Internacional de las Cooperativas, bajo el lema "Reconstruir Mejor Juntos", las cooperativas de todo el mundo muestran cómo están afrontando la crisis provocada por la pandemia con solidaridad y resiliencia, ofreciendo a las comunidades una recuperación centrada en las personas y respetuosa con el medioambiente.
Esta es entonces la ocasión ideal para demostrar que los modelos de negocios centrados en las personas, basados en los valores cooperativos de autoayuda y solidaridad y en los valores éticos de responsabilidad social y sentimiento de comunidad, permiten reducir las desigualdades, crear prosperidad común y responder a los estragos que causó el coronavirus.
En el mundo se pueden encontrar millones de ejemplos de cooperativismo como herramienta para desarrollar el crecimiento social. Uno de ellos es la Cooperativa de Trabajo "La Virgencita", que desde hace 10 años, en pleno corazón de barrio Parque donde las necesidades materiales se observan a cada paso, lleva a cabo un valioso aporte a la generación de empleo y cuidado del medioambiente a través del reciclado.
Allí, un grupo de personas acuden todos los días con sus carros cargados de papel y cartón buscando un sustento económico a base de mucho esfuerzo.
Con el impulso de Cáritas Diocesana, la iniciativa que no para de crecer surgió del apoyo que esta entidad de bien público brindó a Eva y Gisella Ferreyra, dos mujeres con historias de vida de sufrimiento que un día se armaron de valor frente a la adversidad y decidieron emprender un camino de trabajo y superación.
A partir de allí, motivados por el entusiasmo que ponían a diario Eva y Gisella juntando papeles y cartón se creó La Virgencita con casa en Lamadrid 822, que pronto se inaugurará un nuevo galpón ubicado en Padre Gervasi y Dante Agodino donde se trasladará en su totalidad la atención de la cooperativa.
A diez años de un sólido trabajo de consolidación y expansión, avanzan con diversas iniciativas cimentadas por el acompañamiento de Cáritas. Por estos días, la cooperativa pone sus energías en una acción que requiere la colaboración de toda la comunidad: la separación de residuos en origen, otra vuelta de tuerca al reciclado.
Más allá del cartón
La Virgencita es un ejemplo de modelo de sustentabilidad urbana donde lo ambiental se teje con lo social; un modelo inclusivo que heredarán las próximas generaciones.
El presidente de Cáritas Diocesana, Emilio Amé, recordó que "desde la actividad de Eva y Gisella comenzamos a pensar en la manera de ayudarlas para que puedan tener un ingreso digno a través del reciclado del papel y cartón".
"La cooperativa surgió como un espacio para las mujeres que juntaban cartón en la calle -siguió. En este proceso en el que se encuentra la cooperativa estamos proponiendo una acción cooperativa comunitaria, entendiendo que entre todos nos podemos ayudar en algo útil".
La idea es "que dentro de cada hogar y establecimiento se encare una acción de separación de cartón y papel del resto de los residuos sólidos que se generan", indicó Amé.
Además de colaborar con el medio ambiente al reducir la cantidad de residuos que terminarán en el ex relleno sanitario, se les facilita el trabajo diario a los recuperadores urbanos.
Recolección
Una vez realizada la separación, el papel y el cartón "deben sacarse a la calle al igual que se hace con el resto de los residuos, con la diferencia de que éstos no sean embolsados para que no se los lleve el camión de Ashira", graficó Amé.
"En algún momento pasará un recolector a buscar el papel y el cartón" que se deja fuera de los domicilios mientras que en el caso de que alguien tenga una gran cantidad, podrá comunicarse al (03564) 434971 y allí coordinamos la manera en que lo pasaremos a buscar".
Recomendó además que tanto el papel y el cartón "preferentemente no tienen que estar mojado y con el menor resto posible de elementos orgánicos de manera que facilite su manipulación. De preferencia pedimos que esté atado, pero si eso no es posible, igualmente lo podemos recoger suelto".
Destino
Una vez recolectado el papel y el cartón se lleva a la sede de la cooperativa donde se le paga a los recolectores de acuerdo al peso del material. Ese elemento es prensado y luego enviado a las papeleras que vuelven a reutilizar el cartón para confeccionar cajas.
"La totalidad del papel y cartón que se junta se vuelve a utilizar evitando que se convierta en desecho contaminante", señaló Amé.
Generar conciencia social y ecológica
El entrevistado dijo que "con este proyecto apuntamos también al cuidado del ambiente como un agregado que beneficia a toda la comunidad. Queremos empezar a generar conciencia sobre la importancia del reciclado de residuos cuidando nuestra 'casa común' y sobre todas las cosas, les damos una mano a todos los chicos que hoy están recolectando papel y cartón en la calle. Lo que para nosotros es basura, para ellos es el dinero que les sirve para poner un plato de comida en la mesa".
Un modelo de reciclaje inclusivo
Alrededor de 60 familias de San Francisco y Frontera viven de lo que produce el acopio diario de papel y cartón.
La Virgencita abona a los recolectores $ 19 el kilogramo de papel blanco y $ 12,50 el kilogramo de cartón y papel de color.
El cartón y papel comprado a los recolectores es vendido luego a distintas papeleras que lo transforman en papel reciclado.
La ganancia de la cooperativa se reinvierte en mejoras en los elementos de trabajo y el mantenimiento de las instalaciones existentes.
El aporte de cada recolector varía entre los 60 y 70 kilogramos diarios.
Cada recolector pasa unas 6 horas por día caminando por distintos sectores de la ciudad. La mayor actividad del cartonero se da en las primeras horas del día y se extiende casi hasta el mediodía. Luego el ritmo se retoma a últimas horas de la tarde.
El centro de San Francisco es el lugar preferido por ser el sector de la ciudad donde se generan más residuos de papel y cartón. Los comercios gastronómicos también son muy buscados.
Cada recolector tiene su circuito de recolección armado con puntos de recolección específicos.
Fuente:
Recicladores piden colaboración a la comunidad para hacer una recolección diferenciada, 3 julio 2021, La Voz de San Justo.
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