lunes, 8 de marzo de 2021

Obsceno: a los policías del caso Facundo los defiende el abogado del municipio de Villarino

Desde hace unos días el doctor Sebastián Martínez ya aboga por los bonaerenses González, Sosa, Curuhinca y Flores. Pero ellos aún no fueron ni procesados ni imputados. ¿Una inesperada confesión de parte? El año pasado el mismo abogado “se metió” en el expediente como representante legal del intendente Carlos Bevilacqua. Un doctor con chapa ligado a Massa.

por Daniel Satur

El jueves 19 de febrero, como ya informó este diario, un nuevo allanamiento en el Puesto de Vigilancia Policial de la localidad de Teniente Origone (partido de Villarino) arrojó resultados importantes para la causa en la que se investiga la desaparición forzada seguida de muerte de Facundo Astudillo Castro.

Entre los elementos relevados (con participación de les perites de la querella Virginia Créimer y Marcos Herrero -con sus canes Yatel y Casay-) se encontró un trozo de piedra turmalina compatible, según las fuentes consultadas, con otro pedazo hallado el 18 de septiembre de 2020 en un rincón del baúl de un patrullero de la Policía Bonaerense de Bahía Blanca.

En una reciente entrevista con La Izquierda Diario, Cristina Castro no dudó sobre la pertenencia de esa piedra. “Conozco esa turmalina, era una piedra larga que yo se la había colocado en el cuello a mi hijo el día que inauguraron la cervecería del amigo. Cada uno de los integrantes de la cervecería tiene una turmalina colgada en el cuello, porque Turmalina se llama la cervecería. En estos días se cumplió un año de que le coloqué esa piedra a Facu en el cuello”.

En el allanamiento, además, se levantaron rastros biológicos detectados con pruebas de luminol sobre superficies y objetos ubicados en la comisaría, que deberán peritarse para determinar si son compatibles con el ADN de Facundo.

Teléfonos descompuestos

Como se recordará, además de ordenar el allanamiento en la comisaría de Origone, la Cámara Federal de Bahía Blanca hizo lugar al pedido de los fiscales Andrés Heim y Horacio Azzolin para que se secuestren y periten los celulares de los agentes Alberto González, Mario Sosa, Jana Curuhinca y Siomara Flores, sospechosos de haber hecho desaparecer al joven de 22 años el 30 de abril en la Ruta 3.

A la familia de Facundo no le resultó nada casual que los cuatro policías hayan elegido el mismo día del allanamiento en Origone para entregar en sede judicial cuatro teléfonos que, según afirmaron desde la querella, estaban en un evidente estado de desuso y hasta de destrucción. Las pericias deberán determinar si esos son realmente los teléfonos que usaron los policías el día de la desaparición de Astudillo Castro y los días posteriores. Y si lo son, habrá que ver si algo puede rescatarse de ellos.

A ese hecho se agrega otro, que la familia de Facundo no puede tomar más que como una provocación. Se trata de la presentación en el expediente de los abogados Sebastián Baltazar Martínez y María Virginia Stacco, quienes a través de dos escritos (del 17 y 18 de febrero) anunciaron que se constituyen como “defensores” de González, Sosa, Curuhinca y Flores.

La presentación de los letrados puede haber sorprendido a algún desprevenido. Primero porque piden ser designados como “defensores” de policías que (por la complicidad de la jueza María Marrón y del fiscal original de la causa Santiago Ulpiano Martínez) aún no están siquiera imputados. Y segundo porque cuatro días después de presentarse ya solicitaron al Juzgado Federal un pronto despacho para poder hacer vista urgente del expediente y control de prueba. Lo que se dice, una verdadera “confesión de parte”.

¿Quién es Sebastián Baltazar Martínez?

Nació en Bahía Blanca hace 45 años. Se recibió de abogado en 1999 en la Universidad Católica de La Plata. Por aquellas épocas de estudiante en la capital bonaerense empezó a militar en el peronismo, donde con referentes como Julio Alak y las huestes de Eduardo Duhalde abrazó importantes valores neoliberales.

Desde hace años tiene un estudio junto a la doctora Stacco y otros colegas en Saavedra 10 (entre Colón y O’Higgins), en el centro de Bahía Blanca. Desde allí ha logrado construir una cartera de clientes que lo convirtieron en uno de los letrados más resonantes del sur bonaerense, siempre patrocinando a empresarios, funcionarios y policías. “Obviamente lo hace sin distinguir entre actividades legales e ilegales”, lo caracteriza una fuente bahiense conocedora del mundillo judicial.

Entre los clientes “institucionales” de Martínez está nada menos que el Sindicato de Empleados Municipales de Bahía Blanca. Pero como siempre le gusta estar de “los dos lados del mostrador”, a su vez tiene una estrechísima relación con la familia Bevilacqua, sobre todo con Gustavo (exintendente de Bahía) y con Carlos (actual intendente de Villarino). Tan estrechos son que hace pocos años Martínez fue tentado por los hermanos para integrarse a las listas electorales del Frente Renovador de Sergio Massa.

Si bien esa candidatura no prosperó, hoy Martínez es un defensor público de las gestiones de Carlos Bevilacqua en Villarino y de Axel Kicillof en la provincia. Particularmente suele ensalzar la figura de Sergio Berni, el ministro de Seguridad que banca a muerte a los criminales de uniforme y en las últimas semanas viene anunciando su proyecto electoral con pintadas que ya se vieron en Bahía Blanca. Entre otras cosas, parece que a todos ellos los une el cariño por la Bonaerense.

Mate y venga

La primera vez que Sebastián Martínez apareció en la causa de Facundo Castro no fue hace pocos días. Fue el 30 de julio de 2020, cuando se presentó en el Juzgado Federal 2 de Bahía Blanca con un escrito que llevaba la firma del intendente de Villarino Carlos Bevilacqua.

Allí se le pedía a la jueza Marrón que les “haga saber, si el estado procesal lo permite, si algún funcionario municipal hoy es materia de investigación, sospechoso/sospechado de haber cometido conducta ilícita investigada en el presente proceso, o si dentro de las varias líneas investigativas algún funcionario municipal o su conducta son objeto de reproche”.

Ese mismo día el doctor Martínez dijo en el programa “Frente a Cano” de FM Altos de Bahía Blanca que “a partir de las declaraciones de uno de los abogados de la querella en cuanto a un posible supuesto encubrimiento de un funcionario del Municipio de Villarino entendimos que era prudente recurrir a la causa para saber si es así y actuar en consecuencia”. Martínez hablaba como un funcionario más en defensa de la gestión massista encabezada por Bevilacqua.

Al día siguiente de esa presentación en el Juzgado, en la comisaría de Teniente Origone (Villarino) Marcos Herrero y su perro Yatel encontraban un amuleto de madera, con forma de sandía y con una vaquita de San Antonio en su interior. Era de Facundo. Fue en el marco de un allanamiento que las querellas habían pedido mucho tiempo atrás. En ese mismo momento, el fiscal Ulpiano Martínez le respondía por escrito al intendente Bevilacqua que “no existe por parte del Ministerio Público Fiscal imputación alguna respecto de funcionarios del Municipio de Villarino”.

No hay que soslayar que ese mismo 31 de julio el intendente Bevilacqua recibía en la localidad de Médanos al jefe de la Policía Bonaerense, Daniel García. Luego de reunirse con el jefe comunal, con el jefe de la Departamental Regional Bahía Blanca Gustavo Cheppi y con el superintendente de Seguridad Región Interior Sur Aldo Caminada, García dijo ante el sitio La Brújula 24 que había sido enviado por Berni para "intervenir" las comisarías involucradas en el caso. Aunque aclaró que “de ninguna manera hay una sospecha sobre nuestros policías”.

Tres días después, cuando se supo públicamente del hallazgo de la sandía de madera, Bevilacqua habló en el programa conducido por Luis Cano. Pendenciero, se tiró contra el abogado Leandro Aparicio, patrocinante de la familia de Facundo. “Es un desfachatado, un barullero, todo le importa tres carajos y habla porque el aire es gratis”, dijo el intendente (también abogado). Y hasta le sugirió al Poder Judicial (aunque no es parte en la causa) que investigara la “pista narco”, sin ningún argumento y ensuciando a la víctima.

Curiosamente, mientras pedía que la gente se informara a través de medios apologistas de la Bonaerense como La Brújula 24, Bevilacqua no hizo ninguna mención al hallazgo del amuleto de Facundo, una prueba objetiva que involucra a la Policía de su distrito. Sólo se limitó a decir que él es “respetuoso de la Justicia, los únicos que tienen que intervenir son las autoridades competentes, el fiscal y el juez, ellos tienen que avaluar”. Claro, se refería a Ulpiano Martínez y María Gabriela Marrón.

La rabia de Bevilacqua con Aparicio era porque la querella había cuestionado fuertemente la existencia de irregularidades en tres informes sobre lectoras de patentes de vehículos ubicadas en puestos de control en la Ruta 3, elaborados por el Municipio y volcados al expediente.

Por esas horas Aparicio no sólo denunciaba públicamente las irregularidades del Municipio. También se presentaba en sede judicial para denunciar a Martín Pacheco, el secretario de Protección Ciudadana de Villarino. Él es el funcionario que firmó uno de los informes irregulares de las lectoras de patentes.

Ese mismo 31 de julio, también por el aire de FM Altos, Aparicio decía respecto a Sebastián Martínez que “está especializado en decir mentiras para defender a sus clientes”. Y pareció convertir su sagacidad y experiencia en profecía: “no vaya a ser que Martínez en breve termine siendo abogado de los policías. Si es así lo voy a celebrar, porque se estarán sacando las caretas”.

Dicho y hecho, casi siete meses después del vaticinio del abogado de la familia Castro, Martínez se presentó en el expediente junto a su socia para ser tomado como defensor de un grupo de policías que, pese a que tienen muchísimas preguntas por responder, aún no fueron siquiera llamados a indagatoria.

¿A quiénes defiende Martínez?

Hasta ahora lo que se sabe fehacientemente es que Mario Sosa y Jana Curuhinca son quienes pararon a Facundo en la ruta 3 la mañana del 30 de abril. Le labraron un acta por no respetar la cuarentena pero lo dejaron seguir cuando en rigor el decreto de Alberto Fernández obligaba a la Policía a llevar al joven a su casa. Le tomaron fotos a su DNI (que nunca más apareció). Y Curuhinca lo fotografió de espaldas, parado frente al patrullero, al lado de Sosa. Ninguna foto de frente, como a cualquier persona. No se sabe aún si sacaron más fotos (probablemente sí), pero esas son las que mandaron a sus superiores.

Se sabe también que Siomara Flores es media hermana de Curuhinca y que a mediados de junio aseguró haber levantado en la ruta a Facundo y llevarlo unos 30 kilómetros desde Mayor Buratovich a Teniente Origone. También es quien junto a Sosa, el 13 de julio, se presentaron ante sus superiores de la Bonaerense para “informar” que sabían de la existencia de una “testigo” que aseguraba haber llevado al joven a Bahía Blanca. La tristemente célebre “Testigo H”.

Por si fuera poco el 8 de mayo, el mismo día en que el patrullero Etios de Bahía rondaba el cangrejal de Villarino Viejo, Siomara Flores desinstaló la aplicación de WhatsApp de su teléfono, borrando todo el archivo de comunicaciones, imágenes y audios que tenía.

Alberto González es el último policía que (según consta en el expediente) vio por última vez vivo a Facundo. Lo primero que declaró fue que el 30 de abril al mediodía recibió un “llamado anónimo” donde le decían que un joven caminaba por la banquina a la altura del kilómetro 750 de la Ruta 3. Que fue hasta allí y al encontrarse con Facundo le fotografió su licencia de conductor (no tenía el DNI), corroboró que poco antes le habían labrado un acta de infracción en Buratovich y lo dejó seguir.

En menos de tres días González diría dos cosas diferentes. El 15 de junio dijo que, tras dejar a Facundo en la ruta, vio por el espejo retrovisor que se subía a una camioneta Renault Duster Oroch gris oscura. Pero el 18, en medio de un rastrillaje, cambió su relato y le dijo a la propia Cristina Castro que en verdad lo vio alejarse caminando, sin subirse a ningún vehículo. González ese día estaba a cargo de la Estación de Vigilancia Policial de Teniente Origone.

Muy probablemente Sosa, Curuhuinca, Flores y González sepan todo lo que le pasó a Facundo. Pero hasta ahora no lo dijeron. ¿Cuánto más podrán ocultar si finalmente los dos pedazos de turmalina, hallados a 60 kilómetros de distancia uno de otro, en distintas dependencia policiales y con meses de diferencia, encastran como piezas de un rompecabezas?

De todo eso estarán hablando por estas horas esos policías con sus flamantes patrocinantes legales Sebastián Baltazar Martínez y María Virginia Stacco. Habrá que ver cuánto de todo eso le sirve a los letrados para pergeñar una estrategia de defensa que deje lo mejor parados a sus clientes.

Por lo pronto, fuentes directas de la investigación dijeron a este diario que, hasta el momento, oficialmente el doctor Martínez sólo patrocina a Alberto González. Lo hace junto a la doctora Stacco, quien oficialmente defiende a los cuatro. Pero Martínez y Stacco son más que socios. Por eso muchos aseguran que la maniobra de Martínez de defender formalmente solo a uno de los implicados, no es otra cosa que una táctica preventiva ante cualquier complicación futura.

Obviamente Martínez y Stacco no trabajarán gratis, por mero cariño y honor a la Policía Bonaerense. Y no serán los “salarios en blanco” (con perdón de la expresión, no se los debe confundir con trabajadores) los que alcancen para costear esos abultados honorarios. ¿Quién pagará la cuenta y las costas? Capaz “Asuntos Internos”, que maneja con recelo el propio Sergio Berni, tenga la respuesta.


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Fuente:

Daniel Satur @saturnetroc, Obsceno: a los policías del caso Facundo los defiende el abogado del municipio de Villarino, 5 marzo 2021, La Izquierda Diario. Consultado 8 marzo 2021.

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