Desde el lunes a la medianoche, el agua se apoderó de la capital. El recuerdo de las fuertes precipitaciones de 1899, 1975 y 2014 reavivan el temor.
Desde la medianoche del lunes, la lluvia se apoderó de una ciudad de Neuquén que ve como algunas de sus calles quedan bajo el agua. El fenómeno revuelve la historia y recuerda jornadas históricas enmarcadas en las perdidas y el dolor. Se trata de las tres inundaciones que padeció la capital de la provincia en 1899, 1975 y 2014. Las precipitaciones que prometen quedarse hasta el próximo jueves, inclusive, se encuadran, como si pareciera poco, en una pandemia que ya condiciona la vida cotidiana.
El estado de alarma comenzó en las primeras horas del martes cuando desde el Servicio Meteorológico indicaron que de acuerdo a las mediciones ya habían caído unos 25 milímetros hasta las 9 de la mañana, lo que ya había superado la media mensual para julio, que es de 15.9 milímetros. En horas de la tarde, el agua ya había superado los 50 milímetros, aumentando la preocupación.
Pero, la problemática se agravó con el pronóstico de que las precipitaciones continuarán hasta el jueves. Ese disparador lleva a los ciudadanos neuquinos la peor imagen: las inundaciones de 2014. Para los que tienen un par más de años a ese recuerdo se le agrega la de 1975. Aunque, los libros de historia agregaran a esa cronología de catástrofes la que sucedió en 1899, cuando la lluvia alimentó tanto el río Limay, que sus afluencia llegó a lo que ahora es la Ruta 22.
La primera inundación dejó a varado al Presidente Roca
El otoño de 1899, cuando la capital todavía no existía y sólo era un pequeño caserío ubicado en la zona más alta, confluyó una serie de factores climáticos que hicieron que tanto el río Limay como el Neuquén bajaran con una caudal imponente, arrasando con todo lo que había a su paso.
Pero la peor parte se la llevó la provincia de Río Negro: las ciudades de Viedma y Carmen de Patagones fueron arrasadas por el agua, al igual que las pequeñas poblaciones del Alto Valle rionegrino.
En aquel momento, el presidente Julio Argentino Roca había sido invitado a la inauguración de la línea de ferrocarril Bahía Blanca, pero su viaje se vio interrumpido por aquellas inundaciones y el tren que traía al mandatario quedó varado en Chelforó. Se realizó una pequeña ceremonia formal para la inauguración, pero la lluvia frustró la visita presidencial.
La de 1975: cuando el cementerio cobró vida
Llovía y seguía lloviendo. Nadie se imaginó que ese 11 de marzo quedaría marcado en el almanaque como un día de catástrofe en la historia de la ciudad y de la provincia. Lo peor llegaría en las siguientes horas de manera sorpresiva, inesperada, porque en aquel tiempo los pronósticos meteorológicos no contaban con la tecnología de la actualidad. Podían anticipar tormentas y chaparrones, pero sin mayores precisiones en cuanto a los horarios y a la intensidad que tendrían. Cerca de las 21, informaron que la cantidad de agua acumulada había alcanzado los 100 milímetros. Todo un récord. Y las precipitaciones seguían.
"Ya en la madrugada, entre las 5 o las 6, [...] mi papá abrió la puerta del garaje con dificultad debido a la gran cantidad de materiales que habían quedado en la vereda. Pero no era cualquier material. Se trataba de cruces, placas de metal con epitafios, virgencitas, flores naturales y de plástico y hasta un pedazo de madera que parecía pertenecer a la tapa de un ataúd. El agua había socavado la tierra de tal manera que algunas tumbas y nichos habían quedado al descubierto. Afuera seguía lloviendo como nunca. No había parado en toda la noche", describió el periodista Mario Cippitelli, testigo y vecino del cementerio del centro de la ciudad.
2014: el temor vivo que atraviesa a todos
Durante la madrugada del 7 de abril del 2014, una gran tormenta descargó toda el agua que venía acumulando desde distintos frentes, y en menos de 24 horas cayeron casi 118 milímetros, un registro que ubicaría a ese día como el segundo de más lluvia de la historia. El total de agua acumulada alcanzó finalmente los 264 milímetros, cuando la media histórica del mes era de tan solo 15,7.
Se estima que el 80 por ciento de la capital neuquina quedó bajo agua, con barrios aislados y pérdidas millonarias, no solo debido a los daños generados en las calles y las viviendas, sino porque además paralizó gran parte de la actividad comercial concentrada en el Bajo neuquino. Hubo negocios que perdieron su mercadería porque terminaron inundados. Otros directamente no pudieron abrir sus puertas por el estado de las calles.
Fue tal la fuerza de las corrientes que bajaban desde las bardas, que abrieron socavones que dejaron al descubierto instalaciones de agua y gas, y cimientos de viviendas, rompieron pavimento y borraron calles.
Se espera que los planes de gobierno que se hayan realizado ayuden a que no vuelva a ocurrir graves pérdidas y que la lluvia merme para que alguno de estos días de julio no se vuelva el cuarto día histórico.
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Fuente:
Lluvia: las tres inundaciones históricas que sacudieron a Neuquén, 22 julio 2020, LM Neuquén.
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