Teherán
analiza un fuego en el complejo de Natanz, el segundo incidente en
una instalación estratégica en el plazo de una semana.
por
Ángeles Espinosa
Irán
informó el pasado jueves de un incendio en el complejo nuclear de Natanz, sin llegar a aclarar las causas. Su secretismo al respecto y
el que seis días antes hubiera una explosión en las proximidades deuna importante factoría militar a las afueras de Teherán, han
alentado la sospecha de un posible sabotaje. Dos accidentes en
instalaciones estratégicas en menos de una semana resultan demasiada
coincidencia. Más aún cuando el país es objeto de una campaña de
máxima presión por parte de Estados Unidos que intenta forzarle a renunciar a sus ambiciones regionales y su programa de misiles,
además de al proyecto atómico.
“Una
de las casetas en construcción en un área abierta del complejo de
Natanz ha resultado dañada”, anunció la Organización de la
Energía Atómica de Irán (OEA). El gobernador provincial dijo más
tarde que se había producido un incendio. A partir de ahí, las
explicaciones han sido confusas y los responsables iraníes no han
aclarado la causa del incidente, que algunos expertos han calificado
de “muy extraño”. El Consejo Supremo de Seguridad Nacional
declaró el viernes que habían determinado el origen, pero que no
podían revelarlo aún “por motivos de seguridad”.
La
imagen que difundió la OEA muestra un edificio de una planta con el
tejado dañado por el fuego, y puertas y ventanas desencajadas. Su
portavoz, Behruz Kamalvandi, aseguró que no se habían interrumpido
las operaciones, que “en su mayor parte se realizan bajo tierra”.
También rechazó la posibilidad de contaminación radioactiva.
Utilizando
imágenes por satélite, David Albright y otros dos investigadores
del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional han
concluido que referirse al lugar del incidente como “una caseta es
un eufemismo notable”. En su opinión, “el fuego ocurrió en un
taller de montaje de centrifugadoras”. Además, han observado
“importante daño estructural en el edificio”.
1. The site of the fire was identified as the new advanced centrifuge assembly workshop, located near the Natanz Pilot Fuel Enrichment Plant. Both are important features of the Natanz site, w/ the workshop being a critical part of Iran’s plan to deploy 1000s of adv. centrifuges. pic.twitter.com/Xi0JVu10Li— Inst for Science (@TheGoodISIS) July 3, 2020
Las
centrifugadoras son las máquinas en las que se enriquece el uranio
que constituye el combustible tanto para alimentar un reactor nuclear
como para un arma atómica. Natanz, una ciudad situada a 300
kilómetros al sur de Teherán, alberga la mayor planta de
enriquecimiento de Irán y su centro de montaje de centrifugadoras es
clave para acelerar ese proceso. La amenaza iraní de retomar su programa tras la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear
requiere desplegar miles de esos aparatos en sus instalaciones
subterráneas de Natanz y Fordow. Sus dirigentes siempre han negado
tener objetivos militares.
“El
montaje de los rotores de las centrifugadoras exige un ambiente
limpio, lo que significa que las cenizas, los escombros y el polvo de
un incendio y explosión son un notable revés para el proceso, más
allá del daño físico que hayan causado”, explica el informe del
citado Instituto contradiciendo la versión oficial.
El
servicio en persa de la BBC recibió un comunicado de un grupo hasta
ahora desconocido, Guepardos de la Patria, que se responsabilizaba de
la explosión sin facilitar ninguna prueba. El texto decía que sus
miembros son parte de la “oposición clandestina dentro del aparato
de seguridad de Irán”. La emisora no ha podido confirmar ni la
autenticidad de la reclamación ni la existencia del grupo.
Albright
y sus colegas no entran en si se ha tratado de un accidente o de un
sabotaje, pero los propios responsables iraníes han dado alas a esta
última posibilidad. “Si se prueba que nuestro país ha sido
objetivo de un ciberataque, responderemos”, declaró el jefe de la
defensa civil, Gholamreza Jalali, a la televisión iraní. Poco
antes, una información de la agencia de noticias estatal, IRNA,
mencionaba la posibilidad de que lo sucedido fuera obra de Israel o
Estados Unidos, sin acusarlos directamente.
No
sería la primera vez. Natanz ya sufrió hace diez años el Stuxnet,
el primer virus informático creado para atacar plantas industriales
y tras cuyo desarrollo se sospechó que estaban esos dos países.
Pero, además, el inexplicado incendio se ha producido tras la
explosión el viernes anterior en un complejo militar de las afueras
de Teherán. Aunque las autoridades atribuyeron al estallido de unos
“depósitos de gas con fugas” la imponente bola de fuego que
durante varios segundos iluminó la noche de la capital, imágenes de
satélite la han situado después en el centro de desarrollo de
misiles balísticos de Khojir.
“Obviamente,
no puedo hacer comentarios al respecto”, respondió el primer
ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al ser preguntado por los dos
sucesos. Israel ha sido la punta de lanza de la oposición regional
al acuerdo nuclear con Irán. Con la Administración Trump empeñada
a forzar una renegociación de ese pacto a base de someter a la
República Islámica a durísimas sanciones económicas y
financieras, tampoco sería de extrañar una vuelta a las acciones
encubiertas.
Por
su parte, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA)
tuiteó que estaba “al tanto del incidente” de Natanz y que
intentaba confirmar que sus inspectores “pueden continuar con sus
actividades de verificación” en el lugar.
Fuente:
Ángeles Espinosa, El confuso incendio en una instalación nuclear de Irán: ¿accidente o sabotaje?, 4 julio 2020, El País. Consultado 6 julio 2020.
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