Kate
Brown, ensayista e investigadora, ha investigado la catástrofe de
Chernóbil. Tengo 54 años. Nací en Chicago y vivo entre Boston y
Washington DC. Casada, tengo un hijo. Profesora de Ciencia,
Tecnología y Sociedad en el MIT. Con la pandemia vivimos una gran
crisis histórica que nunca pensé que vería, y cada día paso de la
desesperación al optimismo. La Iglesia católica me ha decepcionado.
por
Ima Sanchís
Lo
de Chernóbil se veía venir?
Un
documento ultrasecreto del politburó revela que antes del 26 de
abril de 1986 se habían producido 104 accidentes de pequeña
envergadura en la central nuclear.
¡...!
Los
ingenieros nucleares sabían que el reactor RBMK tenía serios
defectos de diseño. Repararlo hubiera costado dinero, así que no lo
hicieron.
¿Fukushima
también se veía venir?
Ingenieros
y sismólogos advirtieron que en esa costa había habido fuertes
tsunamis y que el muro que protegía a la central no era lo
suficientemente grande, pero los empresarios decidieron que era
demasiado caro elevarlo.
Chernóbil
pasó pronto al olvido.
El
gobierno soviético dio una serie de directrices confidenciales sobre
cómo debían cubrir el accidente los medios de comunicación:
ensalzar el heroísmo de los 600.000 liquidadores y asegurar a la
población que la contaminación radiactiva había sido contenida
dentro de la zona de los 30 km de Chernóbil. Al resto del mundo le
interesó no ahondar en el tema.
Ucrania
era el granero de Rusia y siguió alimentando a la población.
La
industria alimentaria publicó manuales explicando a las plantas
empaquetadoras de carne que mezclaran la carne limpia y la radiactiva
para hacer salchichas y distribuirlas a todo el país.
¿La
economía se impone a la vida?
El
dinero desempeña un importante papel en los cálculos relativos a la
seguridad y el riesgo. Mueren cuatro millones y medio de personas al
año a causa de la contaminación atmosférica, pero los propietarios
de las fábricas argumentan que les resulta muy caro colocar filtros
adicionales en las chimeneas industriales, medidas que reducirían
enormemente esas muertes.
¿La
infección viral y el cambio climático van de la mano?
El
78 % de las muertes europeas por la Covid-19 en los primeros meses del
2020 se ha producido en regiones del norte de Italia y del centro de
España donde las emisiones de dióxido de nitrógeno son más
elevadas. En Estados Unidos los patrones son similares. Es necesaria una
mayor participación ciudadana en la toma de decisiones en relación
con nuestra salud y seguridad.
¿Cuántas
nucleares hay en el mundo?
Más
de 400 centrales, cien están en Estados Unidos y de estas, 59 tienen más de
30 años, el tiempo de vida autorizado para una planta nuclear. La
mayoría de los reactores nucleares están en la línea de costa,
donde las tormentas son cada vez más habituales. Parece que tenemos
todos los puntos para vivir una nueva catástrofe nuclear.
¿Emergerá
la radiactividad enterrada?
Emerge
cuando se cosechan productos en áreas que estuvieron
contaminadas en la antigua URSS y por toda Europa. Y la radiactividad
de Chernóbil nos persigue cada vez que hay uno de los numerosos
incendios forestales en las regiones contaminadas. El humo y la
ceniza viajan extensamente.
¿Hay
alternativa viable a las nucleares?
Las
renovables son mucho más seguras y mucho más baratas. La mayoría
de los gobiernos tienen que subvencionar a las empresas nucleares (ha
sido así desde los años cincuenta) y después la población tiene
que gastar miles de millones para limpiar y almacenar los residuos.
¿Y
para quién son los beneficios?
En
el ámbito de la esfera nuclear los beneficios se privatizan; el
desarrollo, el riesgo y los residuos se socializan.
¿Qué
paralelismos ve entre estos accidentes nucleares y la pandemia que
nos asola?
La
tendencia neoliberal en la sanidad ha llevado a poner el foco en la
responsabilidad del paciente. Si tienes cáncer, algo malo habrás
hecho: una dieta pobre, demasiada ansiedad, mala genética; a pesar
de que dos terceras partes de todos los cánceres tienen origen
ambiental.
Entiendo.
El
cáncer está aumentando de forma constante desde la década de los
cincuenta con la propagación de la energía nuclear y de las toxinas
químicas. Nos hemos dicho a nosotros mismos que podemos protegernos
si tenemos cuidado y vivimos de la forma correcta. Los supervivientes
de Chernóbil aprendieron lo que todos estamos aprendiendo ahora: no
hay escapatoria.
Debemos
cambiar de prioridades.
Con
la pandemia somos más consciente de la interconectividad de los
mercados globales, pero también de la de los cuerpos humanos con
plantas, animales, virus y micobacterias que habitan la atmósfera.
Deberíamos aprender a tratar esa relación con mayor respeto. La
pandemia, al igual que Chernóbil, es un desastre tanto ecológico
como social y sanitario.
¿Tiene
fe en la humanidad?
El
6% del ADN humano procede de virus. Gran parte de nuestro cuerpo se
rige por el ADN de los microbios. Estas investigaciones nos dicen que
debemos mirar a nuestro entorno como un aliado y no como algo que ha
de ser derrotado.
...
Aprendamos
de nuestros compañeros terrestres. Un árbol en el bosque solo es
tan fuerte como el árbol más débil, porque actúan como un solo
organismo. Sabemos que la supervivencia de los más aptos no es una
descripción acertada de la naturaleza, y tampoco debería serlo para
la sociedad humana.
La
verdad velada
Para
explicarnos lo que ocurrió en Chernóbil ha leído miles de
informes, ha vivido en Ucrania y Bielorrusia, ha entrevistado a
científicos, a expertos y a cientos de afectados que, pese a vivir
muy lejos del reactor, fueron infinitamente más contaminados que la
ciudad fantasma de Prípiat. Todo ocurrió a través de las
corrientes de aire y de las salchichas y la leche con las que se
alimentaron millones de ucranianos, bielorrusos y rusos… En su
aclamado libro Manual de supervivencia. Chernóbil. Una guía para el
futuro (Capitán Swing) desvela la amplitud de la devastación y el
encubrimiento internacional sobre las consecuencias actuales del
impacto de la radiactividad de todas las pruebas de armas nucleares
que han tenido lugar y otros accidentes que incluso desconocemos.
Fuente:
Ima Sanchís, “La probabilidad de sufrir otra gran catástrofe nuclear es muy elevada”, 22 mayo 2020, La Vanguardia. Consultado 6 julio 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario