Detección
de SARS-CoV-2 en el ambiente. Un equipo de científicas argentinas
desarrolló un método que permite descubrir la presencia del
coronavirus en aguas residuales. La iniciativa permite registrar
aumentos o descensos de la circulación del SARS-CoV-2 entre la
población. Y, si las mediciones se extienden en el tiempo, podría
brindar una señal de alerta temprana ante eventuales rebrotes de la
enfermedad.
por
Gabriel Rocca
Uno
de los problemas que no se ha podido resolver en el marco de la
pandemia de COVID-19 es la evaluación precisa del nivel de
circulación del SARS-CoV-2 en una determinada población. El hecho
de que 8 de cada 10 pacientes infectados no presenten síntomas
(algunos estudios indican que ese número es todavía mayor)
dificulta mucho ese cálculo. Por otro lado, el costo económico que
implica la realización de testeos masivos hace que muy pocos países
puedan implementarlos y que sólo puedan ser realizados sobre
sectores puntuales de las sociedades o poblaciones muy pequeñas.
Con
la idea de realizar un aporte complementario para enfrentar este
desafío, un equipo de científicas argentinas ha desarrollado un
método que permite detectar la presencia de SARS- CoV-2 en aguas
residuales. “Este es un virus de transmisión respiratoria y la
mayor carga viral uno la encuentra, justamente, en las vías
respiratorias de un individuo. Pero este virus también se excreta en
materia fecal. Entonces, el virus termina en el sistema de cañerías
que llevan esas aguas residuales hasta las plantas depuradoras”,
indica la investigadora de CONICET Viviana Mbayed.
Muestras
que valen por miles
Mbayed,
junto con un grupo de colaboradoras (ver recuadro), viene trabajando
hace varios años en el Instituto de Investigaciones en Bacteriología
y Virología Molecular de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la
UBA, en la búsqueda y caracterización de virus que están en el
ambiente, en particular en el agua y en alimentos, que participan de
lo que se llama “ruta oral-fecal de contagio”. “Ahora tuvimos
que adaptar un poco la metodología hacia la detección de este
virus, que tiene características diferentes a los virus desnudos con
los que veníamos trabajando”.
Esta
iniciativa permite, a partir de la aplicación de técnicas similares
a las de PCR, utilizadas en los estudios clínicos, hallar rastros
del genoma del SARS-CoV-2 en una muestra compuesta por el material
aportado por cientos y hasta miles de individuos, incluso por
aquellas personas que son asintomáticas. “Este es uno de los
puntos que nosotros destacamos. Esta metodología constituye un
aporte interesante porque uno está encontrando el material genético
del virus que es excretado no solo por la gente que presenta síntomas
sino también por las personas que tienen infecciones asintomáticas
o con muy pocos síntomas, muchas de las cuales no son captadas por
el sistema sanitario”, subraya Mbayed.
Diferentes
estudios han demostrado que el virus se excreta en cantidades
importantes en materia fecal. Por lo tanto, es esperable una
correlación entre la circulación del virus y su detección en aguas
residuales. De allí que el proyecto apunta a realizar “una
vigilancia poblacional masiva de SARS-CoV-2, a partir de un método
no invasivo, que no se basa en la toma de muestras a personas
individuales sino en muestras de aguas cloacales que nos va a decir
la cantidad de virus que hay en un determinado momento en la
población y cómo se modifica en función del tiempo”, dice Mbayed
con entusiasmo. Y completa: “Se trata de una herramienta
complementaria para investigar la circulación del virus en la
sociedad”.
Una
de las ventajas que tiene esta metodología, que ya se viene
aplicando en varios países como Holanda, España, Italia, Estados
Unidos y Francia, es que si el monitoreo se extiende en el tiempo, la
mediciones periódicas podrían funcionar como una señal de alerta
temprana frente a un eventual rebrote, ya que podría registrarse un
aumento en la concentración del virus antes de que los infectados
sean detectados por el sistema de salud. También podría ser útil
para medir el resultado de las diferentes medidas que se adopten para
combatir la pandemia.
Los
pasos próximos
Esta
iniciativa forma parte de los 64 proyectos (entre más de 900
postulaciones) que fueron seleccionadas para recibir financiamiento
estatal en la “Convocatoria Extraordinaria IP-COVID-19” de la
Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico
y la Innovación.
Asimismo,
el equipo encabezado por Mbayed, fue convocado para integrar el grupo
«Detección de coronavirus en el ambiente, con foco inicial en
líquidos cloacales», que funciona en el marco de la Unidad
Coronavirus del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. La
idea es que sus integrantes coordinen las acciones que forman parte
de sus iniciativas, que incluyen: monitorear los líquidos cloacales
en estaciones de bombeo y plantas de tratamiento de agua, describir
la diseminación del virus en el entorno urbano y relacionarlo con la
información proveniente de los diagnósticos clínicos.
Este
grupo tuvo, recientemente, su primera reunión virtual encabezada por
la titular de la Unidad de Gabinete de Asesores, Carolina Vera. Allí
cada uno de los equipos presentó los objetivos principales de sus
investigaciones y se definieron las acciones que se realizarán en
las regiones a analizar (que empezarán en el AMBA y la ciudad de
Salta), la vinculación con las empresas de agua, las frecuencias de
monitoreo, la provisión de resultados, los desafíos en cuanto a la
elección de los puntos de muestreo, la toma y procesamiento de
muestras, entre otros.
“La
verdad es que estamos queriendo ponernos a trabajar ya mismo, pero
bueno, antes tenemos que llegar a consensuar los protocolos que vamos
a utilizar, también tenemos que tener clara la provisión de insumos
a lo largo del tiempo, cosa que realmente se está facilitando.
Todavía estamos en fase de planificación pero creemos que pronto
estaremos en condiciones de comenzar y esperamos tener resultados sin
demasiada demora”, remata Mbayed.
Fuente:
Gabriel Rocca, Virus al agua, 22 mayo 2020, Nex.
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