Imagen satelital de los incendios en la zona de exclusión de Chernóbil, el 12 de abril de 2020, European Space Agency. |
Fuego
y destrucción. Las llamas destruyeron una amplia zona de bosques y
pueblos abandonados dentro del área de exclusión de la central
nuclear que sufrió el gravísimo accidente de 1986.
"Este
bosque no renacerá", sentencia el científico Oleksandre Borsuk
mientras recorre la tierra amarillenta entre troncos de pinos
calcinados y el olor a quemado en la zona de exclusión en torno a la
central nuclear de Chernobyl, tras los voraces incendios de esta
primavera en esa región de Ucrania.
El
fuego arrasó una cuarta parte de esta zona, cuenta a la agencia AFP
Borsuk, uno de los responsables de la reserva natural que ocupa la
mayor parte de este vasto territorio.
Todavía
contaminada por la radiación, esta zona prácticamente abandonada
rodea en un perímetro de 30 km a la central accidentada, escenario
en 1986 del peor accidente nuclear de la historia.
Los
dos incendios gigantescos que se desataron a principios de abril,
avivados por fuertes vientos y la sequía, controlados a mediados de
mayo, se pararon, según la organización Greenpeace, a menos de dos
kilómetros del domo que sella el reactor accidentado aquel 26 de
abril de hace 34 años.
Pese
a los esfuerzos de centenares de bomberos, más de 66.000 hectáreas
de tierra (un cuarto de la zona de exclusión), de ellas 42.000
hectáreas de bosques, quedaron calcinadas. Esta semana, las
autoridades abrieron por primera vez el acceso a los territorios
afectados.
"Fue
el incendio más importante" desde el accidente de 1986, dice
Denys Vyshnevsky, responsable científico de la reserva.
Según
las autoridades ucranianas, el desastre no ha aumentado la
radiactividad pero ha supuesto un duro golpe para el ecosistema
local, que se recuperaba desde la catástrofe nuclear que provocó la
evacuación de centenares de miles de habitantes y la suspensión de
la mayoría de las actividades humanas.
"Los
bosques de pinos son los que más sufrieron", explica Borsuk.
Afectados por temperaturas que alcanzaron los "700 a 800°C"
por las llamas, estos árboles de 30, 40 y hasta 90 años van a
seguir muriendo durante "dos o tres años", advierte.
Aunque
la vegetación vuelva a crecer, los pinos serán reemplazados
naturalmente por árboles con hojas (abedules, álamos) más
resistentes a las llamas, explica el científico, que asegura que el
fuego también destruyó una decena de pueblos abandonados.
La
fauna también se vio afectada. Animales como lobos, alces o linces,
lograron huir pero los pequeños mamíferos como liebres o reptiles
como serpientes murieron, explica Vyshnevsky.
Sin
embargo, tras los incendios, "observamos tendencias positivas"
y animales y pájaros regresan a los territorios afectados, agrega el
biólogo.
El
incendio fue provocado, según la policía, por un joven que vive
cerca de la zona de Chernobyl, que aseguró que había quemado hierba
para "divertirse".
Pero
los científicos acusan también al cambio climático, que provocó
un invierno cálido y seco, pues solo cayó el 63 % de las
precipitaciones habituales, lo cual creó condiciones favorables para
la propagación del fuego.
"En
el futuro, estos cambios climáticos van a suponer una amenaza para
nosotros", alerta Vyshnevsky. "Habrá que reorganizar el
sistema de observación, prevención y reacción de urgencia para
este tipo de incendios, que son más propios de Estados Unidos o del
sur de Europa", alerta.
Cerrado
durante muchos años, este lugar se ha convertido en los últimos
años en un atractivo turístico que convoca a miles de visitantes
del mundo entero.
AFP
Fuente:
Chernobyl, ante un nuevo desastre: los incendios forestales, 14 junio 2020, Clarín.
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