por
Washington Castilhos
RÍO
DE JANEIRO, 4 may 2020 (IPS) - La deforestación en la Amazonia
facilita la transferencia de diversos patógenos de animales
silvestres a los seres humanos, advierte un estudio que analizó los
problemas y actividades asociados con dicha práctica en la Amazonía brasileña y que dan lugar a lo que los autores llaman la «tormenta
perfecta» para la aparición y resurgimiento de enfermedades
infecciosas.
La
deforestación en la Amazonia facilita la transferencia de diversos
patógenos de animales silvestres a los seres humanos, advierte un
estudio que analizó los problemas y actividades asociados con dicha
práctica en la Amazonía brasileña y que dan lugar a lo que los
autores llaman la «tormenta perfecta» para la aparición y
resurgimiento de enfermedades infecciosas.
Publicado
en las Actas de la Academia de Ciencias de Brasil, los autores
señalan que los ecosistemas amazónicos juegan un papel importante
en el control de las zoonosis y las infecciones transmitidas por
vectores.
Y
recuerdan que los cambios causados en el bioma amazónico están
asociados con eventos climáticos extremos no solo en la región sino
también en el mundo, como sequías, olas de calor y frío y
tormentas, por lo que pasa en esa parte del planeta tiene efectos
globales.
Philip
Fearnside, biólogo del Instituto Nacional de Investigación del
Amazonas (Inpa) y uno de los autores del artículo, explica a
SciDev.Net que el «control» se rompe por la deforestación, que da
lugar a un mayor contacto entre la población humana y animales
silvestres que albergan patógenos desconocidos con el potencial de
infectarnos.
«Tanto
la simple proximidad como el consumo humano de carne de animales
silvestres pueden permitir que los patógenos animales ‘salten’ a
los humanos», advierte.
El
«salto» al que se refiere Fearnside es un fenómeno recurrente en
la historia humana: muchas enfermedades humanas se originaron en
animales silvestres.
Eso
sucedió con el nuevo coronavirus, que dio este salto en un mercado
de animales en Wuhan, China, presumiblemente desde murciélagos y
pangolines, los principales sospechosos de haber servido como
anfitriones del virus y causar el brote inicial.
Fearnside
explica que después de esa transferencia, si un patógeno encuentra
condiciones favorables, la infección puede propagarse fácilmente
entre los humanos. Un ejemplo es la fiebre amarilla, enfermedad
tradicionalmente asociada con el bosque que se adapta fácilmente al
entorno urbano.
El
biólogo recuerda que si bien muchos microorganismos tienen un bajo
potencial epidémico en humanos, la abundancia de patógenos en la
región amazónica indica que la aparición de nuevas infecciones en
el bosque constituye una amenaza constante para la salud humana.
La
investigación, realizada por científicos de diversas universidades
brasileñas y de la Universidad de Montpellier, Francia, analiza
puntualmente cada problema asociado a la deforestación, como cambios
en el uso de la tierra, intensificación agrícola, contaminación del agua, construcción de hidroeléctricas y de caminos, además de
problemas sociales como prostitución, hacinamiento y migración.
Y,
en cada caso, describe las enfermedades y dolencias que causa. Si
bien está referido solo a Brasil, sus resultados son relevantes para
el resto de la región amazónica.
Así,
en el caso del cambio climático, sus efectos en la salud pública
varían desde la incidencia de enfermedades respiratorias hasta
inflamación de los pulmones y cáncer.
Asimismo,
precisan que las altas temperaturas y las precipitaciones constantes
también pueden acortar el tiempo de desarrollo de las larvas de los
mosquitos y aumentar la proliferación de estos vectores.
El
artículo subraya que la minería, una de las actividades que causa
la deforestación, puede favorecer la alta prevalencia de malaria y
hantavirus, enfermedades pulmonares y la incidencia de leishmaniasis cutánea.
El
flujo migratorio, que actúa como causa y como consecuencia de la
deforestación, puede contribuir a la aparición de casos de la
enfermedad de Chagas en entornos urbanos y la recurrencia de otras
enfermedades, alertan los autores.
También
señalan que la reciente reintroducción del sarampión en la
Amazonía brasileña por los refugiados venezolanos es un ejemplo de
cómo la migración, combinada con la pobreza y la falta de medidas
de control, puede favorecer la propagación de enfermedades
infecciosas.
El
artículo también describe cómo afecta la deforestación a los
pueblos indígenas, a través de invasiones mineras, madereras y de
acaparamiento de tierras, dejando a estos pueblos aislados
vulnerables a enfermedades infecciosas, para los que muchas veces no
están preparados inmunológicamente.
Igualmente,
las prácticas agrícolas, que actúan como promotoras de la
deforestación, están asociadas con la aparición de infecciones
virales, bacterianas y parasitarias.
Por
ejemplo, diversos estudios relacionan la incidencia de malaria en
algunas áreas amazónicas con las actividades extractivas, la
deforestación y el desarrollo no planificado de nuevos asentamientos
agrícolas.
RV:
EG
Fuente:
Washington Castilhos, Deforestación aumenta riesgo de nuevas enfermedades en la Amazonia, 4 mayo 2020, Inter Press Service.
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