Con
el impulso que la Casa Rosada dará a la explotación metalífera y
de hidrocarburos, el gobierno provincial aspira a reactivar la mina
que abandonó la brasileña Vale y un yacimiento de cobre antes de
intentar otra vez con una ley marco. La población aprovechó la
Vendimia para repudiar el fracking.
por
Ezequiel M. Chabay
Pasado
el jolgorio en que se sume la provincia en cada Fiesta Nacional de la
Vendimia, el gobierno de Mendoza y su titular, Rodolfo Suárez,
volverán a la carga con el frustrado proyecto de atraer inversiones
mineras a la tierra "del buen sol y del buen vino" y así
diversificar una matriz productiva con signos de agotamiento ante la
evidente crisis de la industria vitivinícola.
Este
fin de semana, la provincia cuyana vibró con la puesta en escena de
su principal apuesta turística para el público local y extranjero.
Y como sucede desde hace años, la elección de la reina nacional de
la Vendimia sirvió como caja de resonancia de la política
doméstica, con un nuevo rechazo a la minería a cielo abierto ante
la mirada de políticos invitados, diputados y funcionarios del
gobierno nacional, bajo la consigna de tener una provincia "con
agua pura".
Pese
al rechazo que acumula en buena parte de la población, que la
gobernación adjudica a la desinformación y a intereses "del
lobby ambientalista", la provincia se apresta a reanudar
negociaciones para reactivar la explotación metalífera y pasar la
página del primer y duro revés que enfrentó el sucesor de Alfredo
Cornejo al intentar pasar en diciembre una ley que habilitaba la
utilización de cianuro.
Sin
aval local, el impulso para reinstalar el tema a nivel provincial
vendrá desde Buenos Aires, donde el Congreso se apresta a debatir
una nueva ley de minería y producción hidrocarburífera que el
Ejecutivo, de momento, mantiene bajo siete llaves. Ese texto parte de
la base de dar más garantías a los inversores para anclar capitales
para proyectos cuya rentabilidad llega a largo plazo.
Gradualismo
minero
Caída
la ley que la Legislatura provincial aprobó en diciembre la
habilitación de 19 proyectos mineros que suponían el vuelco de ácido
sulfúrico y cianuro sobre las aguas, Suárez pretende concentrarse
en un solo emprendimiento que no necesita pasar por el parlamento
provincial.
El
gobierno radical aspira a reactivar Potasio Río Colorado, un
emprendimiento ubicado en el departamento sureño de Malargüe, tras
la salida estrepitosa de la brasileña Vale en 2013, ante la fuerte
caída del valor del precio internacional del mineral. El ejecutivo
tiene avanzado un acuerdo de debida diligencia (/due dilligence/) con
la compañía, que cederá las instalaciones y abonará un canon en
concepto de reparación por el abandono del proyecto.
Suárez
busca un actor privado para poner en marcha la operación (su
predecesor, Cornejo, tanteó a inversores chinos) en tanto una
sociedad del Estado ya existente o por nacer sería la beneficiaria
de los activos traspasados. Según las proyecciones, Potasio Río
Colorado podría impulsar la industria petroquímica al ofrecer un
insumo básico para la producción de fertilizantes, en un región
lindera a Vaca Muerta.
Un
poco más allá en el tiempo, el exintendente de la ciudad capital
pretende iniciar la explotación de cobre en el proyecto San Jorge,
en cercanías de Uspallata y sobre la espina dorsal de los Andes.
Allí también existen reservas de oro que, de momento, permanecerán
intactas hasta tanto se logre destrabar la oposición social. Ese
emprendimiento podría generar 1700 puestos de trabajo muy por encima
en salarios de los que paga la industria vitivinícola.
Si
el panorama acaso muta, Mendoza podría volver a insistir con una ley
de minería en similares condiciones a la que debió derogar con solo
20 días de gestión. A diferencia de esa ocasión, la decisión es
circunscribir su actividad a la región de Malargüe, una zona casi
sin producción agrícola y que depende exclusivamente de la
actividad petrolera. En señal de protesta por el impedimento de
hacer minería, ese departamento se ausentó de la Fiesta de la
Vendimia.
Viñas
de ira
El
impulso que Suárez pretende dar a la minería apunta a sanear una
economía que en términos de mano de obra depende fuertemente de la
industria vitivinícola, pero que aporta apenas 7 % del producto
bruto y ofrece salarios por debajo de la canasta de pobreza.
A
la alicaída situación del sector frente a la caída del consumo, se
añade una pelea entre los dirigentes que conforman la Corporación
Vitivinícola Argentina (Coviar), un mecanismo de coordinación
público-privado donde predominan los pequeños productores y
bodegueros en la toma de decisiones, enfrentados con las grandes
compañías que dan volumen al mercado y justifican más del 80 % de
las exportaciones, con menos asientos en el directorio. El hartazgo
de unos con otros llevó a exponer públicamente los problemas y
llegar incluso a descalificaciones en los medios.
El
bodeguero José Zuccardi asumió el sábado por la mañana al frente
de la Coviar con la presencia de varios funcionarios del gabinete
nacional y del PJ local en primera fila, y allí defendió el Plan
Estratégico Vitivinícola (Pevi) que reguló al sector hasta el año
pasado. Al mediodía, la presidenta de Bodegas de Argentina, Patricia
Freuler de Ortiz, aniquiló el desempeño de la Mesa de Enlace
vitivinícola y pidió poner el esfuerzo en ganar mercados de
exportación.
Suárez
participó de ambos eventos para apaciguar la guerra de trincheras en
que sumieron ambos bandos y se ofreció a construir una mesa de
diálogo. "La vitivinicultura tiene que ser noticia por sus
logros, y no por lo que nos separa", les lanzó a modo de reto y
para plantear una tregua.
Fuente:
Ezequiel M. Chabay, Mendoza vuelve a la carga con la idea de reactivar la minería pese al rechazo ambiental, 8 marzo 2020, El Cronista. Consultado 11 marzo 2020.
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