El Polideportivo de Río Ceballos durante las catastróficas inundaciones del 15 de febrero de 2015. Foto: Nico Centeno. |
A cinco años de la tragedia del 15 de febrero de 2015, se avanzó en la integración de tareas de Defensa Civil y en el monitoreo de ríos. Admiten que hay acciones pendientes, como mapas de riesgo, más estudios de cuencas hídricas y la comunicación a la población.
por
Benita Cuellar
Sierras
Chicas no olvida esa fecha: 15 de febrero de 2015. La memoria
colectiva retiene aquel aluvión trágico que se llevó vidas,
viviendas, puentes e infraestructura en varias localidades, en la
inundación más grave que vivió esta zona en su historia.
A
días de cumplirse cinco años, la región avanzó en materia de
prevención de crecidas de ríos y de arroyos. Con algunas obras y
sistemas de alertas tempranas, municipios y Provincia sumaron
acciones en esa línea. Pero aún falta.
Las
áreas de Defensa Civil de los municipios y de la Provincia actúan
de manera más coordinada y se realizan evaluaciones ante potenciales
emergencias climáticas, sumando a bomberos, a la Policía y a
cooperativas de servicios, entre otros actores.
Ayer,
cayeron entre 70 y 120 milímetros en Sierras Chicas. Los ríos
crecieron sin generar daños y varios vados fueron cerrados al
tráfico, por prevención.
Días
antes, se evaluó la situación en una reunión regional con el
secretario de Gestión de Riesgo y Catástrofes de la Provincia,
Claudio Vignetta. Cada localidad expuso su necesidad para prevenir
eventuales emergencias.
Se
planteó allí la necesidad de un criterio común en la legislación
municipal de Códigos de Edificación: que se construyera sin control
sobre sitios pegados a los cauces explica parte de la tragedia de
2015.
También
se evalúa un proyecto de ordenanza común que sancione a infractores
de medidas de seguridad que, por negligencia e impudencia, ocasionan
daños y gastos al Estado.
Mientras,
el miedo reaparece ante cada tormenta fuerte. Los vecinos más
damnificados de aquel 15-F insisten en que no se sienten seguros y
que no conocen planes de evacuación.
Las
defensas civiles
Cristian
Álvarez, vocero de Defensa Civil de Sierras Chicas, afirmó que
“desde 2015 se vienen puliendo cosas, pero nos falta mucho”. Esas
áreas municipales trabajan de manera coordinada en una decena de
municipios, desde Saldán hasta La Granja.
“Nos
ocupamos en tener un protocolo en común, que se plasme en ordenanzas
de cada municipio, sobre cómo actuar ante crecidas, incendios,
accidentes, y cómo distribuir los recursos humanos y materiales”,
señaló. Álvarez apuntó que falta aún un buen estudio de cómo se
comportan los ríos “para marcar un protocolo para que ante la
señal de inundación la gente deba evacuar y sepa hacerlo”.
Sostuvo
que “muchos vecinos creen que dependen de las sirenas pero en
realidad estas son una parte del sistema de alerta temprana”.
Álvarez
explicó que hoy, mediante un sistema en paralelo, ante contextos de
riesgo está previsto que vehículos se instalen en los puntos más
críticos y con el sistema de monitoreo del INA Cirsa (del Instituto
Nacional del Agua), se sabe lo que llueve en cada área en tiempo
real y se pueden estimar las crecidas inminentes. “En 2015 no lo
teníamos”, compara.
También
señaló que se mejoró pero “falta pulir” en comunicaciones
entre las localidades. Según dijo, los municipios solicitarán a la
Provincia más antenas, así como mayor coordinación con las
empresas de telefonía celular.
Medidas
de seguridad
Tras
la última reunión conjunta, Daniel Salibi, intendente de
Mendiolaza, quedó a cargo de la presentación de un proyecto de
ordenanza que adoptaría cada localidad, para sancionar a infractores
de las medidas de seguridad implementadas ante una situación de
emergencia. “El Estado está para atender situaciones de
emergencias pero no para hacerse cargo de todo ante cuestiones de
gente imprudente”, anticipó.
El
funcionario provincial Vignetta afirmó: “La evolución que venimos
teniendo es importante. Sabemos que para quien se le inundó la casa
no es suficiente, pero desde 2015 a esta parte avanzamos mucho”.
Puso
el foco en los trabajos de limpieza de los ríos y el plan de
ensanchamiento de los arroyos. “Y estamos ahora haciendo los mapas
de gestión de riesgo para ver la vulnerabilidad de cada sector y
para que los intendentes sepan dónde intervenir para hacer una obra,
además de la capacitación y formación a los vecinos”, dijo.
Vignetta
detalló que “en cuanto al monitoreo de lluvias y de crecidas
tuvimos un avance con el INA, con un sistema que nos pone en alerta
tres horas antes”.
Las
escorrentías
Isabel
Bornancini, coordinadora de la Secretaría de Gestión de Riesgo en
Sierras Chicas, subrayó que empezaron a estudiar las escorrentías
(corrientes de agua que rebalsan los cauces habituales), en función
de que las inundaciones fueron ocasionadas por estas y no por la
crecida de los ríos como tales.
“Con
la superpoblación y los desmontes, en esta zona hay cada vez menos
espacios de absorción del agua de lluvias. Entonces se hacen cada
vez más caudalosas”, expresó la funcionaria.
Planteó
que hay obras que tienen que hacer los municipios, quedando para la
Provincia las de desagües grandes. “Se resolvería mucho con
lagunas de retardo. Algunas están en los countries. Pero no tienen
hecho un estudio real de cómo canalizar los desagües y debería ya
ser una exigencia”, marcó Bornancini.
Vignetta
anticipó que planteará a Recursos Hídricos de la Provincia la
necesidad de retomar las obras de desagües y de las lagunas de
retención, para minimizar riesgos ante grandes lluvias.
En
los últimos cinco años, no se ha repetido ninguna situación grave
por crecidas. Tampoco se combinaron las condiciones de aquel día del
diluvio de 2015.
“No
se va el miedo”, dicen los vecinos que se inundaron
“No
nos sentimos seguros”, es la frase que se escucha aún entre los
que más padecieron las inundaciones de hace cinco años.
Adrián
Flores, de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Río Ceballos,
afirmó: “No tenemos protocolo de evacuación. Los vecinos no saben
qué hacer y a dónde dirigirse ante una inundación”.
Junto
a vecinos de Villa Allende, Mendiolaza y Unquillo, pidieron que se
mantenga el dique La Quebrada siempre al menos dos metros por debajo
del nivel del vertedero. “Cuando está por llegar a ese nivel se
abren las exclusas”, dijo, dando cuenta de que la Provincia cumple
ese criterio.
A
Alejandra Henot la inundación le llevó todo en barrio Loza. “No
siento que haya más medidas preventivas. Si llega una crecida no
tenemos adónde ir”, apuntó.
Mariela
Jaime, de barrio San José, y Yanina Rodríguez, de Villa Aurora, de
Unquillo, viven aún en las mismas viviendas donde se inundaron y
esperan las nuevas, prometidas y demoradas: “Cuando llueve, tenemos
los bolsos listos para salir corriendo”, contaron.
Julia
Argüello, de la Asamblea del Monte de Unquillo, apuntó que “la
gente escucha la alarma y se pregunta qué hacer. Falta
capacitación”.
Lucy
Posada, de la Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de Sierras
Chicas, admitió que hay vecinos que se siguen sintiendo inseguros.
Pero valoró que “se reactivaron las defensas civiles, se capacitó
a bomberos y se activó el cuerpo de brigadistas para incendios.
Además, hay un colectivo ciudadano que está empoderado, y antes
no”.
Fuente:
Benita Cuellar, Sierras Chicas: qué se hizo y qué falta para prevenir crecidas graves, 6 febrero 2020, La Voz del Interior.
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