Historia
de la lucha contra la central de Garoña desde sus orígenes hasta su
cierre y el día después.
por
Concha Hernani
Viene
de la primera parte.
Coordinando
esfuerzos
La
central nuclear está ubicada a orillas del rio Ebro en el Valle de
Tobalina, un enclave casi en la muga de tres comunidades diferentes.
En un radio de 80 km a la redonda se encuentra una población cercana
a al millón y medio de personas: Burgos: 221.456 (15,18 %), La
Rioja: 141.395 (9,69 %); Cantabria: 53.661 (3,68 %) y Euskadi:
1.042400 (71,45 %).
A
pesar de ello, la conciencia del problema en estas poblaciones era
escasa. El desconocimiento de la existencia de la central nuclear era
mayoritario -salvo en los núcleos más cercanos- y también lo era
la conciencia sobre los riesgos a los que se estaba sometidas.
Las
instituciones municipales y autonómicas ignoraban la problemática
de Garoña, igual que los partidos con representación parlamentaria
que no la recogían en sus programas. Garoña era casi un problema
inexistente.
Los
grupos antinucleares organizados en la Coordinadora contra Garoña
eran conscientes de la gravedad y el riesgo que la nuclear generaba.
Denunciaban el diseño viejo y tecnológicamente desfasado, su
creciente oxidación, los numerosos accidentes y paradas, los escapes
no controlados y constantes, la contaminación de las aguas del río
Ebro, así como de los terrenos circundantes, dados los escapes de
gases…
Ante
esta situación la coordinadora orientó su trabajo en varias
direcciones:
-
Seguimiento sistemático y continuado de los problemas, fallos y
accidentes de la central nuclear. Se realizó un seguimiento y
análisis de los informes semestrales del CSN. Se plantearon
preguntas y se demandó información a través de las instituciones.
También se llevó a cabo un seguimiento directo en el valle a través
de personas y ayuntamientos que sirvió para disponer de información
detallada.
En
este sentido, las comparecencias de la central nuclear en el
Parlamento riojano para informar de diversos aspectos se produjeron
tras las presiones realizadas por los grupos riojanos de la
coordinadora. Asimismo, se realizó un amplio dosier por la Comisión
de Peticiones y Defensa del Ciudadano de dicho parlamento, tras las
demandas de la Coordinadora contra Garoña de La Rioja.
-
Se desarrolló una gran actividad de concienciación, propaganda y
movilización con el objetivo de crear una movilización fuerte a
Garoña y en defensa del medio ambiente en todas las zonas afectadas.
Charlas,
debates, películas, informes, carteles de propaganda y denuncias son
otros medios que se utilizaron en la consecución de los objetivos.
Movilizaciones
periódicas, en primavera y verano-otoño. Manifestaciones, marchas,
acampadas, bajadas del río Ebro, festivales de música… se
realizaron de forma sistemática desde el verano de 1986.
-
Recogida de apoyos sociales contra la central nuclear y contra la
instalación de una planta de incineración de residuos.
-
2000 firmas de gentes de Logroño solicitando al Ayuntamiento su
cierre.
-
Se recogió un manifiesto de médicos y personal sanitario resaltando
los problemas en materia de salud producidos por la radiación de la
central nuclear.
-
Asimismo se promovió un manifiesto de firmas selectivas, 70
organizaciones sociales y políticas, representantes sindicales,
profesionales y personas de distintos sectores. El manifiesto se
entregó al alcalde del Valle de Tobalina en apoyo por su oposición
a la construcción de una planta de incineración de residuos
radiactivos en Garoña.
-
En octubre de 1986, el ayuntamiento de Orduña (Vizcaya), aprobó una
moción por el cierre y desmantelamiento de Garoña y el ayuntamiento
de Vitoria en 1989 pidió el cierre de todas las centrales nucleares,
empezando por Zorita, Garoña y Vandellós I. Estos ayuntamientos
exhortan a lo ciudadanía a tomar conciencia de la gravedad de los
riesgos de la energía nuclear y a tomar posición activa por el
cierre de las centrales nucleares, al tiempo que se decide a promover
reuniones y contactos con ayuntamientos de Euskadi, Castilla y León
y La Rioja para procurar una unidad de actuaciones.
-
Hasta llegar a la manifestación celebrada en Vitoria en diciembre de
1989 con una participación superior a 25000 personas, hay un largo
tiempo de reuniones, muchos esfuerzos, pequeñas tareas y multitud de
trabajo oscuro y gris.
-
Pero es ya en los tres primeros meses de 1990, tras el accidente de
Vandellós I, cuando se dedica un mayor espacio y tiempo, tanto en
los medios de comunicación como en las instituciones, a los
problemas derivados de la existencia de Garoña. Al llegar a este
punto, el conocimiento sobre la central nuclear es un asunto público.
La mayoría de la ciudadanía sabe de la existencia de Garoña y son
conscientes de sus problemas y de nuestras denuncias.
-
En ese año de 1990, el problema está presente en diferentes foros
como:
El
1 de febrero: El pleno de las Juntas Generales de Álava expresa su
“profunda preocupación por el uso de la energía nuclear”. Pide
que se revise el PEN y se ponga en marcha el Plan de Protección
Civil y de Emergencias. Apoyan PNV, EA, PSOE, EE, CDS y Grupo Mixto.
El
7 de febrero: El Congreso de los Diputados insta al Consejo de
Seguridad Nuclear a que, en un plazo razonable, elabore un exhaustivo
análisis sobre las centrales nucleares españolas. IU presenta una
moción pidiendo el cierre de Vandellós I, Zorita y Garoña, que es
rechazada.
El
10 de marzo: El Parlamento vasco rechaza pedir el cierre de Garoña.
EA, EE y CDS presentan moción por el cierre: PNV, PSE-PSOE y PP
están a favor de la continuidad de la central nuclear. El PNV
contradecía así su postura anterior, en las Juntas Generales de
Álava y en el Ayuntamiento de Vitoria, donde había votado por el
cierre de Garoña.
No
hay duda de que este tratamiento institucional, visto en su conjunto,
puede desmoralizar, pero refleja una realidad ambivalente, con
tensiones negativas al lado de otras más positivas. Garoña no
merecía hasta entonces ningún tratamiento institucional. Pero tras
el trabajo continuado de la Coordinadora contra Garoña y los
acontecimientos en Chernóbil y Vandellos I, fue generando una
sensibilidad creciente ante la problemática nuclear que convirtió a
Garoña en un asunto de gran preocupación.
Todo
ello, gracias a la presión activa de amplios sectores antinucleares
y ecologistas, que dio como resultado positivo un reconocimiento,
aunque parcial e insuficiente, de nuestras denuncias y
reivindicaciones.
Continúa
en la tercera parte.
Concha Hernani, Coordinadora contra Garoña y Ecologistas en Acción La Rioja
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Fuente:
Concha Hernani, Garoña. Una pequeña lucha II, 9 diciembre 2019, El Salto Diario. Consultado 9 diciembre 2019.
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