A
cinco meses del inicio de la Conferencia de Revisión del Tratado de
No Proliferación Nuclear, expertos, diplomáticos y funcionarios de
América Latina se reunieron en Río de Janeiro para debatir las
prioridades y opciones frente a las nuevas amenazas en el mundo.
por
Germán Padinger
Cada
cinco años, el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), uno de
los principales instrumentos internacionales para controlar la
expansión y uso de estas tecnologías, es sometido a una revisión
que incita acalorados debates sobre su eficacia y su futuro.
La
próxima Conferencia de Revisión comenzará el 27 de abril de 2020
en Nueva York y en un contexto extremadamente difícil para el mundo:
Corea del Norte sigue perfeccionando su ojivas nucleares y misiles
balísticos para transportarlas; Irán amenaza con romper sus
compromisos existentes y avanzar en un camino de proliferación; y
Estados Unidos y Rusia, lejos del consenso logrado en décadas
anteriores para reducir sus arsenales, están modernizando y
ampliando sus capacidades nucleares en medio de una incipiente
carrera de armas.
Además,
el recuerdo de la última conferencia de 2015, cuando las partes no
lograron cerrar un documento de consenso, sigue latente. Se espera de
esta manera que las discusiones en torno a cuestiones como el desarme
y la disuasión, la reducción de riesgos y el control materiales
fisibles, y la transparencia, sean intensas durante el mes de
negociaciones que concluirá el 22 de mayo.
Conscientes
de las dificultades que se aproximan y del rol histórico y creciente
de los países de Latinoamérica en el escenario global de la
tecnología nuclear, especialmente Argentina y Brasil, las
organizaciones no gubernamentales Nuclear Threat Initiative (NTI) y
NPSGlobal gestionaron esta semana en Río de Janeiro una conferencia
entre expertos, diplomáticos y funcionarios de los países de la
región para debatir alcances, opciones y agenda para la próxima
Conferencia de Revisión.
“Desde
la perspectiva de NTI, los debates en torno al TNP suelen estar
dominados por las mismas voces y creo que con el objetivo de tener un
debate más saludable y productivo es importante incluir otras ideas
y prioridades a la discusión”, explicó Isabelle Williams, asesora
senior en la organización con sede en Washington, en diálogo con
Infobae. “Nuestra esperanza es que algunas de estas opciones sean
incorporadas, lo que será una señal de progreso en tres áreas
prioritarias: reducción de riesgo, transparencia y manejo de
elementos fisibles”, agregó.
La
situación del TNP
El
TNP, firmado en 1968 y entrado en vigor en 1970, es uno de los
tratados internacionales más exitosos de la historia y cuenta con
190 países participantes. Sólo India, Israel, Corea del Norte,
Pakistán y Sudán del Sur se encuentran por fuera del esquema (los
primeros cuatro por haber desarrollado armas nucleares, prohibido por
el instrumento, y el último por tratarse de un país nuevo
independizado en 2011).
Controversial
desde su concepción, el TNP reconoce la existencia de cinco estados
equipados con armas nucleares (El llamado P5 conformado por Estados
Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia, los mismos que se
sienten como miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de la
ONU) y 185 estados que renuncian a desarrollar armas atómicas, pero
que desean tener acceso a las aplicaciones civiles de la tecnología
nuclear. Sus tres pilares son la no proliferación, el desarme y el
uso pacífico de la tecnología nuclear.
Para
sus promotores, el TNP es un tratado realista que ha impedido el
surgimiento de decenas de potencias con armas nucleares en el mundo,
reduciendo los riesgos de una guerra atómica, al mismo tiempo
poniendo al alcance de todos los beneficios de esta tecnología en
materia de energía, salud e investigación.
Para
sus detractores, India, Israel, Corea del Norte y Pakistán son la
prueba del fracaso en materia de proliferación de un instrumento
diseñado específicamente para asegurar el acceso a las armas
nucleares, y su poder, para los países del P5, los cuales no han
demostrado interés alguno en el pilar del desarme.
Consensos
y disensos
Durante
dos días de discusiones en Río de Janeiro, organizadas con el apoyo
del Ministerio de Relaciones de Exteriores de Noruega, los
participantes provenientes de Argentina, Brasil, Chile, México,
Paraguay, Estados Unidos y Reino Unido coincidieron en que el
resultado de la próxima Conferencia de Revisión será central para
la seguridad global y que el TNP es un pilar tanto para los estados
nucleares como los no nucleares, con lo cual una pérdida de su
credibilidad podría ser peligrosa.
Sin
embargo, nuevos desafíos han surgido desde la última reunión de
2015 y el incumplimiento de muchos de sus preceptos continúa siendo
un problema.
El
acuerdo nuclear entre el P5 + Alemania y el régimen de Irán, que
establecía un sistema de monitoreo y salvaguardas del programa
nuclear persa a cambio del levantamiento de sanciones, está al borde
de la desaparición tras la salida de Estados Unidos. En
consecuencia, Teherán ha estado progresivamente violando los
compromisos de ese acuerdo y reactivando una amenaza de
proliferación.
Además,
Estados Unidos y Rusia, en medio de una escalada de tensiones,
abandonaron el tratado de control de armas nucleares de rango
intermedio (INF) que los unía desde 1987 y hay dudas sobre la
renovación del tratado NEW START de limitación del número total de
ojivas, lo que sumado al anuncio sobre la modernización de sus
arsenales nucleares ha dado inicio a una carrera de armas.
Corea
del Norte, por su parte, lleva dos años sin realizar ensayos
nucleares y se encuentra en medio de negociaciones con Estados Unidos
para el desarme. Pero los diálogos casi no han avanzado, las
perspectivas de que esto ocurra son escasas y se espera que Pyongyang
se levante de la mesa en cualquier momento.
Los
participantes también mostraron consenso en la necesidad de achicar
las expectativas sobre los resultados de la Conferencia de Revisión,
y abandonar la noción de que sólo un documento de consenso
significaría progreso en la materia
“Seguimos
creyendo que puede haber progreso en la Conferencia de Revisión, es
algo bueno que el P5 se reúna regularmente y discuta cuestiones de
doctrina, y es el único diálogo real que está ocurriendo entre los
países poseedores de armas nucleares”, consideró Williams. “Pero
la realidad es que la conferencia será muy difícil por los
diferentes niveles de ambición y la imagen de éxito que se tenga.
Tratar de ampliar esta concepción de lo que es tener éxito no se
basa sólo en tener un documento de consenso”, agregó.
Irma
Argüello, presidenta de la ONG NPS Global, con sede en Buenos Aires,
destacó que “la idea de este tipo de eventos es tratar de
identificar los obstáculos y tratar de ver como pueden ser
neutralizados, buscando brindar otras perspectivas y hacer pensar de
otro manera a quienes van a estar sentados negociando” en abril.
“Se
pone mucho énfasis en tener un documento de consenso, pero en
realidad cuando se han tenido documentos de consenso y planes de
acción, esos planes no se han cumplido”, matizó. “Preferimos un
documento final que muestre consensos y disensos, que uno basado en
consenso lavado, y que incluya compromiso voluntarios de los países”,
dijo.
Aunque
hubo desencuentros entre los presentes con respecto a cuál debería
ser el foco de esta conferencia. Para algunos, el pilar del desarme
debería ser reflotado y vuelto a visibilizar, recordando la postura
Reagan-Gorbachov de que la guerra nuclear no puede ser ganada y no
debería pelearse nunca, ofrecida en el documento conjunto publicado
por ambos líderes tras la firma del Tratado INF.
Otros
hicieron hincapié en la importancia de los usos pacíficos y la
necesidad de ampliar la cooperación internacional, en especial al
considerar a las plantas de energía nuclear como herramienta para
luchar contra el cambio climático basado en misiones de gases
nocivos.
También
se destacó la necesidad de reportar más y mejor sobre las
actividades nucleares, como base de una transparencia que permita
generar confianza.
Hubo
además acuerdo en el ejemplo de control y cooperación representado
por la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de
Materiales Nucleares (ABACC), de la región hacia el mundo. Argentina
y Brasil son activas potencias intermedias en el mapa de la
tecnología nuclear, con programas iniciados hace décadas y
numerosos reactores de potencia y de investigación en
funcionamiento, que han rechazo la tenencia de armas nucleares y
desarrollado en la ABACC una herramienta para generar confianza y
transparencia.
El
sucesor de Rafael Grossi
El
desarrollo de la Conferencia de Revisión 2020 se enfrenta a otra
dificultad. A comienzos de 2019 el diplomático argentino y experto
en cuestiones nucleares, Rafael Grossi, fue designado presidente del foro, una posición fundamental para asegurar el avance de las
negociaciones.
Pero
es posible que Grossi tenga que dejar este cargo por su flamante
designación como el nuevo Secretario General del Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA), principal agencia nuclear
de la ONU, y la presidencia de la Conferencia de Revisión ha quedado
vacante a cinco meses de su inicio.
“En
lo referido al proceso, es un problema. Había planes en marcha para
consultas regionales, para la divulgación. El rol de presidente de
la Conferencia de Revisión es muy importante y hacerlo bien es un
factor contribuyente para lo que pueda pasar en 2020”, explicó
Williams. “Es excelente que Grossi haya obtenido esta oportunidad
[en el OIEA], pero espero que encuentren un reemplazo [para la
Conferencia de Revisión] pronto”, agregó.
En
sintonía, Argüello recalcó que la designación de Grossi al frente del OIEA “es bueno para la Argentina y el mundo”. Aunque
reconoció que su salida de la Conferencia de Revisión “erosiona
un poco” la situación del foro, considerando la idoneidad y
preparación con la que contaba el diplomático argentino.
Encontrar
un reemplazo puede ser más difícil de lo que parece, dada la
transición política en la que se encuentra Argentina en estos
momentos y tras la victoria del candidato opositor Alberto Fernández
en las elecciones presidenciales realizadas en octubre, quien asumirá
el cargo el 10 de diciembre.
“Lo
natural sería que una argentino sucediera a Grossi y hay personas
con la experiencia para hacerlo. Apelaría al nuevo gobierno a
designar, independientemente de los prejuicios políticos, a la
persona correcta para el bien de los intereses nacionales, para que
Argentina haga un buen papel y no tenga que ceder el rol a otro
país”, expresó.
Fuente:
Germán Padinger gpadinger@infobae.com, El futuro de la no proliferación y el desarme nuclear, un vez más en juego, 7 diciembre 2019, Infobae. Consultado 7 diciembre 2019.
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