La
gestión de los residuos radioactivos ha generado un amargo debate en España ante la inacción de los sucesivos gobiernos, los
Planes de Gestión necesitados de ser actualizados y el lobby de las
empresas responsables de la creación de estos residuos. Para
frenarlas en su búsqueda constante de beneficios y defender la
seguridad, la salud y el medioambiente, se requiere un decidido plan
de acción.
por
Raquel Montón
En
este tiempo de emergencias climáticas y humanitarias, de crisis de
todo tipo y de cambios vertiginosos, no conviene olvidar lo que
dejamos atrás, porque algunas veces no es posible y nos acompaña
para siempre. Me estoy refiriendo a los residuos radiactivos, porque
no podemos ignorar los costes y los peligros que entrañan su gestión
ahora y durante muchos años más.
Hace
60 años Abel Wolman, profesor de la Universidad Johns Hopkins, dijo
durante la primera consulta del Congreso de Estados Unidos sobre los
residuos nucleares: “En términos generales su toxicidad, tanto
radiactiva como química, es muchísimo mayor que la de cualquier
otro material industrial que hayamos encontrado hasta la fecha en
este o en cualquier otro país”.
Los
residuos nucleares se producen en los reactores, y en España hay
diez: siete operativos, dos en desmantelamiento y uno en cese
definitivo de explotación. Y además en todas las etapas de la
producción del combustible nuclear, empezando por la exploración
del uranio, como la que en la actualidad está suspendida en Zahínos
y Villanueva del Fresno en Extremadura. Posteriormente la minería de
uranio también contribuye a la producción de residuos radiactivos,
en minas como las de Salamanca, en cierre definitivo, o proyectos
como el de Retortillo para abrir nuevas minas. Más tarde la
producción de combustible como el que se realiza en la fábrica de
elementos combustibles que tiene Enusa Industrias Avanzadas en
Juzbado, Salamanca. El combustible gastado, después de haber sido
extraído de los reactores nucleares, se almacena en las piscinas de
las propias centrales o en los almacenes temporales in situ que
tienen algunas de ellas. Los materiales reprocesados con origen
español están temporalmente en instalaciones francesas, como es el
caso del combustible gastado de la central de Vandellos I tras su
accidente, o cedida y pagada su custodia en instalaciones del Reino
Unido.
Más
de 60 años de generación de residuos radiactivos en el país, desde
que empezó a funcionar en 1959 el molino de uranio de Andújar,
Jaén, hasta el dia de hoy, que seguirán siendo peligrosos para el
ser humano y para el medio ambiente por un periodo de tiempo muy
superior a la existencia de la civilización humana. Ante esta
situación, lejos de tener planes claros y financiación asegurada
para afrontar este reto supramilenario, el actual Plan de Gestión de
Residuos Radiactivos elaborado en 2006 para un periodo de cuatro años
está obsoleto, desactualizado, y genera un déficit que va en
aumento. Existen distintos requerimientos del Tribunal de Cuentas sin
cumplir, y España está pendiente de un apercibimiento de infracción
la UE para adoptar programas nacionales para la gestión del
combustible gastado. La política de gestión de los residuos
radiactivos parece haber sido abandonada durante años por los
Gobiernos de diferentes partidos y la actual situación política que
mantiene un Gobierno en funciones impide además que se pueda
abordar.
En
el cajón del Ministerio en funciones debe haber un borrador de ese
plan que, según parece, propone elevar la tasa que paga cada central
un 19,2 % el próximo año, acorde con lo pactado a puerta cerrada con
las eléctricas propietarias de las nucleares. Pero a la espera que
haya algún Gobierno, y que cuando lo haya haga algo de una vez,
planteo una propuesta resumida en diez puntos que no atiende
intereses económicos, sino a la defensa del medioambiente, la salud,
la justicia intergeneracional, y que se inspira en el principio de
que “quien contamina paga”, además de reflejar valores
promovidos por la Unión Europea:
- No crear más residuos nucleares.
- Proteger los almacenes temporales con las medidas de seguridad apropiadas.
- El almacenamiento temporal no puede servir de pretexto para posponer inversiones e iniciativas de investigación y desarrollo (I+D) en torno a la disposición final.
- Almacenamiento temporal cerca de la superficie, en superficie o en seco: mal menor en estos momentos.
- El almacenamiento de desechos radiactivos debe idearse de modo que no se cierre ninguna puerta a las generaciones futuras.
- Los residuos nucleares existentes es conveniente que permanezcan en los emplazamientos donde se han creado.
- Cada país, en este caso España, debe autogestionar los residuos nucleares que ha creado.
- Toda la información pertinente para la toma de decisiones sobre la gestión de desechos radiactivos debe ser transparente y estar disponible para procesos de consulta pública.
- Un ente regulador independiente y transparente debe supervisar en todo momento la gestión de desechos radiactivos basándose en las mejores prácticas normativas.
- Quienes producen desechos radiactivos deben ser plenamente responsables de financiar la gestión.
El
primero y el último son imprescindibles sin duda, y en cuanto al
combustible gastado existente, la opción menos perjudicial en las
próximas décadas seguirá siendo el almacenamiento temporal cerca
de la superficie y en seco, ya que deja abiertas todas las puertas
para las generaciones futuras y hace posible vigilar los residuos con
relativa facilidad. Y es importante no olvidar, y prohibir por ley,
la minería de uranio en España, para evitar que con la excusa de la
España vaciada, la empresa australiana Berkeley vacíe para siempre
el futuro de Retortillo en Salamanca, construyendo la mina de uranio
más grande de Europa a cielo abierto. Nos está costando millones de
euros gestionar los residuos nucleares, no permitamos que se generen
más y exijamos a los que los han producido que aseguren la
financiación de los costes que nos están produciendo ahora y
siempre.
Fuente:
Raquel Montón, No conviene olvidar lo que dejamos atrás: residuos nucleares, 28 octubre 2019, El Salto Diario. Consultado 29 octubre 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario