martes, 23 de julio de 2019

Un río convertido en cloaca

Es aguas abajo de la ciudad de Córdoba donde se miden los niveles más graves de contaminación directa por materia fecal.

por Fernando Colautti

El decadente tratamiento cloacal en la mayor urbe del interior del país genera un enorme impacto sobre el Suquía. Pero no es el único sobre ese río, transformado desde hace décadas en un colosal desagüe cloacal.

En Argentina, sólo el Riachuelo porteño registra antecedentes de mayor contaminación.

Al Suquía lo afecta, sobre todo, el escaso tratamiento de líquidos cloacales en las 25 ciudades y pueblos ubicados en los 200 kilómetros de su recorrido, desde que nace en las sierras de Punilla hasta que se entrega en la laguna Mar Chiquita.

Los ríos serranos que lo forman se embalsan en el dique San Roque. Llegan allí ya con síntomas de degradación. En ese lago, que se pudre sin remedio ni reacción, se acentúa el problema ambiental.

Luego, atraviesa la Capital (donde vive el 40 por ciento de los cordobeses) con una red cloacal insuficiente y una planta de tratamiento desbordada.

Es aguas abajo de la ciudad de Córdoba donde se miden los niveles más graves de contaminación directa por materia fecal.

Cuando después el río transcurre por el departamento Río Primero, sólo roza tres pueblos que apenas representan el uno por ciento del total de habitantes de su recorrido.

Un informe especial publicado por este diario en julio de 2018 lo puso en números: esa cuenca suma 190 mil habitantes en 21 localidades de Punilla, más 1,4 millones de la Capital, y 18 mil de los tres pueblos aguas abajo.

En total, de 1.610.000 personas, apenas 600 mil (el 37 por ciento) cuentan hoy con cloacas disponibles. Pero si la planta capitalina de Bajo Grande no funciona, la cobertura real resulta mucho más baja.

De todo ese mapa, están en marcha obras para sumar cloacas en Córdoba, en Río Primero y en Santa Rosa. En Punilla, nada, aunque se mantienen las promesas.

Mientras, tras décadas de degradación acumulada, la quinta laguna salada más grande del mundo, y candidata a convertirse en el más nuevo Parque Nacional del país, ya percibe los primeros indicios del impacto, con presencia de algas (cianobacterias). Sí, justo en el estuario donde el Suquía le entrega sus aguas a la Mar Chiquita.

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Fuente:
Fernando Colautti, Un río convertido en cloaca, 21 julio 2019, La Voz del Interior. Consultado 23 julio 2019.

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