por
James Reinl
NACIONES
UNIDAS, 18 jul 2019 (IPS) - Cuando quedan aún días para finalizar
el mes, se puede hacer ya un veredicto: julio ha sido un mes muy
caluroso, en lo que constituye una expresión de una emergencia
mundial real, ante la que los gobiernos tienen que tomar acciones que
mitiguen el sufrimiento de millones de personas, según un informe de
la Cruz Roja Internacional.
En
las últimas semanas, los científicos del clima han monitoreado una
ola de calor anormal en el Ártico canadiense, las sequías alrededor
de Harare y Chennai y los incendios forestales en el sur de Francia o
España, que han enviado a los turistas a huir de localidades en
llamas.
Con
ese telón de fondo de fenómenos del actual verano boreal, la
organización humanitaria ha advertido que las olas de calor son cada
vez más frecuentes en el planeta, de manera que son “la nueva
normalidad”.
Por
ello, hay que mejorar como el mundo “juega” sus respuestas ante
las consecuencias potencialmente mortales de estas expresiones del
cambio climático.
“Las
olas de calor son uno de los peligros naturales más mortales que
enfrenta la humanidad y la amenaza que representan solo será más
grave y más generalizada a medida que continúe la crisis del cambio
climático”, dijo Francesco Rocca, presidente de la Federación
Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
(IFRC en francés).
“Sin
embargo, la buena noticia es que las olas de calor también son
predecibles y evitables. Las acciones que las autoridades pueden
tomar para salvar vidas y reducir significativamente el sufrimiento
son simples y asequibles”, añadió durante la presentación de la
“Guía de Olas de Calor para las Ciudades en Naciones Unidas”.
Esa
Guía, de 96 páginas, lanzada el martes 16, está diseñada para
ayudar a los alcaldes de las ciudades y otras localidades a
prepararse para frecuentes olas de calor en los veranos boreal y
austral, lo que incluye mantenerse alertas y prevenidos para los
episodios de muy elevadas temperaturas y trabajar muy duro en salvar
vidas cuando ellos surjan.
Según
el informe, unos 5.000 millones de personas viven en regiones donde
el calor extremo se puede predecir días o semanas antes. Esto les da
a los funcionarios y directores ejecutivos conscientes el tiempo
suficiente para reducir el daño de un hechizo inminente.
Los
investigadores dijeron que los investigadores deben informar a las
personas qué tan grave será una ola de calor, preparar al personal
médico para que responda, establecer “centros de enfriamiento”
para las personas que no tienen aire acondicionado y repartir un
montón de botellas de agua.
Los
investigadores ofrecieron muchas ideas arquitectónicas, pidiendo más
árboles y jardines para proteger los edificios de la luz solar, los
jardines en los techos y las capas de pintura reflectante que rebotan
contra los rayos del sol.
Según
el informe, restringir el uso de los automóviles y que las personas
utilicen más el transporte público, caminen y se movilicen en
bicicleta también son medidas que “reducirían significativamente”
las emisiones de calor, la contaminación y los gases de efecto
invernadero que están detrás del cambio climático.
En
particular, los funcionarios deben enfocarse en las personas que
tienen más probabilidades de experimentar deshidratación,
insolación y otros problemas de salud, como las personas mayores,
las mujeres embarazadas, los bebes y las personas que viven solas.
“Las
olas de calor son asesinos silenciosos porque quitan la vida a las
personas que ya son vulnerables”, dijo Rocca, de nacionalidad
italiana. “Es vital que todos sepan cómo prepararse para ellas y
limiten su impacto”, afirmó.
Según
el informe, 17 de los 18 años más calurosos desde que existen
registros, se han producido desde 2001.
En
lo que va del siglo, varias de las principales olas de calor han
matado a decenas de miles de personas en todo el mundo, entre ellas
una que asoló India en 2015 y que causo la muerte de 2.500 personas,
y otra sucedida en varios países de Europa en que murieron 70.000
personas.
Las
temperaturas extremas que se observaron en Europa occidental el mes
pasado fueron en parte resultado del cambio climático, según el
informe, citando pruebas de que el calentamiento global hizo que el
hechizo de calor fuera al menos cinco veces más probable.
La
FICR lanzó su informe en el marco de un foro político de alto nivel
en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, dedicado a la acción
climática y otros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que
conforman la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible.
A
principios de este mes, la representante especial del secretario general de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, Mami Mizutori, advirtió que se estaban produciendo
catástrofes a pequeña escala relacionados con el clima “a razón
de uno por semana”, aunque la mayoría atrae poca atención.
Mizutori
dijo al diario británico The Guardian que los “eventos de menor
impacto” que causaron la muerte y el desplazamiento estaban
ocurriendo con más frecuencia de lo previsto, e instó a los
políticos a “hablar más sobre adaptación y resiliencia”.
T:
MF
Fuente:
James Reinl, Las olas de calor son la nueva y mortal normalidad del planeta, 18 julio 2019, Inter Press Service. Consultado 22 julio 2019.
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