por
Sergio Federovisky
No,
no se llama "macato". Tampoco es un pato. Es precisamente
eso: un macá, un tipo de ave diferente. Sobre el macá tobiano
existen más inexactitudes que ejemplares. Se trata de una especie
endémica de la Patagonia austral que fue descubierta en 1974 y que
se ha convertido en un símbolo de la naturaleza silvestre y de la
conservación en Sudamérica.
Habita
lagos y lagunas de las mesetas de altura de la provincia de Santa
Cruz -convertida hoy en una de las ecorregiones más amenazadas de
la Argentina- pero durante el invierno migra hacia la costa
atlántica, a los estuarios de los ríos Coyle, Gallegos y Chico en
Santa Cruz.
La
población del macá tobiano ha decrecido un 80 % en los últimos 25
años y no llegan a 800 individuos. Según la organización Aves
Argentinas si no se hace nada por protegerla de manera agresiva y
eficiente, la especie podría extinguirse en diez años. Por esa
razón, esta institución, en conjunto con otras ONG y algunas
empresas de renombre, viene llevando adelante desde el año 2009
distintas acciones y estrategias que buscan revertir esta situación
y evitar el desenlace.
Entre
los principales problemas que enfrenta la especie, figura la
presencia de especies invasoras y exóticas en su zona reproductiva:
el visón americano, la trucha arcoiris y la gaviota cocinera. A esto
debe sumarse la crisis climática, que se manifiesta en aumentos en
la velocidad del viento y en sequías muy severas que reducen su
hábitat reproductivo.
En
la actualidad se realizan monitoreos sistemáticos de todas las
mesetas de importancia, censos en el período invernal en la costa
atlántica, seguimientos con uso de telemetría y estudios de la ruta
migratoria para evaluar otras potenciales amenazas.
También
lleva adelante una gran tarea el equipo de especialistas y
voluntarios al que todos conocen en Santa Cruz como los "guardianes
de colonias", cuyo objetivo principal es implementar medidas de
acción directa tales como el control de la población de visones y
de gaviotas cocineras.
Uno
de los miembros más destacados de esta dotación es Ignacio "Kini"
Roesler, un biólogo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
de la UBA y becario del CONICET que hace unos años atrás alertó
sobre el gran peligro que estaba corriendo la población del macá
tobiano.
Fue
este joven investigador quien informó sobre la inminente declinación
y probable riesgo de extinción de esta población. Por esta
advertencia, el macá tobiano pasó a ser considerada "la
primera especie endémica de la Argentina en peligro crítico".
La
oposición de este grupo de investigadores y voluntarios
conservacionistas a la construcción de dos represas sobre el río
Santa Cruz fue y sigue siendo una pelea del día a día, una batalla
de avances y retrocesos constantes. Ellos sostienen que si la obra se
realizara sería el tiro de gracia para la especie.
Es
llamativo que a pesar de todos los avisos y exhortaciones que se
realizan hace años sobre los riesgos que corre la subsistencia de
esta ave no florezca ni un atisbo de conciencia en la mayor parte de
los funcionarios, empresarios y dirigentes en general del país.
La
pelea por defender una especie contra "el progreso" sigue
siendo una lucha desbalanceada. Aun así, de la batalla de estos
"guardianes" y de varias agrupaciones ambientalistas
surgieron algunos logros como la declaración de la especie como
Monumento Natural Provincial, el lanzamiento del documental "El
ocaso del macá tobiano" y la creación del Parque Nacional
Patagonia.
Parece
poco pero son los pequeños pasos que se pudieron dar en una lucha
que persigue el objetivo de que los 800 ejemplares de macá tobiano
no sean un simple recuerdo a lamentar en la próxima década.
Fuente:
Sergio Federovisky, Asíes el trabajo para conservar al macá tobiano, una especie en extinción, 30 junio 2019, Infobae.
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