por
Desmond Brown
ANKARA,
20 jun 2019 (IPS) - Dos tercios de la población mundial se proyecta
que vivirán en ciudades en ciudades en 2050. Un proceso que ya está
provocando una presión adicional sobre los bosques, incrementando
sus talas para incrementar la producción agrícola.
China,
India y Nigeria están entre los países que protagonizan el
incremento de la urbanización del planeta, donde se pasará del
actual 55 por ciento de la población mundial viviendo en áreas
urbanas, a un 68 por ciento en las próximas décadas, según cifras
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Luc
Gnacadia, exministro de Medio Ambiente de Benín y ex secretario
ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la
Desertificación (CNULD), afirmó que a medida que más personas se
mudan a las ciudades y más de ellas se transforman en megaciudades,
más presión se ejerce sobre los bosques.
Eso
es así porque la población urbana tiene ingresos más altos y
tiende a consumir más, en el caso alimentario más productos de
origen animal o procesados, lo que requiere mayores porciones de
tierra desarboladas para responder a esta demanda.
“El
sistema que tenemos, que es el de la extracción de recursos
naturales para atender patrones de consumo basados en el derroche,
todavía es el sistema dominante”, dijo Gnacadia a IPS, durante el
Congreso Internacional sobre Suelos, que acogió la capital de
Turquía entre el lunes 17 y el miércoles 19.
“Hay
menos gente (en el mundo rural) que produce más para las ciudades,
lo que significa que pueden estar minando el suelo, talando el bosque
y haciendo que nos volvamos cada vez más vulnerables a las
perturbaciones climáticas y contribuyendo a esas perturbaciones”,
dijo el especialista beninés.
Gnacadia
subrayó que la neurálgica capa boscosa del planeta se está
perdiendo por lo que describió como un mal uso de la tierra para la
actividad agropecuaria.
La
expansión de la frontera agrícola a nivel mundial se está
produciendo mediante la errada formula de invadir y desmantelar
ecosistemas tan indispensables como intocados, incluidos los bosques.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) puntualizó durante el Congreso que la expansión
de las plantaciones y las áreas urbanas está ejerciendo una presión
no sostenible sobre los bosques y sus recursos, lo que perjudica a
las comunidades rurales y exacerba los efectos negativos del cambio
climático.
“Si
queremos disminuir esto, primero debemos considerar el potencial de
la tierra y la capacidad de desmonte. Para que se puede usar
adecuadamente la tierra, se debe identificar claramente antes la
manera sostenible de hacerlo, antes de tomar decisiones”, dijo
Gnacadia.
“Cuando
usamos la tierra para la agricultura, debemos trazar un mapa claro de
esa tierra e identificar dónde goza de buena salud y asegurarnos de
evitar su degradación. Todo lo que hagamos debe tener un objetivo.
Utilizamos la tierra pero nos aseguramos de que no pierda su
productividad, y no agotamos todos sus nutrientes”, planteó.
“Para
las tierras que están experimentando alguna degradación, debemos
adoptar medidas para reducirla… Se debe evaluar si aún existe, en
términos socioeconómicos, el potencial para restaurarla y
devolverla a la vida. Si existe ese potencial, entonces hay que
hacerlo”, añadió.
En
1990 había solo 10 megaciudades en el mundo, que ahora se han
triplicado para alcanzar al número de 33 las urbes con más de 10
millones de habitantes. Se proyecta que para 2030 serán 43 las
megalópolis y la mayoría se situarán en países del Sur en
desarrollo.
Tokio
es la ciudad más populosa del mundo con unos 37 millones de
habitantes, seguida de Nueva Delhi con alrededor de 29 millones y
Shanghái con 26 millones. Pero se prevé que la capital de India
supere la población de la capital japonesa en 2028.
Mariam
Akhtar-Schuster, copresidenta de la Interfaz Ciencia-Política de la
CNLUD, dice que los países deben implementar un mecanismo integral
de planificación del uso de la tierra para poder satisfacer las
demandas y necesidades de los hogares y, al mismo tiempo, administrar
y conservar de manera sostenible la naturaleza.
“Tenemos
que considerar que la población urbana también tiene una demanda de
leña y de madera para cocinar y como material de construcción.
Todas estas necesidades están afectando los bosques”, dijo la
especialista de origen alemán a IPS.
“Si
se produce una expansión no regulada de las áreas urbanas, los
bosques cercanos se verán dañados, pero incluso si los bosques no
se talan para crear espacio para las viviendas, son una fuente de
leña para cocinar y esto puede conducir a un inmenso proceso de
degradación”, añadió.
Akhtar-Schuster
hizo hincapié en que la reducción y degradación de los bosques es
un problema de gobernabilidad ambiental,
Por
ello, a su juicio, “se deben crear procedimientos y regulaciones,
sobre cuanta madera se permite sacar de los bosques y cuán lejos
deben establecerse los mecanismos de control de los bosques para
evitar la tala ilegal y la eliminación de madera para atender la
demanda diaria”.
La
planificación urbana también debe considerar que se necesita
infraestructura para la energía, recalcó Akhtar-Schuster, para
insistir en que los bosques son altamente vulnerables al uso humano y
esto debe ser atendido.
“No
estoy diciendo que no se deban usar los bosques, pero tienen que
usarse de forma sostenible y eso significa que hay que establecer
muchas regulaciones, especialmente si se produce una expansión
urbana”, dijo la funcionaria de la Interfaz de la CNULD.
Consideró
que “se requieren años y años y años hasta que un pequeño
retoño se convierta en un gran árbol y esta dimensión temporal
debe considerarse en cualquier planificación”.
“Debes
tener una visión de muy largo plazo si deseas administrar tus
bosques de manera sostenible y siempre tendrás que verificar la
condición sobre si hay un rejuvenecimiento natural de los bosques,
tendrás que controlar también la estructura de la edad de los
bosques próximos a las áreas urbanas para que siempre se mantenga
saludable”, añadió Akhtar-Schuster.
Otras
situaciones que han disminuido los bosques y han cambiado para mal el
uso de la tierra tienen su origen en la demanda mundial de productos
básicos como el caucho o el aceite de palma.
En
el tratamiento de la explotación de esos recursos se recordó
especialmente en Ankara los casos de países como Indonesia y Papua
Nueva Guinea, donde los gobiernos otorgaron amplias concesiones de
tierras a las empresas para impulsar sus economías.
T:
MF
Fuente:
Desmond Brown, Más megaciudades igual a más presión sobre los bosques, 20 junio 2019, Inter Press Service.
No hay comentarios:
Publicar un comentario