Más
allá del libro de la Nobel bielorrusa Svetlana Alexiévich, pionero
en revelar las consecuencias humanas del accidente nuclear de 1986,
numerosas investigaciones recientes aportan testimonios, análisis y
nuevos datos para conocer los orígenes y las secuelas del mayor
desastre atómico de la historia.
“Cierra
las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Volveré
pronto”, le dijo el bombero Vasili Ignatenko a su esposa Ludmila,
en la madrugada del 26 de abril de 1986. Recién casados, la pareja
esperaba una hija y por la mañana querían visitar a los padres de
él, que vivían en una aldea próxima a Prípiat, la ciudad
levantada junto a la central nuclear de Chernóbil.
La
hora transcurría y Vasili no regresaba. “Las siete… A las siete
me comunicaron que estaba en el hospital”, recuerda Ludmila.
A
esa hora, el hospital ya se encontraba acordonado y la ciudad se
llenaba de vehículos militares. “Nadie hablaba de la radiación…
Solo los militares iban con caretas. La gente de la ciudad llevaba su
pan de las tiendas, las bolsas abiertas con los bollos. En los
estantes había pasteles… La vida seguía como de costumbre. Solo…
lavaban las calles con un polvo…”, relata ella.
Días
después, Vasili Ignatenko murió en un hospital de Moscú producto
de los enormes niveles de radiación que absorbió la madrugada del
26 de abril, cuando trabajó en las tareas para apagar el incendio
provocado por el estallido el reactor número 4 de la central
nuclear. Tenía 25 años.
Ludmila
recibió una medalla por el sacrificio de Vasili. Meses después,
nació su hija; no sobrevivió más de cuatro horas debido a la
radiación recibida durante el embarazo.
La
historia de Vasili y Ludmila Ignatenko fue recogida por la serie
Chernobyl de HBO y es una de las que integra Voces de Chernóbil, el
estremecedor libro de la periodista y Premio Nobel bielorrusa
Svetlana Alexiéviech.
Su
investigación fue pionera en revelar las reales dimensiones, los
costos humanos y las secuelas del mayor desastre nuclear de la
historia.
Aquí
ofrecemos una selección de libros recientes que reconstruyen los
hechos del 26 de abril, así como aportan nuevas luces sobre sus
antecedentes y dramáticos alcances, que llegan hasta hoy.
Chernóbil:
confesiones de un reportero
Igor
Kostin
Editorial
Efados, 2006
“Igor,
algo está sucediendo en Chernóbil”. El fotógrafo Igor Kostin,
nacido en Moldavia en 1936, trabajaba en Moscú para la Agencia de
Prensa Nóvosti en 1986, cuando recibió la llamada de un piloto de
helicóptero que lo conocía y que había sido enviado a la planta al
norte de Ucrania. Kostin logró que lo llevaran y desde el aire tomó
las primeras imágenes del desastre nuclear. La radiación era tan
fuerte que sólo logró salvar una imagen, la que daría la vuelta al
mundo.
Aún
a riesgo de su salud, el fotógrafo registró la tarea de los
liquidadores encargados de mitigar los efectos de la explosión y la
limpieza de las 70 toneladas de material radioactivo procedentes del
reactor que había estallado. Exponiendo su vida, Kostin se asomó a
retratar el cráter del reactor y subió también al techo del
reactor número 3.
“No
hubo ninguna información oficial. Sólo un pequeño breve en el
Pravda“, recordó el fotógrafo. Durante siete meses, yendo y
viniendo a Chernóbil y la ciudad contigua de Prípiat, Kostin
retrató las faenas encomendadas a personas que no contaban con la
preparación ni el equipo adecuado (los trajes cubiertos de plomo no
los protegían), estropeó numerosas cámaras por los efectos de la
radiación y finalmente tuvo que internarse en el hospital.
Ganó
el premio de la World Press Photo, pero en los años siguientes tuvo
que ser tratado en clínicas de radiación en Kiev, Moscú e
Hiroshima. Murió en 2015 en un accidente de tránsito.
Chernobyl
01:23:40: The Incredible True Story of the World’s Worst Nuclear
Andrew
Leatherbarrow
Tantor
Media, 2016
A
la 01:23:40 del 26 de abril de 1986, el supervisor de turno Alexander
Akimov presionó el botón de apagado de emergencia del reactor
número 4 de la central de Chernóbil. Pero la explosión del reactor
ya era inevitable. Tras cinco años de investigación, viajes y
entrevistas, Andrew Leatherbarrow editó 1:23:40: The Incredible True
Story of the Chernobyl Nuclear Disaster.
Publicado
en 2016, el libro fue una de las fuentes de la serie de HBO y
Leatherbarrow asesoró a los realizadores. El autor recrea los hechos
meticulosamente y entrevista a numerosos testigos, entre ellos Alexei
Ananenko, jefe de ingenieros mecánicos del reactor, y uno de los
tres miembros del escuadrón que ingresó al sótano inundado de agua
radioactiva para alcanzar las válvulas que drenaban la piscina bajo
el reactor.
Si
bien las condiciones de su misión fueron menos dramáticas de lo que
exhibió la serie (los bomberos habían drenado parte del agua y el
nivel les llegaba a las rodillas), de todos modos fue una tarea
crucial y que expuso sus vidas. Si el material incandescente hubiera
alcanzado el agua “habría provocado una segunda explosión de
vapor que habría causado un daño inimaginable y hubiera destruido
toda la central eléctrica, incluidos los otros tres reactores”,
afirmó el autor.
Chernóbil:
25 años después
Santiago
Camacho
Debate,
2011
El
periodista Santiago Camacho es el autor de este libro que aborda el
desastre de la central nuclear en tres partes: la historia de la
energía nuclear, con episodios lamentables de accidentes que
afectaron a civiles y militares en diferentes momentos y lugares; los
desastrosos hechos del 26 de abril de 1986 y los hechos
inmediatamente posteriores, el secretismo de las autoridades y los
600 mil liquidadores enviados a apagar el incendio, y sus
consecuencias 25 años después.
Camacho
viajó a la zona de Chernóbil y pese a las dificultades de acceso,
llegó hasta Prípiat, la ciudad levantada en torno a la central
nuclear y donde hoy no es posible vivir.
Chernobyl:
a History of Tragedy
Serhii
Plokhy
Ed.
Allen Lane, 2018
Académico
de Harvard y autor de The Last Empire: The Final Days of the Soviet
Union, Serhii Plokhy es el autor de esta investigación que
reconstruye cuidadosamente el accidente nuclear y que estuvo entre
los libros más aplaudidos de 2018. Nacido en Rusia de padres
ucranianos, Pokhly vivía a 500 kilómetros de Chernóbil cuando
ocurrió el accidente. De hecho, sufrió la pérdida de un amigo que
servía como policía en la zona y él mismo sufrió los efectos de
la radiación.
De
acuerdo con los comentarios especializados, se trata de uno de los
libros más completos en torno a la explosión del reactor nuclear,
que abarca desde los aspectos científicos a los enjambres políticos,
con especial atención a las historias humanas involucradas. “Sin
perder ningún detalle o matiz, Plokhy tiene la habilidad de hacer
las cosas complicadas simples y profundas. Tan conmovedor como
minuciosamente investigado”, anotó el diario británico The
Guardian.
Manual
for Survival: A Chernobyl Guide to the Future
Kate
Brown
W.W.
Norton & Co., 2019
Profesora
del programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad del MIT, Kate Brown
investigó las secuelas del colapso del reactor nuclear. Consultó
los archivos médicos de la región y se preguntó no tanto por los
bomberos que murieron heroicamente, sino por el daño ambiental y los
muertos no reconocidos por el Kremlin. “La estrategia de los
líderes de Moscú era admitir solo lo que no se podía negar”,
afirma.
De
acuerdo con sus datos, solo en seis meses 15 mil personas recibieron
atención en Moscú producto de la radiación y 40 mil en Ucrania y
Bielorrusia, la mitad de ellos, niños. Hasta hoy menores ucranianos
reciben tratamiento en Cuba por los efectos a largo plazo de la
explosión.
Kate
Brown desmiente el mito de que la naturaleza se está recuperando en
la zona y entrega información abrumadora sobre el daño que aún
persiste. Pero el aspecto más controvertido del libro es la
confabulación para ocultar información no solo de parte de los
políticos soviéticos, sino también de expertos internacionales,
preocupados por cómo el desastre podría empujar una reacción
contraria al uso de la energía nuclear.
Midnight
in Chernobyl: The Untold Story of the World’s Greatest Nuclear
Disaster
Adam
Higginbotham
Simon
& Schuster, 2019
“Creo
que es una historia eterna”, dice el periodista Adam Higginbotham,
quien acaba de publicar Midnight in Chernobyl. “Es como el desastre
del Titanic. Representa una sección transversal, en este caso, de la
sociedad soviética, y expone el tipo de cobardía y valentía de los
seres humanos individuales”.
Colaborador
habitual de The New Yorker y The New York Times, Higginbotham sitúa
la explosión de Chernóbil en el contexto de la importancia que
tenía la energía nuclear para la Unión Soviética en los 80.
Relata una serie de desprolijidades en la construcción de la
central, así como en el nombramiento de los hombres a cargo por
parte del Partido Comunista, entre ellos el subdirector de la planta,
quien para compensar su falta de experiencia en energía atómica
tomó un curso por correspondencia.
Con
entrevistas a testigos y consulta de archivos desclasificados, el
libro recrea la tragedia con detalles y pone énfasis en el modo en
que el secretismo y la arrogancia de la elite política soviética no
hicieron sino amplificar el daño. Y se vuelve un síntoma dramático
del derrumbe definitivo del sistema comunista.
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