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Las catastróficas inundaciones en Comodoro Rivadavia del 31 de marzo de 2017. Foto: Florencia Downes / Télam. |
por
Laura Rocha
El
fenómeno es silencioso y constante. No hay mediciones oficiales,
pero los eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes,
generan en el país una nueva categoría de desplazados: los
refugiados climáticos.
Los
ejemplos abundan: lluvias extremas que afectan, a repetición, a los
habitantes de la provincia de Buenos Aires; aluviones que partieron
al medio a Comodoro Rivadavia, en Chubut, o las sequías extremas que
en Santiago del Estero provocan migraciones hacia Atamisqui, obligan,
muchas veces, a tomar decisiones extremas: dejar sus casas, sus
cosas, para buscar suerte en otro lado.
Así
lo sostiene un estudio realizado por la Universidad Nacional de Tres
de Febrero para la Organización Internacional para las Migraciones
(OIM) que investigó eventos en las ciudades de Luján, Comodoro
Rivadavia, Atamisqui y realizó estudios de campo para documentar el
fenómeno del movimiento poblacional que se genera por la crisis
climática que afecta al planeta, y también a nuestro país.
"Los
pobladores de los barrios de Laprida como de Juan XXIII de Comodoro
Rivadavia, como los vecinos de Atamisqui, se sienten muy expuestos y
vulnerables frente a las inundaciones y a las sequías. Tienen la
sensación de que han aumentado las temperaturas y se producen
grandes y largos periodos de lluvias en el primer caso y de sequías
y lluvias en el segundo", explica en el paper Roberto Aruj,
investigador de la UNTREF.
Y
agrega: "Frente a esta situación la gran mayoría de los
pobladores de los barrios más afectados de Comodoro Rivadavia están
dispuestos a trasladarse a una vivienda en una zona que no se inunde,
a otro lugar donde se les permita tener una mejor calidad de vida. En
cambio, en Atamisqui, la población no quiere desplazarse y solicitan
la intervención del gobierno para la realización de obras para
mitigar y adaptarse a los eventos climáticos extremos".
Cada
realidad y experiencia es única, pero los investigadores sostienen
que si se mantiene el ritmo y la intensidad de los cambios
ambientales actuales, puede haber 150 millones de migrantes por
causas ambientales para finales del siglo XXI en todo el planeta. No
hay estimaciones para Argentina, aún.
La
problemática de los movimientos poblacionales por la incidencia de
los cambios climáticos extremos -que generan desplazamientos,
temporarios o permanentes- afectan directamente la vida cotidiana de
las personas.
Esto
"influye y condiciona, por un lado, el ordenamiento territorial,
el uso y distribución de los recursos, principalmente el manejo de
cuencas hídricas, suelos productivos y áreas de bosques. Y por otro
lado, las medidas políticas mundiales, regionales y nacionales en
todos sus niveles, teniendo un rol sustantivo los gobiernos locales
que deben gestionar medidas con el fin de disminuir la exposición y
el riesgo para las sociedades ante este tipo fenómenos climáticos",
explica Aruj a Infobae.
Uno
de los habitantes de Atamisqui explica en la investigación: "Desde
2011 a la fecha se producen tormentas recurrentemente. Antes no
había. Caen piedras y tornados. En los últimos meses todas las
semanas tienen tormentas. En 2016 llovió 15 días seguidos y se
inundó todo. Se ha elevado la temperatura".
"Las
causas las atribuyen a Dios, a la falta de forestación, al deterioro
de la capa de ozono, al mal uso del suelo y al cambio climático. Y
es un cóctel de todo. "La gente sólo busca mejores condiciones
de vida, entonces cuando se muda no lo atribuye al clima, dice que es
porque no hay trabajo, porque la tierra ya no rinde como antes; pero
la razón primaria es la crisis ambiental. Es por esto también que
es tan difícil registrar estas migraciones", aclara el
investigador.
En
Atamisqui se están construyendo viviendas sociales y ecológicas,
con el objetivo de relocalizar a la población y erradicar ranchos en
áreas vulnerables. Para ello, se usa presupuesto de la Nación y de
la provincia.
"Los
vecinos comentan que ha crecido la población. Vienen de la zona
rural por más comodidad, más tranquilidad, más fácil para criar a
los hijos, y de otras provincias (por retorno) es más económico
para ellos. Una vez que dejan de trabajar en las grandes ciudades
vuelven. En 2010 allí vivían 11.800 personas, en 2018 la cantidad
de habitantes ascendió a 16.000. La gente de las zonas rurales del
otro lado del río está viniendo a vivir en el pueblo. Además, hay
un retorno de los santiagueños que se habían ido a vivir a Buenos
Aires. La ciudad aparece como un refugio frente al cambio
climático", explica el trabajo.
La
primera ciudad destruida por la crisis climática
Comodoro
Rivadavia, otrora sinónimo de la explotación petrolera -es el lugar
donde se descubrió el primer yacimiento de la Argentina- fue también
la primera ciudad devastada por la crisis climática. Uuna zona de
clima desértico donde en septiembre, octubre y noviembre eran meses
de viento, ahora llueve y nieva más seguidi.
Se
registra entre 38 y 40 % de humedad en estos meses y hace más calor
en verano más frío en invierno y primavera. La hostilidad del clima
extremo la golpeó con fuerza a fines de marzo de 2017: tras un
termporal que se prolongó por ocho días, cayeron 400 mm de lluvia y
los aluviones partieron calles y casas en dos. Autos y camionetas
flotaban sin rumbo en una marea de lodo, agua y petróleo.
Consultada
por los investigadores, Jimena Cores, presidenta de la Unión vecinal
del barrio Juan XXIII, aseguró que en la primera tormenta se
acumularon 2 metros de barro. Se les pidió a las autoridades que
enviaran máquinas para retirarlo y no lo hicieron. Con la segunda
tormenta, ocho días después se produjo la gran inundación con el
ingreso de barro y agua a las viviendas. "No estábamos
preparados", se lamenta, según el documento.
Roxana
Villán. pronosticadora del Servicio Meteorológico Nacional en
Comodoro, aporta datos científicos del cambio del clima en la
región: "El viento ha disminuido. El patrón de lluvias ha
cambiado, se pueden dar en cualquier momento del año; hay un aumento
de las tormentas que antes no ocurrían. Además, la temperatura
aumentó 0,6ºC en los últimos 50 años", describió.
La
investigación también cita a Juan Pablo Luque, vice intendente de
la ciudad, quien aseguró que el temporal de 2017 produjo
desplazamientos poblacionales tanto temporales como permanentes. "Se
evacuaron a 20 centros a más de 12,000 personas. El total de
desplazamientos permanentes fue de 37 familias, las cuales perdieron
sus casas y pertenencias producto de las inundaciones", cita el
trabajo.
Para
Carlos Acevedo, Presidente vecinal del barrio Laprida, quien llegó a
Comodoro en 1976 desde Catamarca para trabajar en el petróleo, el
clima extremo afectó al 40 % de la población del barrio y se evacuó
al 20 %. Después de un año y medio todavía quedan 20 familias que
no han recuperado su vivienda y siguen viviendo en otro lado. Se
fueron a casa de familiares y unas cinco familias a otros barrios.
"Reemplazar el lugar sería lo más correcto," recomienda
el estudio.
En
Luján se observa que desde el 2012 la frecuencia y magnitud de las
lluvias se ha incrementado de manera notable. Se da la particularidad
de que los afectados no son solo pobladores ubicados en zonas
inundables por toma de tierras en la ribera del río, sino también
los que se ubican en el centro de la ciudad. Se inunda inclusive la
Basílica, un recurso económico de gran valor para la ciudad.
"Hay
que entender que el ambiente somos todos, que formamos parte del
ecosistema en el que vivimos y ahora, estamos frente a los límites
de lo que está sucediendo con el clima. Pero es importante que
registremos este movimiento porque no se trata sólo del
desplazamiento poblacional. También están los problemas que son
conexos a esa situación: problemas laborales, culturales,
económicos, sociales y personales", dice Aruj.
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