Hace
33 años, un accidente nuclear en Ucrania conmocionó al mundo y
allanó el camino que conduciría al final de la Unión Soviética.
Desglosamos 5 datos clave para entender las auténticas dimensiones
de la tragedia: ¿Qué causó el accidente? ¿Hasta dónde llegó la
radiación? ¿A cuánta gente afectó? ¿Cómo se descontaminó la
zona? ¿Qué ocurrirá ahora con la planta nuclear?
por
Sergi Alcalde
El
26 de abril de 1986, uno de los cuatro reactores de una central de
Ucrania empezó a arder, provocando lo que acabaría siendo el peor
desastre nuclear de la historia, solo igualado hace siete años por
el ocurrido en Fukushima. Hoy, más de 30 años después de aquella
catástrofe, una afamada serie de televisión rememora un
acontecimiento que vuelve a fascinar a la audiencia al mismo tiempo
que reabre el debate sobre los peligros de unas infraestructuras
puestas en tela de juicio.
El
reactor RBMK (condensador de alta potencia) número cuatro de la
planta nuclear de Chernóbil, en Prípiat (Ucrania) estalló. Los
responsables de la central no siguieron las medidas de seguridad de
la central y el combustible de uranio del reactor se recalentó.
Aquellas centrales no incluían lo que se conoce como “estructura
de contención”, una cúpula de hormigón diseñado para mantener
la radiación dentro de la planta en caso de tal accidente, con lo
que la explosión acabaría provocando la dispersión de elementos
radiactivos, (plutonio, yodo, estroncio y cesio), que contaminaron un
área de 142.000 kilómetros cuadrados en el norte de Ucrania, el sur
de Bielorrusia y la región rusa de Briansk. Además, los bloques de
grafito utilizados como protección se incendiaron a alta temperatura
cuando el aire penetró en al núcleo del reactor, lo que contribuyó
a la emisión de materiales radiactivos al medio ambiente.
2) ¿A
cuánta gente afectó?
La
explosión inicial segó la vida de dos trabajadores de la central.
Otras 28 personas, entre bomberos y miembros de los servicios de
emergencia encargados de la descontaminación, murieron durante los
tres primeros meses siguientes a la explosión a causa de enfermedad
por radiación aguda (Acute Radiation Sickness por sus siglas en
inglés) y otro trabajador falleció por paro cardíaco.
Los
cerca de 50.000 habitantes de Prípiat, una población situada a solo
tres kilómetros de la planta, fueron evacuados 36 horas después del
accidente. Durante las siguientes semanas se procedió a la
evacuación de 67.000 personas que vivían en todo el perímetro
contaminado.
La
lluvia radiactiva, 400 veces superior a la radiactividad liberada en
Hiroshima, expulsó a más de 300.000 personas de sus hogares. Según
informa la OMS, un estudio llevado a cabo por un centenar de científicos concluyó que la radiación de Chernóbil podría haber
costado la vida a unas 4.000 personas en los primeros 20 años
después de la tragedia. Sin embargo, según la misma fuente, a
mediados de 2005 el número de muertes atribuible al desastre nuclear
no llegaba a los cincuenta casos.
Una
de las enfermedades más generalizadas entre la población afectada
fue el cáncer de tiroides. Poco después del accidente se
documentaron hasta 1.800 casos entre niños de entre 0 y 14 años de
edad. La glándula tiroides de los más pequeños es particularmente
susceptible al yodo radiactivo, lo que puede provocar casos de
cáncer. Los chequeos de salud practicados a los trabajadores
encargados de limpiar la central (llamados ‘liquidadores’) no han
demostrado la existencia de una correlación directa entre la
exposición da la radiación y el aumento de otros casos de cáncer u
otras enfermedades. Otra cosa son los efectos psicológicos derivados
del accidente, que siguen haciendo estragos 33 años después de
aquel fatídico suceso, provocando numerosos casos de suicidio,
problemas de alcoholismo y casos de depresión.
3) ¿Hasta
dónde llegó la radiación?
Actualmente
se estima que la contaminación se extiende por un área de unos
150.000 kilómetros cuadrados, comprendidos entre Bielorrusia, Rusia
y Ucrania. La zona de exclusión engloba un radio de 30 kilómetros
alrededor de la planta, abarcando una superficie aproximada de unos
5.200 kilómetros cuadrados.
La
nube radiactiva originada por la explosión alcanzó más de 1.000
metros de altitud, aunque los vientos favorables la mantuvieron lejos
de Prípiat, donde la población todavía no había sido evacuada. De
no haber sido por la meteorología, la tragedia podría haber sido
todavía peor.
4) ¿Cómo
se descontaminó la zona?
Durante
los días siguientes a la explosión, miles de trabajadores, a los
que se llamó ‘liquidadores’, se dirigieron a toda prisa hacia
Chernóbil para combatir el desastre nuclear. El equipo de
liquidadores estaba compuesto en su mayoría por empleados de las
centrales, bomberos ucranianos y soldados y mineros procedentes de
Rusia, Bielorrusia, Ucrania y otras partes de la Unión Soviética.
Se desconoce el número exacto, debido a la ausencia de datos
precisos, aunque los registros hablan de hasta 600.000 personas que
desempeñaban funciones de muy distinta índole. Algunos de ellos se
ocuparon directamente de los trabajos de descontaminación, aunque
muchos otros trabajaban en la evacuación y la construcción de
asentamientos destinados a los trabajadores de las plantas. Los
mineros del carbón excavaron bajo el núcleo para bombear nitrógeno
líquido y enfriar el combustible nuclear, mientras los pilotos de
helicópteros arrojaron 4.500 toneladas de plomo, arena, arcilla y
otros materiales para sofocar las llamas y absorber la radiactividad.
Un equipo de soldados realizó incursiones cronometradas al techo de
la central para limpiar los restos de grafito expulsados por la
explosión. Esos 3.400 hombres, apodados irónicamente como
‘biorrobots’, absorbieron en unos segundos la dosis de radiación
de toda una vida.
5) ¿Qué
ocurrirá ahora con la planta?
En
el año 2000, cuando se clausuró el último de los reactores, se
iniciaron las labores de desmantelamiento de la central. El desarme
completo de Chernóbil implica la eliminación del combustible, la
descontaminación del total de la planta y el área que la rodea,
incluidos el agua y el suelo, que pueden ser radiactivos. El destino
del fatídico cuarto reactor aún no se ha determinado. El trabajo se
llevará a cabo bajo la supervisión del Gobierno de Ucrania, con la
colaboración de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA
por sus siglas en inglés).
Las
lecciones aprendidas por el accidente sirvieron a la IAEA para
identificar deficiencias en Europa central y del Este, así como
algunos de los países que formaban la antigua Unión Soviética.
Gran parte de su trabajo está destinado a identificar los puntos
débiles de las centrales y proponer mejoras en el diseño de los
reactores RMBK y VVR (reactor nuclear de agua presurizada)
soviéticos. En los últimos años, la entidad de supervisión está
poniendo además el acento en otros aspectos cruciales, como la
seguridad operativa y la supervisión de los sistemas de seguridad.
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