La fotografía pertenece a la muestra "Monólogos sobre Chernobyl" del fotoperiodista Raúl Moreno. |
El
deshielo en los glaciares debido al calentamiento global amenaza con
otro imprevisto efecto negativo: la liberación de partículas
radiactivas potencialmente peligrosas procedentes de pruebas y
accidentes atómicos que quedaron atrapadas en estas masas de nieve.
por Luis
Lidón
Legado
radiactivo de los glaciares
Esta
es la principal conclusión de una pionera investigación
internacional que se presentó este miércoles en Viena durante la
reunión anual de la Unión Europea de Geociencias, que se celebra
esta semana.
Caroline
Clason, de la Universidad de Plymouth (Reino Unido), expuso los
primeros resultados de las pruebas realizadas en 17 glaciares de
distintos lugares como las regiones árticas de Suecia, Noruega y
Groenlandia, así como en Antártida, los Alpes, el Cáucaso y
Canadá.
En
todos los glaciares estudiados se encontró una concentración de
partículas nucleares mucho mayor a la habitual -en algunas ocasiones
hasta diez veces más alta-, por lo que las masas de hielo parecen
ser muy eficientes en capturar y almacenar radionucleidos.
Esta
contaminación procede de pruebas nucleares y accidentes atómicos
como el de 1986 en la central de Chernóbil (entonces Unión
Soviética, hoy Ucrania) o el más reciente de Fukushima (Japón) en
2011, así como de antiguas ensayos atómicos de hace décadas.
Estas
partículas presentes en la atmósfera -como los isótopos de plomo
pb 210, cesio y americio- caen en forma de nieve y quedan atrapadas
dentro del hielo.
Ese
proceso de congelación contrasta con el de la lluvia, que arrastra
estas partículas hasta el suelo, donde son absorbidas por la tierra
y las plantas, con lo que se diluye su potencial peligro.
“La
concentración de estas partículas no supone un peligro en el
contacto físico, pero sí en caso de ser ingeridas. El peligro es
que con el deshielo pueda pasar a formar parte de la cadena
alimentaria”, explicó Clason a EFE en Viena.
La
científica destacó que se trata de un problema ambiental que
aumentará a medida que retrocedan los glaciares por el calentamiento del planeta y se liberen estos contaminantes potencialmente dañinos
para la vida silvestre y los seres humanos.
“En
algunos casos se trata de los niveles más altos que se ven en el
medio ambiente fuera de las zonas de exclusión nuclear”, señaló
esta experta británica en glaciares.
“No
sabemos todavía con precisión cuán dañino es esto. Sabemos que
está ahí y que es un fenómeno global, no algo de regiones cercanas
a Chernóbil, por ejemplo”.
Expuso
que quizá en el futuro una forma de reducir posibles riesgos pueda
ser evitar las zonas con mayor contaminación, aunque subrayó que se
debe profundizar en entender mejor la naturaleza de este peligro
potencial.
Lluvia
ácida
Según
Clason, los investigadores han detectado sobre todo partículas
procedentes del accidente de Chernóbil, ya que el de Fukushima, en
2011, todavía es demasiado reciente.
El
siniestro de Chernóbil, en 1986, es el peor desastre nuclear civil
de la historia y arrojó a la atmósfera enormes nubes radiactivas
que produjeron lluvias ácidas en amplias zonas del norte de Europa.
La
investigación demostró que la presencia de estas partículas no se
limita a sitios cercanos a lugares donde hubo un accidente nuclear,
ya que se han encontrado partículas que se creen procedentes de
Chernóbil en lugares muy alejados, como la Antártida.
La
investigadora recordó que el efecto de la lluvia ácida todavía se
observa en países como Suecia, donde en algunos puntos la carne de
jabalí sigue conteniendo diez veces más cesio radiactivo
(proveniente de Chernóbil) del limite permitido para el consumo.
De
las sustancias radiactivas encontradas, la más peligrosa es el
americio porque tiene una vida muy larga, de más de 400 años, y
puede introducirse con más facilidad en la cadena alimenticia.
“Es
necesario que abordemos este problema, es un proceso medioambiental
que debemos entender”, concluyó la investigadora.
Fuente:
Luis Lidón, Los glaciares esconden un legado radiactivo que puede liberarse con el deshielo, 10/04/19, EFEverde. Consultado 11/04/19.
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