El 11 de marzo de
2011, un terremoto sacude la costa este de Japón, al que sigue un
gran tsunami. Se pierde el suministro eléctrico en la central
nuclear de Fukushima, y los sistemas de refrigeración fallan. Poco
tiempo después se funden tres de los reactores y las explosiones de
hidrógeno destruyen los edificios. Así parece que empezó todo,
pero realmente el accidente comenzó antes porque según el informe
encargado por el Parlamento de Japón a expertos independientes
concluía rotundamente, que el terremoto y el tsunami no causaron el
accidente nuclear, sino los errores del Gobierno japonés, de los
reguladores y de la industria nuclear.
Tras ocho años
del inicio del desastre los niveles de radiación siguen siendo
demasiado altos. Se han escrito ríos de tinta, sobre todo tratando
de minimizar y tapar el problema, pero se ha escrito muy poco sobre
la desigualdad que está implicando el accidente nuclear para las
mujeres y la infancia [1].
El impacto del
accidente fue mayor en las mujeres, debido fundamentalmente a las
desventajas sociales y al aumento de los riesgos debido a la
exposición a la radiación.
En los primeros
momentos, durante la emergencia y la evacuación, como en cualquier
desastre, las mujeres se enfrentaron a múltiples violaciones de sus
derechos en el período inmediatamente posterior al accidente de
Fukushima. La violencia sexual se incrementó, sobre todo durante los
apagones [2]. La violencia machista también aumentó [3].
Las dificultades
económicas que tienen las mujeres, respecto a sus homólogos
masculinos, no son una excepción en Japón que también tiene una
enorme brecha entre los géneros. El salario de las mujeres es un 30
% menor que el de los hombres [4] en trabajos a tiempo completo, en el
caso de trabajos a tiempo parcial es un 50 % menor [5]. Esto quiere
decir que las mujeres tienen menos ingresos para hacer frente al
desastre, a lo que hay que sumar que el trabajo parcial fue el que
más se redujo, y por lo tanto fueron ellas las que sufrieron una
mayor inseguridad económica como resultado [6]. Las desigualdades no
acaban aquí, porque los pagos de compensación a las parejas casadas
como una unidad familiar, fueron para el cabeza de familia que era
generalmente el varón. Esto significaba que el acceso de las mujeres
a los fondos de compensación era únicamente a discreción de sus
maridos. Esto fue particularmente cruel en situaciones en la que las
mujeres eran víctimas de la violencia machista, ya que tanto las
redes de apoyo financiero y formales para dejar una situación de
abuso fueron absolutamente ignoradas en respuesta a los desastres
[7].
Los efectos de la
exposición a la radiación son mayores dependiendo de la edad y el
género de las personas, por lo tanto las mujeres y menores son más
vulnerables que sus homólogos masculinos y / o adultos [8] y [9].
Otras consecuencias para la salud documentadas de exposición a la
radiación incluyen, aborto involuntario, mortalidad perinatal,
deformidades, y las enfermedades cardiovasculares. A raíz de la
catástrofe, el gobierno elevó el nivel oficial “aceptable” de
la exposición a la radiación de 20 mSv / año (es el límite de
exposición para los trabajadores nucleares). Esta norma se aplica a
la población en general en las zonas contaminadas de Fukushima -
incluyendo aquellas que se sabe que son más vulnerables. A todo esto
se suma que desde hace dos años el Gobierno japonés decidió
levantar las órdenes de evacuación en algunos de estos lugares.
El levantamiento de las órdenes de evacuación en parte de las regiones contaminadas hace dos años también significa que los supervivientes de estas áreas perdieron sus insuficientes pagos de compensación el año pasado. En la medida que las mujeres están en desventaja económica significativa, la pérdida de apoyo financiero esencial para los evacuados tiene efectos potencialmente mucho mayores para ellas. Tener que regresar a las comunidades contaminadas en contra de sus deseos, porque no pueden permitirse el lujo de quedarse donde estaban viviendo.
Las mujeres no han sido sin embargo víctimas silenciosas. Han demostrado una inmensa capacidad de recuperación y liderazgo plantando cara a dificultades impensables [10]. Ellas han estado en la vanguardia de las batallas legales de los casos en los que se presentaron cargos criminales contra TEPCO, la compañía propietaria de las nucleares y rescatada con el dinero de los contribuyentes. Ellas han sido una fuerza impulsora detrás de las manifestaciones de masas y acciones directas no violentas. Incluso han fundado laboratorios de pruebas de radiación para sus comunidades, como el que tuve la oportunidad de conocer en Tarachine, el Radiation Measuring Center, es una organización sin ánimo de lucro en la ciudad de Iwaki en la Prefectura de Fukushima dirigido por la doctora Kaori Suzuki, que es su fundadora y muestra otra manera de hacer las cosas para ayudar a combatir un accidente nuclear: ciencia y solidaridad.
[2] Ando, Y. (30
April 2013). “Fukushima and Nuclear Crisis 2011 with Gender View.”
Fukushima Bar Association, Japan. Chapter 15. Healthcare Management
and Economics: Perspectives on Public and Private Administration:
Perspectives on Public and Private Administration. Merviö, Mika
Markus.. IGI Global.
http://www.igi-global.com/book/healthcare-management-economics/72354
[3] Ibid. See
also, “Domestic violence higher in tsunami zone.” (8 March 2013).
AFP.
http://www.fukuleaks.org/web/wp-content/uploads/2012/10/Domestic-violence-higher-in-tsunami-zone-‹-Japan-Today_-Japan-News-and-Discussion.pdf
See also, Haworth, A. (24 February 2013). The Guardian. After
Fukushima: families on the edge of meltdown.
http://www.theguardian.com/environment/2013/feb/24/divorce-after-fukushima-nuclear-disaster
[4] New Japan
Women’s Association. “UPR Submission on the Human Rights
Situation in Japan.” UN Human Rights Council. 14th Session of the
Universal Periodic Review – 2012.
[5] Ibid.
[6] Ibid.
[7] Ando, Y. op
cit. (2013).
[8] Los estudios
epidemiológicos de supervivientes de las bombas atómicas han
demostrado significativamente mayor riesgo de cáncer, con exclusión
de la leucemia, para las mujeres en comparación con los hombres.
National Academy of Sciences. (2006). Health Risks from Exposure to
Low Levels of Ionizing Radiation: BEIR VII Phase 2. Committee to
Assess the Health
Risks of Low Levels of Ionizing Radiation. Board on Radiation Effects
Research. Division on Earth and Life Studies. National Research
Council of the National Academies. National Academies Press.
Washington D.C. https://www.nap.edu/read/11340/chapter/1 – vii
[9] Hallazgos
médicos de los estudios de exposición de la tomografias
computerizadas (TC), que también han mostrado una mayor
vulnerabilidad para la mortalidad por cualquier cáncer, con
exclusión de la leucemia, para las mujeres. Smith-Bindman, R., et
al. (14 December 2009). “Radiation Dose Associated with Common
Computed Tomography Examinations and the Associated Lifetime
Attributable Risk of Cancer.” Arch Intern Med.; 169(22): 2078–2086.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4635397/
See also,
Brenner, D.J., et al. (February 2001). “Estimated Risks of
Radiation-Induced Fatal Cancer from Pediatric CT.” American Journal
of Roentgenology. 176:289-296.
http://www.ajronline.org/doi/pdf/10.2214/ajr.176.2.1760289
[10] Slater, D.
(9 November 2011). “Fukushima women against nuclear power: finding
a voice from Tohoku.” The Asia-Pacific Journal: Japan Focus.
http://japanfocus.org/events/view/117
See also:
Freiner, N. (Fall 2013). “Mobilizing Mothers: The Fukushima Daiichi
Nuclear Catastrophe and Environmental Activism in Japan.”
ASIANetwork Exchange. Vol. 21.
http://www.asianetworkexchange.org/articles/abstract/10.16
Raquel Montón es responsable de las campañas de Energía Nuclear y Movilidad de Greenpeace
Fuentes:
Raquel Montón, La perspectiva de género en Fukushima, 07/03/19, Contrainformación.es. Consultado 07/03/19.
La obra de arte que acompaña a esta entrada es "Fukushima the day after" de Isabel Roelandts Fischer.
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