Paul François, agricultor francés, lleva una década luchando contra la multinacional agroindustrial Monsanto. En 2004, resultó intoxicado al inhalar uno de sus herbicidas y desde entonces sufre serios problemas neurológicos. Francois venció a Monsanto en dos ocasiones ante los tribunales, en 2012 y en 2015, al probar que la compañía no alertaba lo suficiente del peligro de su producto. Pero el Supremo acabó anulando esas decisiones. Este miércoles arrancó un nuevo proceso en el tribunal de apelación de Lyon.
"Este
producto fue prohibido en Canadá a mediados de los 80, así que
Monsanto no podía ignorar que este producto era peligroso, a pesar
de lo cual decidieron comercializarlo a sabiendas", recordaba
ante la prensa François.
Monsanto,
propiedad de Bayer, siempre ha defendido que no está probado que
haya relación alguna entre el estado de salud del demandante y el
producto en cuestión, el herbicida Lasso, prohibido en Francia en el
año 2007.
Pero lo cierto es
que el de François no es el único caso. En 2018, en Estados Unidos,
Monsanto se veía obligado a pagar 289 millones de euros a un
jardinero por haberle provocado un cáncer terminal con otro de sus
herbicidas. Monsanto, no obstante, se defiende:
"La
naturaleza de las patologías del señor François no existe",
decía el abogado de Monsanto, Jean Daniel Bretzner, frente al
tribunal. "Y no lo decimos nosotros, no hay más que leer el
informe pericial. No se puede atribuir ninguna culpa a Monsanto".
A través de su
lucha Paul François se ha convertido en Francia y en Europa en uno
de los rostros de la batalla contra el uso de pesticidas y
herbicidas. Pero el agricultor francés no es el único que ha
presentado una denuncia contra Monsanto: en Estados Unidos, ya se han
presentado más de 8.000 demandas legales contra el gigante
agroquímico.
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