Central nuclear de Ascó, España |
Por contra, la de Vandellós II será de las últimas en ser clausuradas, en 2035. El Gobierno cree que el recibo de la luz bajará el 7 % en una década al generalizar el uso de renovables.
por José M. Camarero
La reconversión
del sector energético que aprobó ayer el Consejo de Ministros aboga
por el cierre de nucleares cuando vayan cumpliendo su vida útil; si
hay extensiones a corto plazo, deberán ser solicitadas y
autorizadas. Como mínimo, será a partir de 2025 cuando estas
instalaciones irán clausurando su actividad de modo que en 2030 solo
haya instalados 3.000 Mw de nuclear. Y en 2035, ningún megavatio. En
estos momentos hay más de 7.000 Mw.
De esta forma, la
última central nuclear en cerrar sería la de Vandellós II, que
compartiría este honor con las de Cofrentes (Valencia) y Trillo
(Guadalajara). Por el contrario, las primeras en hacerlo entre 2025 y
2030 serían Ascó I y II y Almaraz I y II (Cáceres). Lo que no hará
el Gobierno será «alterar el orden natural de cierre» que vendrá
definido por las eléctricas.
Con este drenaje,
los planes del Gobierno pasan por mantener inalterable el parque de
ciclos combinados, con de 27.000 Mw, lo que aseguraría el futuro de
las instalaciones de Plana del Vent, en Vandellós, y Tarragona
Power, en el Polígono Petroquímico Sur.
Fuentes de
Transición Ecológica apuntan que se ha optado por esta tecnología
de respaldo porque se trata de un «mecanismo de generación
elástico», que se puede poner en marcha cuando se necesite para
garantizar el suministro, algo que no ocurre con las nucleares, al
ser más rígido su funcionamiento, indican.
Además, desde
ese departamento ministerial sostienen que el coste de generación
nuclear «no es mucho menor» que el que soportan los ciclos
combinados, que, en su mayoría, funcionan a través del gas.
Bajar el precio
de la luz
El Ministerio de
Transición Ecológica ha calculado una de las variables que más
interesan a los consumidores dentro del Marco ‘Energía y Clima’
que aprobó ayer el Consejo de Ministros: el precio de la luz. La
promesa del departamento que dirige Teresa Ribera apunta a una
reducción del recibo eléctrico del 12% dentro de una década,
cuando la mayor parte de la producción sea de origen renovable.
La estimación de
lo que se reducirá la factura se ha realizado sobre el importe bruto
de la misma, antes de aplicar los impuestos. En la actualidad, un
tercio del recibo va destinado al pago del IVA y otras figuras
tributarias. Por lo que, con las actuales variables que se incluyen
en la factura, la minoración real del recibo sería de un 7 % frente
al actual.
En cualquier
caso, la ministra Ribera indicó ayer que a partir de 2030 habrá
«una caída todavía más pronunciada» del recibo, debido a la
incorporación de más tecnologías renovables, que son las que
reducen el precio de generación.
Sería una de las
consecuencias de generalizar el uso de eólicas, fotovoltaicas y otro
tipo de instalaciones verdes para generar luz, tal y como se
encuentra establecido en el Plan de Energía y Clima; el anteproyecto
de Ley de Cambio Climático; y la Estrategia de Transición Justa.
Tres documentos que, para la ministra Ribera «no son un brindis al
sol». «No hay por qué retrasar este debate», indicó en su
comparecencia de ayer tras el Consejo de Ministros.
Pero, en
realidad, la ley quedará paralizada por la disolución de las
Cortes; y el plan es un borrador que será remitido a la Comisión
Europea para su análisis. Por ahora, no tendrá efectos prácticos,
a la espera de lo que vaya decidiendo el Ejecutivo que salga de las
urnas. La promesa de que bajará la luz, como las anunciadas por los
Gobierno anteriores, también dependerá de lo que se decida en el
futuro.
El 74 % de
electricidad verde
El programa marca
un objetivo, el de que el 74 % de la electricidad que se genere en
2030 proceda de renovables, el doble que el actual. El documento
prevé una potencia instalada de casi 157.000 megavatios (Mw), dado
que la eólica aumentará su presencia con más de 20.000 Mw y la
fotovoltaica con casi 30.000 Mw. Habrá subastas de renovables por,
al menos, 3.000 Mw al año. Ante esta entrada masiva de tecnologías
que no pueden aportar electricidad constante, el Ejecutivo ha
previsto reordenar las centrales que sí dotan de estabilidad al
sistema.
Como estaba
previsto inicialmente, se estima el fin de la energía de carbón en
2030, aunque se deja una horquilla de hasta 1.000 Mw para acompasar
el proceso de transición en las zonas afectadas. Todas las
instalaciones se encuentran en un proceso próximo al cierre: de las
14 térmicas en funcionamiento, nueve cerrarán en 2020. Y las cinco
restantes se irán adaptando «a un proceso de salida».
La Asociación de
Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) considera que estos objetivos
son «un paso adelante». Además valora positivamente que se
reconozca la «necesidad de mantener la actual generación de
respaldo» para facilitar el «crecimiento» de renovables
«garantizando» el suministro.
Fuente:
José M. Camarero, Las nucleares de Ascó I y II cerrarán a partir de 2025, 23/02/19, Diari de Tarragona.
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