La central nuclear de Fessenheim, la más vieja Francia, en este país hay 58 reactores en operación, el 75 % de la electricidad es de origen nuclear. |
por Cristian
Basualdo
VALLE DE
CALAMUCHITA, 12 febrero 2019.- En la Reserva Natural Pumakawa se
realizó el conversatorio: “Hacia una democracia energética,
políticas para salir de la energía nuclear”, con la participación
de Bernard Cottier, ciudadano francés, ingeniero en Energías
Eléctricas, docente en Electrotecnia y Energías Renovables, y uno
de los administradores de la red Sortir du nucléaire (Salir de la
energía nuclear).
“Se habla de la
nuclear como una energía limpia, en el sentido de que no se ven las
radiaciones, no se huelen, no se escuchan, y parece que está todo
perfecto” señaló Cottier, para advertir que la situación es más
complicada de lo que parece, “los reactores emiten isótopos
radiactivos, por ejemplo en el lago de Embalse hay tritio, un isótopo
del hidrógeno que se fuga inclusive cuando el reactor funciona de
manera normal”. En relación a los problemas que la radiactividad
provoca en la salud de las personas, dijo que “cada vez que se
afecta una molécula orgánica del cuerpo, cuanto más joven es el
organismo mayor es el daño, por eso hay que proteger mucho a los niños y a
las madres embarazadas”.
A continuación
realizó una reseña de los impactos ambientales del programa nuclear
francés, que fue implementado una vez terminada la Segunda Guerra
Mundial, con la creación del organismo denominado Commissariat à
l'Energie Atomique. El general De Gaulle hizo construir una pila
atómica para producir el plutonio necesario para la bomba atómica,
“ahora Francia es una potencia grande” dijo después del primer
ensayo. Los franceses realizaron un poco más de 200 ensayos
nucleares, primero en Argelia y después en la Polinesia francesa.
Estados Unidos, Rusia y Reino Unido también realizaron ensayos de
este tipo, que dispersaron radionucleidos en
todo el planeta. Si se analizan en Argentina se detectarán dichas
partículas radiactivas.
Un mapa de Francia con las instalaciones nucleares diseminadas en su territorio, permite apreciar la encrucijada en que se encuentra un país que apostó fuertemente por la energía nuclear. La crisis
petrolera de 1973 fue aprovechada por el lobby nuclear y algunos
políticos, que impulsaron la construcción de reactores en una
decisión nada democrática, sin que el Parlamento diera su visto
bueno. Bajo el eslogan “en Francia no tenemos petróleo pero
tenemos ideas” escondieron todos los peligros de la energía
nuclear. Actualmente hay 58
reactores en operación, ubicados en 19 centrales, el 75 % de la electricidad es de origen nuclear.
Riesgos y costos
de extender la vida de los reactores nucleares
La central
nuclear Saint-Laurent tiene 4 reactores, de los cuales se
accidentaron 2. El primero en 1969, cuando se
recalentó el núcleo y empezó a fundirse, algo muy peligroso porque
después es muy difícil detener la fisión nuclear. Entonces
inyectaron ácido bórico, con lo justo lograron parar el reactor y
bajar la temperatura. Como algunos átomos de la barra fundida
salieron de los tubos, se realizó una limpieza cuyos residuos se
depositaron en tanques en un primer momento, para después
descargarlos en el río Loira, donde apareció cesio y también
plutonio en los sedimentos; es un panorama problemático ya que queda radiactivo
durante miles de años, una cantidad de plutonio para perder la mitad
de la radiactividad necesita 24 mil años. En 1980 el segundo reactor
comenzó a fundirse, y de nuevo descargaron partículas en el río
Loira.
Otro accidente
muy grave se produjo en la central de Blayais, debido a una subida
del mar que inundó sus instalaciones con metro y medio de agua, tal
como pasó en Fukushima, solo que esta vez los generadores de
emergencia pudieron hacer funcionar las bombas y refrigerar los
reactores. Dicen que los ingenieros franceses son parte de la
excelencia nuclear, pero a veces la naturaleza vence a los
ingenieros.
¿Por qué la
situación es cada vez más preocupante? Un reactor nuclear es una
caldera que sirve para hervir agua, que sale con presión y hace
girar a la turbina que mueve al generador eléctrico. Estas máquinas
están envejeciendo, fueron construidas para funcionar 30 años y
casi todas superaron el límite de diseño. Actualmente en Francia
hay todo un debate si se puede prolongar o no su funcionamiento,
sabiendo que los materiales han sufrido radiaciones, choques
térmicos, y no se sabe exactamente si van a aguantar muchos años
más. Se dijo que extender la vida de cada reactor iba a costar 500
millones de euros, pero una vez empezadas las tareas la cuenta asciende a 1000 millones. Si hacen lo mismo con 58 reactores la cantidad
de dinero a gastar es verdaderamente descomunal.
Para alimentar a tantos reactores, Francia abrió
unas 200 minas en su territorio, y ya no funciona ninguna; pero sus
residuos siguen allí, porque cuando se extrae uranio del subsuelo no
está puro, hay que procesarlo, lixiviarlo, y siempre quedan
residuos radiactivos ¿De dónde viene el uranio que Francia
necesita? De África, de Niger, un pueblo que se llama Arlit, de
Kazajistán, de Canadá, un poco de Australia. En Arlit es un
desastre porque se trata de una mina a cielo abierto, utilizan
dinamita para deshacer las rocas, vuelan partículas, están
contaminando toda la zona, incluyendo la gente que trabaja allí. Para lixiviar esos minerales bombean agua fósil que no se
renueva, y así están agotando toda el agua de la zona.
La compañía
Areva es una de las 2 grandes compañías que gestionan lo nuclear en
Francia (la otra es Électricité de France), hizo malas inversiones
y el año pasado quebró, ahora son los ciudadanos franceses quienes
pagan todo esto. No solo se trata de un desastre ecológico, además
es un desastre económico.
La crisis global
de los residuos nucleares
Es el título del
informe difundido recientemente por Greenpeace Francia, más de 60
años de funcionamiento de los programas nucleares comerciales han
generado materiales radiactivos que seguirán siendo peligrosos para
el ser humano y para el medio ambiente por un periodo de tiempo muy
superior a la existencia de la civilización humana. Hay un dato
clave: la industria nuclear a nivel mundial lleva acumuladas 250 mil
toneladas de combustible nuclear gastado.
La planta de reprocesamiento de combustible nuclear de La Hague, en Normandía, donde hay almacenadas miles de toneladas de plutonio. |
Por su parte,
Bernard Cottier resumió esta problemática en Francia empezando por
la planta de La Hague, donde se reprocesa el combustible gastado para
separar los materiales de alta actividad de los de menor actividad.
Las instalaciones tienen unas 400 hectáreas, y si bien no se informa
cuánto plutonio hay almacenado, algunos estiman entre 2 mil y 5 mil
toneladas (con 5 kilogramos de plutonio se produce la criticidad).
Esta instalación es muy peligrosa, y además tiene otro problema:
como los residuos están calientes se genera hidrógeno, por lo que
se debe ventilar bien para evitar una explosión.
A medida que
pasan los años el combustible gastado se acumula en las centrales
francesas, y los nucleócratas decidieron almacenarlos bajo tierra,
un poco como el gato que esconde sus excrementos. Para ello crearon
una agencia especial denominada Agencia Nacional para la Gestión de
los Residuos Radiactivos (Andra), que en 1987 intentó implantar un
repositorio subterráneo, legitimando técnicamente y minimizando
políticamente los potenciales peligros. Pero se trataba de poner
residuos calientes, que van a interferir con el subsuelo, y cuando
ingresa agua acelera la corrosión de los contenedores que son de
acero, luego el agua puede contaminar toda la cadena alimentaria.
Finalmente la resistencia social hizo caer el proyecto.
30 años después
están implementando el mismo proyecto en el este de Francia, en
Bure, una zona donde hay menos de 7 habitantes por kilómetro
cuadrado, así evitan la oposición ciudadana. Cavaron un pozo de
unos 500 metros, y después una galería horizontal de
aproximadamente 1,5 kilómetros; ahí están simulando la presencia
de cuerpos muy calientes y midiendo cómo se comporta la arcilla.
Este proyecto fue denominado Centro Industrial para el Almacenamiento
Geológico (Cigéo), tiene previsto excavar 260 kilómetros de
galerías subterráneas, la realidad supera a la ficción.
La gente
empezó a movilizarse, a instalarse allí, en un bosque donde está
previsto instalar chimeneas de ventilación. El año pasado el Gobierno
envió las Fuerzas Armadas y ahora es una zona militarizada, otra vez
lo nuclear civil y lo nuclear militar son la misma cosa. Se dijo que iba a
costar 25 mil millones de euros, pero lo nuclear siempre duplica o
triplica el presupuesto original. Cottier remarcó los altos costos de
la industria nuclear diciendo que “hay una fuga financiera que no se sabe como
va a terminar, por eso digo que esta locura nuclear va a llevar a
Francia a la quiebra. Me acuerdo del argumento que yo escuchaba
cuando era niño de que la energía nuclear era barata, es totalmente
falso”.
Laboratorio subterráneo en Bure, al este de Francia, donde el Gobierno pretende construir un repositorio para los residuos nucleares que tendrá unos 260 kilómetros de galerías subterráneas. |
Sobriedad +
Eficiciencia + Renovables
En paralelo con
lo que se decide a nivel Gubernamental, en Francia hay todo un
trabajo colectivo de asociaciones para hacer las cosas de otra
manera, tal es el caso de la asociación Negawatt. La primer
propuesta es la sobriedad, eso supone que cada uno tenga un
coportamiento inteligente, cuidadoso, para reducir el consumo.
También debemos buscar la eficiencia de todos los aparatos que
utilizamos.
Claro siempre vamos a necesitar energía, pero ahí
podemos utilizar fuentes renovables, como la que nos obsequia el sol,
que también es de origen nuclear, porque el sol es un gigantesco
reactor nuclear con la ventaja que los residuos se quedan allí.
También podemos utilizar las fuentes eólica, de biomasa y
geotérmicas. Deberá estudiarse bien, requiere tiempo y voluntad,
pero es posible, y si no se empieza ahora, de un momento a otro la
realidad nuclear nos va a afectar a todos, porque no hay solución
para los residuos nucleares.
Durante su visita
a la Argentina, Bernard Cottier participó en conversatorios o charlas
en la ciudad de Córdoba, en el Valle de Calamuchita, y en las
ciudades de Viedma y Trelew. Junto a su esposa Colibrí Cottier
promocionan el segundo Foro Social Mundial Antinuclear (FSM AN) que
se realizará en Madrid en junio de 2019 de la mano del Movimiento
Ibérico Antinuclear.
Sortir du nucléaire es una red antinuclear libre e independiente, conformada
por más de 930 asociaciones, que tiene como objetivo una Francia y
un mundo libre de energía nuclear y armas nucleares. Después de
Chernóbil y Fukushima, cada vez más personas y asociaciones
comparten la demanda ciudadana de opciones de ahorro de energía y
producción de energía descentralizada sin energía nuclear.
Pumakawa es una organización no gubernamental dedicada a la conservación ambiental de especies autóctonas en detrimento numérico o en riesgo de extinción en la región centro de Argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario