El titular de la fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) analizó los principales desafíos que enfrenta el país en materia ambiental. Su mirada sobre los trabajos que se hacen en el Riachuelo, los efectos del cambio climático y la educación.
por Gisela
Marziotta
"La acción
individual tiene que impactar en la política pública", afirma.
Para Andrés Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y
Recursos Naturales (FARN) y uno de los máximos especialistas en esa
materia del país, es necesario "generar conciencia"
ambiental pero al mismo tiempo hacer que esto "impacte
políticamente".
En diálogo con
Infobae, el experto, quien además integra el Cuerpo Colegiado
establecido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación que tiene
a su cargo el control del Plan de Saneamiento del Riachuelo, analizó
los desafíos que enfrenta la Argentina y las problemáticas
pendientes.
- ¿Qué se
entiende por cambio climático?
- Es un concepto
que ya está adoptado a nivel mundial, 20 años atrás era una
especie de teoría muy resistida. Había gente que decía que lo que
está sucediendo a nivel climático no responde a una tendencia pero
hoy sí se sabe. Para ser sencillo en la explicación, hay que
plantear que la Tierra está recubierta por la atmósfera y que la
Tierra emite una serie de gases que tienden a rebotar en la
atmósfera, y a volverse hacia la Tierra. Eso va generando un cambio
de proporciones que impactan en la cuestión climática, que puede
ser un cambio propiamente del clima, mayores olas de calor, menor y
mayor precipitación dependiendo del lugar del planeta donde suceda.
- ¿A qué
responde esto?
- Por supuesto
que el planeta tiene un sistema de funcionamiento, pero la
intervención del hombre desde la época que tenemos registros, desde
la revolución industrial en adelante, las tendencias son fuerte y
exponencialmente crecientes, en términos de lo que significa el
impacto climático. Entonces hoy hay una teoría sustentada por un
panel de científicos que establece que el origen fuerte del cambio
climático tiene origen en el hombre, y en ese sentido hay varias
cuestiones que impactan.
- ¿Cómo cuáles?
- Por ejemplo, el
tema energético, la producción de combustibles fósiles que
consumimos habitualmente que devienen del petróleo. Determinadas
actividades agrícolas, pero a la vez el cambio del uso del suelo.
Esto significa el avance de la frontera agropecuaria para generar
mayores cultivos o el avance de las ciudades. La actividad
industrial, en menor proporción en Argentina, y también la gestión
de los residuos. Todos estos elementos impactan en la cuestión
climática. Por supuesto, es más proporción de energía y las
cuestiones agrícolas.
- ¿Qué
conciencia real sentís que hay sobre esto?
- A nivel
sociedad creo que se va tomando cada vez más volumen. La pregunta es
qué tanto repercute esto en los que toman decisiones o en las
convenciones que cada tanto nos encontramos. Con alegría festejamos
el acuerdo de París hace unos años entre (Barack) Obama y China, y
después llegó (Donald) Trump y deshizo todo eso. El impacto que se
va generando, lamentablemente, como en muchas de las cuestiones a
nivel mundial, suceden con las catástrofes o con los problemas
críticos. Se habla muchísimo de cambio climático en momentos en
donde hay catástrofes, donde hay situaciones adversas, y después
tiende a bajar.
- ¿Por qué
creés que esto se da así?
- Todo esto no es
una situación de conciencia es también de carácter económico. Hay
cuestiones que tienen que ver con intereses económicos de una
potencia con la otra. Están los que producen hidrocarburos que van a
tener que tender a bajar su producción. Están los que generan
industrialmente malas prácticas y que van a tener que cambiarlas.
Todo eso impacta en las ganancias. No es un debate alegre sino uno
con fuerte contenido económico y político.
- Llevándolo a lo
más cotidiano, si yo separo la basura en mi casa, ¿estoy
colaborando en algo?
- Todo sirve, en
la medida en que podamos unificar las cuestiones. Es decir, de nada
vale que vos separes los residuos en tu casa y que pase el camión y
se lo lleve y los tire a todos en un mismo lugar.
- Eso es lo que
estaría pasando, es muy desalentador.
- Sí, pero no
por eso uno no tiene que hacer el esfuerzo. Lo que hay que reclamar
son políticas públicas.
- Pero los tachos
verdes están en la Ciudad.
- Sí, están. El
problema es cómo se gestionan. La cuestión es cómo podemos
impactar en las políticas públicas, cómo podemos hacer que los que
toman decisiones finalmente puedan hacerlo más allá de las
cuestiones económicas porque si no, en definitiva, no logramos el
resultado. Hay que seguir insistiendo y generando conciencia pero
además impactar políticamente, ya sea a través de una movilización
social, de las elecciones, de lo que sea. La acción individual tiene
que impactar en la política pública. Si no, no tiene sentido.
- El año pasado
en la Ciudad de Buenos Aires salió la Ley de Pilas, que lo
interesante es que hace responsable de las pilas en desuso a toda la
cadena, pero aún no se aplica.
- Es la conducta
histórica de la Argentina. Carlos Nino escribió casi un best-seller
para quienes estudiamos derecho que se llama Argentina, un país al
margen de la ley. Nos grafica como tal. Pero, al mismo tiempo, eso no
significa que la ley no debe existir. Casi todas las políticas
ambientales están precedidas por leyes. Cada tema que uno plantee
está precedido por una ley, la pregunta es cómo se hace para
aplicarlo. Y esa cuestión de aplicación no deviene solamente en los
temas ambientales de los que estamos hablando sino que deviene toda
nuestra conducta. Argentina no carece de leyes, incluso hasta tiene
muy buenas leyes, lo que pasa es que la aplicación es muy baja.
- A veces uno
entra en contradicción cuando dice "me ocupo del medio
ambiente, pero mientras tanto hay hambre en el mundo". Hay un
orden de prioridades que hacen que lo ambiental pase a un segundo
plano.
- Siempre va a
haber otras prioridades. Países subdesarrollados como los nuestros
van a tener siempre otras prioridades. La pregunta es para qué
tenemos un secretario de Medio Ambiente si no nos vamos a ocupar del
tema. Total, si no nos vamos a ocupar de salud, tampoco del medio
ambiente. Y no es así, es todo un conjunto porque en definitiva
podemos mejorar nuestros ingresos y calidad de vida en términos de
salud, educación, vivienda, ¿y las condiciones de vida en las que
están viviendo?
- Claro.
- ¿Que ganamos
con que una persona que vive en el borde del Riachuelo se le
incremente el salario si va a seguir viviendo de la misma forma? Hay
que conjugar todas las políticas: atender a la necesidad prioritaria
y urgente, por supuesto, pero no hay que descuidar lo demás. Es como
el cuerpo: si por cuidar una cosa, se descuida otra, el resultado es
muy malo.
- A propósito
del Riachuelo, se cumplen ya diez años de ACUMAR (Autoridad de
Cuenca Matanza Riachuelo), ¿qué balance hacés?
- El balance es
dual. Por un lado, no podemos identificar la gestión con lo que
significa todo lo que sucedió en el Riachuelo. Existió un fallo de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, una movilización
ciudadana, un conjunto de recursos que se pusieron para empezar a
sanear el río, pero eso muchas veces tiende a confundirse con lo
efectiva o no que ha sido una gestión. La gestión no ha sido buena
porque es un tema que le cuesta a la clase política porque el
Riachuelo no es de nadie: ni de la Ciudad, ni de la Provincia, ni de
la Nación. El sistema político fracasa con esto porque, en
definitiva, ve un lugar donde nadie va a tener la posibilidad de
ponerse un galardón.
- En este momento
Ciudad, Nación y Provincia tienen el mismo color político. De
alguna manera, podría ser un galardón para el mismo equipo.
- Nosotros
creíamos lo mismo. Tanto se peleó la Ciudad, de un color político,
con la Nación y la Provincia, de otro color político, durante
tantos años que pensamos que ahora que están todas bajo un mismo
color, la cuestión iba a avanzar. Lamentablemente, en los años de
gobierno de la actual gestión, la gestión es muy mala. Y lo ha
dicho incluso la Corte Suprema de la Nación en la última audiencia
pública que tuvimos donde la evaluación que hubo fue catastrófica.
- ¿Y qué
falta?
- Yo diría que
no nos perdamos en el tema de la gestión, sepamos que tenemos un
río, que se están haciendo cosas, que se está haciendo la obra de
saneamiento más grande del mundo en el Riachuelo, y eso es algo muy
importante y que hay que sostenerlo. Pero con eso no alcanza porque
si creemos que sanear el Riachuelo es hacer una obra de cloaca,
estamos equivocados. Sanear el Riachuelo es hacer una obra, mejorar
la calidad de vida de la población que vive en el borde, reconvertir
las industrias y, por supuesto, darle una oportunidad a ese río como
un espacio propio para la Ciudad y el Área Metropolitana tenga un
espacio de producción productiva, inclusive.
- Una deuda
enorme y pendiente es la relocalización de la gente que vive en los
alrededores.
- Si, ese sí que
es un ítem de urgencia. Esa relocalización de gente que vive en el
borde -es decir, en los 35 metros de proximidad del río- está
sumamente atrasada.
- Es lo que se
llama el Camino de Sirga, ¿no?
- Exactamente. En
el borde de Sirga, que hoy es un borde que se ha abierto pero que hay
lugares -por ejemplo, la Villa 21-24- donde hay viviendas muy
estructurales e incluso con varios pisos que hay que relocalizar y
todo ese proceso ha tenido muchísimas dilaciones.
- ¿Hay algo que
destaques de lo que se está haciendo?
- La noticia
importante es que los vecinos se han organizado, que han trabajado en
las mesas de dialogo con las autoridades, que los vecinos le han
dicho a las autoridades a dónde se podrían ir a vivir porque al
principio se los mandaba a cualquier lugar y esa no es la idea. La
idea es que las personas que tienen que ser relocalizadas
obligatoriamente estén en un lugar mejor y puedan hacerlo de una
manera admisible. Entonces, hay un gran retraso pero también hay que
destacar que hay una gran organización social.
- Tengo entendido
que la provincia de Buenos Aires no está poniendo presupuesto en
ACUMAR, ¿es así?
- El presupuesto
de ACUMAR del año que va a ejecutarse es el mismo nominalmente que
el del año que pasó. Entonces, ahí ya tenemos un problema de casi
40 % menos de presupuesto. Y, en el caso de la provincia de Buenos
Aires, nosotros estamos analizando el presupuesto y creo que hay una
disminución muy grande en términos de recursos. Y esta es la
historia de siempre. Por eso es que yo he dicho muchas veces que del
Riachuelo se ocupan la Nación y la Ciudad de Buenos Aires, la
provincia es prácticamente un ausente.
- ¿Por qué
crees que ocurre esto?
- Cuando uno anda
por los despachos de los funcionarios provinciales te dicen que es un
problema de la Nación y que lo arreglen ellos. Entonces, uno podría
pensar que sí estaría mejor el Reconquista pero la verdad es que
no. Hay un gran problema de gestión ambiental en la provincia de
Buenos Aires y hay que señalarlo.
- Además,
pareciera ser que quienes no viven cerca del Riachuelo no tienen una
conciencia real de la necesidad de ese saneamiento, ¿no?
- Exacto. Siempre
ha sido el patio trasero de la Ciudad de Buenos Aires. Es una zona
que si bien ha tenido una época de apogeo con la sustitución de
importaciones porque era donde estaban las industrias que florecían,
a partir de los 70 -y sobre todo con la dictadura- todo eso migró
hacia el norte y ahí quedaron los sectores de menores recursos, las
industrias abandonadas y un lugar sumamente degradado. Hoy podemos
decir que el Riachuelo es una cloaca que utiliza todo el mundo -la
Ciudad de Buenos Aires, la Provincia y, por supuesto, las industrias-
porque es barata. No les sale nada, pero lo pagamos todos en términos
de costo. Por eso, las obras de saneamiento tienen que ver con eso.
Con empezar a evitar que esas cloacas a cielo abierto en este siglo
ya no existan más.
- ¿Cómo ves el
tema de educación ambiental?
- Existe un
mandato constitucional de promover la educación ambiental y la
información ambiental en general, pero es evidente que eso tiene
estratos. Por un lado, las nuevas generaciones que ya tienen el chip
del cuidado del medio ambiente y, por otro, generaciones como las
nuestras con las que hay que trabajar muchísimo para eso. Hasta acá
no ha habido grandes avances. Se está pensando en el Congreso en
generar una normativa específica que unifique a todo el país, me
parece que podría llegar a ser positivo, pero hay que trabajar mucho
con los docentes porque no cualquiera pueda dar educación ambiental.
- Es muy difícil
pensar todo esto si no hay una red que te pueda contener, ¿no?
- Sí, pero la
clave en las cuestiones ambientales tiene que ver también con el
involucramiento y la participación. Es decir, a mí no me alcanza
con separar los residuos en mi casa. Tengo que exigir e involucrarme.
Es el principio 10 de la declaración de Río de Janeiro que plantea
que el medio ambiente necesita participación y ese el mensaje que
hay que dar. Hay que empoderarse.
- El tema es cómo
pensar esa participación cuando estás pensando en cómo llegar a
fin de mes. Porque se alteran las prioridades de acuerdo a la
realidad socioeconómica y pareciera que estos temas suenan lejanos,
¿no?
- Todo suena
lejos pero a nadie le estamos pidiendo que sea un héroe. Estamos
diciendo: pinta tu aldea y serás universal. Me parece que la idea es
que en el lugar en el que estamos tenemos que tratar de hacer el
máximo de los esfuerzos posibles por cambiar nuestras conductas, por
pensar las cosas distintas. Todo lo que está pasando con la cuestión
de género también lo podemos trasladar a otros lugares: tenemos que
cambiar la forma mirar las cosas. No es solamente mirar cómo ganamos
más sino cómo mejoramos nuestra calidad de vida al mismo tiempo.
¿Por qué la gente se ocupa por su salud? Porque el médico le dice
que tiene que hacer algo o porque quiere estar mejor. El cuidado del
medio ambiente también tiene que ver con esto, porque no podemos
correr arriba de un basural.
Fuentes:
Gisela Marziotta, Andrés Nápoli: "El Riachuelo es una cloaca que utiliza todo el mundo porque es barata", 19/01/19, Infobae.
La obra de arte que acompaña esta entrada es "Barcos a pleno sol", del artista Benito Quinquela Martín (1890-1977).
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