El presidente de
Estados Unidos niega el impacto sobre la economía del que avisa un
documento de la propia Casa Blanca.
por Yolanda Monge
"No me lo
creo". Con estas cuatro palabras, el presidente de Estados
Unidos, Donald Trump, tumba 1.656 páginas de un informe que detalla
los devastadores efectos del cambio climático en la economía, la
salud y el medio ambiente. Poco o nada le importa al mandatario que
el estudio esté respaldado por 300 científicos de 13 agencias
federales diferentes y se haga por ley. La Casa Blanca no cree en la
Casa Blanca. Nunca antes fue tan obvio que existe una diferencia
entre la Casa Blanca y el presidente. Douglas Brinkley, historiador
presidencial en la Universidad de Rice, asegura en el diario The New
York Times que la Casa Blanca tiene “abogados y expertos que no
están dispuestos en pasar a la historia por falsear datos”.
El informe es
brutal y no se ha suavizado en lo más mínimo a pesar de que el
actual inquilino de la Casa Blanca sea un negacionista del cambio
climático. Sin ir más lejos, la pasada semana, Trump tuiteaba con
ironía lo siguiente respecto a la avalancha de frío que se cernía
sobre la costa Este del país: “¿No era que había calentamiento global?”. Hoy ha sido mucho más explícito respecto al contenido
del informe en cuanto a los efectos catastróficos que anuncia sobre
la economía: “No me lo creo”.
Algún consejero
presidencial con suficiente visión política para saber que la
historia pasa factura -y con Lyndon B. Johnson en el disco duro de su
memoria- recordaría el precio que se paga cuando se miente a los
ciudadanos. Johnson mentía al pueblo sobre la Guerra de Vietnam
cuando aseguraba que todo marchaba bien. Hasta que los papeles del Pentágono probaron lo contrario.
En este caso no
ha hecho falta investigación periodística. Son más de 1.600
páginas bajo el título de Evaluación Nacional sobre el Clima, el
estudio científico má completo que existe hasta la fecha en el que
se detalla con precisión casi milimétrica los efectos que el cambio
climático va a tener en las infraestructuras, la economía, la salud
pública y las costas del país. Las temperaturas extremas “ya se
han hecho más frecuentes y duran más tiempo”, asegura el informe.
Desde 2015, Estados Unidos ha roto récords debido a los efectos
dañinos del clima por valor de cerca de 400.000 millones de dólares.
En un acto casi
pueril, lo que hizo la Casa Blanca para intentar ocultar la falta de
sintonía entre Trump y los firmantes del informe a sueldo de la
Administración fue publicar el informe el pasado viernes al
mediodía, siendo ese viernes el día después de Acción de Gracias,
también ya mundialmente conocido y extendido como Black Friday.
Quizá así minimizaban el impacto, nadie estaría pendiente de las
noticias. El informe tenía prevista su puesta de largo para el
público en el mes de diciembre.
“El cambio
climático está transformando dónde y cómo vivimos y presenta un
desafío creciente para la salud pública y la calidad de vida, la economía y los sistemas naturales que nos ayudan a vivir”, se lee
en el reporte. Pero hay más: “Se proyecta que las pérdidas
anuales en algunos sectores de la economía se cuenten por cientos de
miles de millones de dólares para final de este siglo, mucho más
que el actual PIB de la mayoría de los Estados de la Unión”.
Debido al aumento del nivel del mar, las áreas costeras son
especialmente vulnerables, por las tormentas y porque se devaluará
mucho el valor de la propiedad. Lugares como Alaska o Luisiana se
verán forzados a trasladar a su población tierra adentro debido al
riesgo de inundaciones.
Existen dos
estudios anterior a este. Uno es del año pasado. El otro data de
2014 y es igual de preciso en sus conclusiones científicas pero no
en los costes económicos y en los efectos tangibles que ya se notan
en todo el país, sea en forma de huracanes o en devastadores
incendios en California.
Una ley de 1990
obliga al Gobierno federal a realizar un informe sobre el clima cada
cuatro años. Pero hasta 2014 y la Administración de Barack Obama no
existían regulaciones, por lo que la pelea política no existía. A
finales de 2015, Obama tuvo un papel central en la negociación del
Acuerdo de París, que establece medidas para la reducción de las
emisiones de gases de efecto invernadero. En 2016, Donald Trump llega
al poder haciendo campaña en contra de esas regulaciones y anuncia
que acabaría con la guerra “contra el carbón” de Obama y se retiraría del Acuerdo de París. Desde entonces, el presidente no
solo ha peleado para acabar con las restricciones que salvaguardan el
medioambiente si no que como ha hecho ahora niega la mayor, un
informe escrito bajo su Administración. Dice que no se lo cree.
Fuente:
Yolanda Monge, Trump sobre el informe del cambio climático: “No me lo creo”, 27/11/18, El País. Consultado 30/11/18.
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