Se trata de la
Estancia Las Dos Hermanas, cuyas tierras fueron donadas por dos
inglesas. En el campo de 4.200 hectáreas viven y trabajan dieciocho
familias en la siembra de cultivos y en la cría de ganado.
por Luciana
Panella
Arias.- Enclavada
a unos 12 kilómetros de la localidad de Arias se encuentra la
Estancia Las Dos Hermanas, una de las pioneras del sur cordobés con
producción cien por ciento orgánica. Su sistema agropecuario está
ligado a las buenas prácticas y está libre de agroquímicos o
semillas modificadas. El campo forma parte de una fundación que
tiene convenios con investigadores de la UNRC que realizan diversos
estudios en el lugar, ya que también es refugio de aves silvestres y
se llevan a cabo tareas de conservación.
La superficie del
establecimiento es de 4.200 hectáreas y, según aseguró al Puntal de Río Cuarto el
administrador general Marcelo Frías, cada centímetro de tierra es
utilizado de manera sustentable y ecológica. “Todo es orgánico,
si bien sólo hay mil hectáreas que rotamos con agricultura año a
año, el resto siguen siendo orgánicas y están en ganadería, les
va tocando en la rotación año a año ir cambiando”, afirmó el
productor.
Asimismo, hizo
una diferenciación respecto de los establecimientos que realizan
producciones agroecológicas. Señaló que estos últimos llevan a
cabo las mismas prácticas; sin embargo, precisó: “Los orgánicos
estamos certificados por un organismo que determina que efectivamente
no usamos agroquímicos ni tenemos semillas transgénicas”.
En este sentido,
contó que las llamadas buenas prácticas agrícolas, que se
promueven por parte del Ministerio de Agricultura de Córdoba, son
las que ellos hacen siempre. “Lo que es rotación, pasturas,
bovinos y muchas características coinciden con lo que hacemos, está
dentro de la normativa de la producción orgánica de la Argentina”,
advirtió Frías.
La estancia ya
lleva casi 35 años produciendo de manera orgánica y a gran escala
y, según sostuvo el administrador general, “es plenamente es
rentable”.
“Se gana dinero
con esto, sí, tal vez no igual a lo de un convencional, habrá años
que sí y habrá años que no. Posiblemente a lo largo del tiempo un
productor convencional logre más plata en su bolsillo. Pero cuando
nosotros consideramos algo llamado “externalidades”, es decir
cosas que no están valuadas, o sea nadie valoriza en términos
monetarios cuánto es lo que yo le hago bien al ambiente, y ahí es
donde realmente ganamos”, subrayó. “Yo produzco oxígeno y
capturo dióxido de carbono, cuando mis vecinos no lo hacen. Genero
productos sanos. Hay un beneficio a la sociedad en general. Nosotros
mantenemos el ambiente, tenemos aves y hacemos conservación. Hay un
beneficio público que un productor con un sistema tradicional no
brinda”, dijo.
Además, Frías
hizo hincapié en que esta forma de producir también genera empleos
y produce una vuelta de las personas a la vida en el campo. “Hay 18
familias que viven de este establecimiento. El sistema de producción
orgánica da trabajo. Este es un campo con vida, hay familias, hay
niños que van a la escuela y viven acá. Y esto es diferente al
modelo convencional en el que ya no hay gente que viva en el campo y
no hay trabajo”.
A su vez,
remarcó: “Hay que pensar en que esta tierra la vamos a dejar a
generaciones futuras. Por eso nosotros acompañamos a la tierra en su
ciclo biológico, vamos tomando cosas de ella pero esto no es una
explotación agropecuaria”.
Este campo junto
con un establecimiento ubicado en Alejandro Roca y otro en Alejo
Ledesma son los tres del sur cordobés que forman parte del grupo de
productores orgánicos extensivos certificados de la Argentina,
denominado Pampa Orgánica.
En Las Dos
Hermanas se toma como prioridad la diversidad de cultivos y por ello
en invierno se lleva a cabo la siembra de avena, trigo y cebada;
mientras que en verano -en lo que se denomina cosecha gruesa-
cultivan soja, maíz y girasol. “Teniendo esta variedad la
naturaleza se expresa mejor y está en armonía”, subrayó Frías.
En referencia a
la ganadería, el campo tiene disponibles unas 6 mil cabezas, que se
mantienen en la zona de pastizal. “Allí hacemos cría y después
hacemos la recría de las hembras para la reposición y el engorde de
los machos para la venta. Vendemos ya los animales terminados, las
hembras preñadas, o vacas de engorde o novillos gordos”, expuso.
Sobre la
diferencia de precios entre los productos orgánicos y los
tradicionales, Frías explicó que aún no “hay producciones sanas
a gran escala y esto genera que los productos orgánicos tengan un
llamado sobreprecio”.
No obstante,
rescató que año a año los valores “se han ido acomodando, pero
hay que tener en cuenta que no es lo mismo la soja común y la soja
orgánica, son dos productos distintos”; y puntualizó: “La
tonelada de nuestra soja va a costar un 35 % más, pero estamos
hablando de otra cosa. Hacemos un intercambio superador porque yo
vendo un producto orgánico y regalo al consumidor salud”.
Una herencia
dedicada a la ecología y a la conservación
La Estancia Las
Dos Hermanas forma parte de una fundación dirigida por cuatro
argentinos y cuatro ingleses y sus tierras fueron donada por las
hermanas británicas Rachel y Pamela Schiele, con el objetivo de que
se convirtiera en un campo que produjera de manera amigable con el
medioambiente desde 1984.
Dentro de las más
de 4 mil hectáreas está la laguna Las Tunas, que fue declarada
Reserva Provincial. Además la estancia es parte de la Red Argentina
de Reservas Naturales Privadas y se realizan tareas de conservación.
Incluso el
establecimiento está integrado a la ONG Aves Argentinas, a la
Alianza del Pastizal y al Movimiento Argentino de Producción
Orgánica (Mapo).
Diversos
investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto -ajustados a
convenios que tiene la casa de altos estudios con la fundación-
realizan trabajos en el territorio, que es un área protegida y
respeta el hábitat natural de gran cantidad de especies de aves y
peces que allí habitan.
Fuente:
Luciana Panella, Arias: desde hace 35 años producen sin agroquímicos y son 100% orgánicos, 01/07/18, El Puntal de Río Cuarto.
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