jueves, 28 de diciembre de 2017

Una sequía de cinco años pone en peligro a las "aguas bíblicas" del mar de Galilea

Cristo en el mar de Galilea, por Eugene Delacroix, 1854

Debido a que el famoso lago está desapareciendo, el gobierno israelí busca tomar cartas en el asunto.

A medida que Israel se aproxima a su quinto año consecutivo de sequía, el mar de Galilea presenta los niveles de agua más bajos en un siglo, sumado al hecho de que el río Jordán reduce su caudal y el mar Muerto disminuye su tamaño a pasos agigantados.

Este lago de agua dulce tiene una enorme importancia para los cristianos, ya que estos creen que sobre estas aguas caminó en sus orillas Jesús. El lago se menciona en la Biblia desde la época de los reyes de Israel y en su orilla oeste se sitúa la ciudad de Tiberíades, construida por Herodes en honor al emperador romano Tiberio.

Las "aguas bíblicas" como las del mar de Galilea continúan siendo sitios de peregrinación y son cruciales para la supervivencia y estabilidad de Israel, Jordania y los palestinos. Pero durante los últimos años, los estragos del cambio climático se han vuelto más evidentes, además del efecto negativo del crecimiento poblacional en la zona y el mayor uso de sus aguas para la agricultura.

Aquellos que visiten el área hoy día probablemente se sientan desilusionados por el paisaje. Los meteorólogos israelíes anticiparon a principios de diciembre que los próximos meses de invierno serán más secos que de costumbre, lo que empeorará aún más una situación ya de por si preocupante.

Las últimas mediciones del nivel del agua del mar de Galilea se ubicaron en 214 metros por debajo del nivel del mar, alrededor de un metro por debajo del punto mínimo en el que los expertos ecologistas predicen un daño para el ecosistema y sobre la calidad del agua.

La situación en el río Jordán es todavía más apremiante, con alrededor del 95 por ciento del flujo histórico que ha sido desviado para su uso en la agricultura desde la década del sesenta, además de los 55 millones de metros cúbicos que son dados anualmente a Jordania como parte de un acuerdo de paz firmado en 1994.

Hoy el flujo del río se ha visto reducido a sólo 30 millones de metros cúbicos anuales, menos de un cuarto de su nivel histórico. En comparación, el Támesis londinense descarga alrededor de 2 mil millones de metros cúbicos cada año.

Expertos aseguran que tanto Israel como Jordania y Palestina comparten culpa. La caída en la circulación de agua ha contribuido a una disminución del 60 por ciento del tamaño del mar Muerto, lo que ha dejado a resorts turísticos abandonados a lo largo de su costa.

Las compañías de Israel y Jordania que extraen minerales y sales de dicho cuerpo de agua son responsables del otro 40 por ciento de las pérdidas acuíferas.

Para combatir el fenómeno de la sequía, el gobierno israelí se ha propuesto bombear agua desalada al mar de Galilea, en el marco de un proyecto de USD 300 millones que tomará dos años en ser completado.

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