Debido a que el famoso lago está desapareciendo, el gobierno israelí busca tomar cartas en el asunto.
A medida que
Israel se aproxima a su quinto año consecutivo de sequía, el mar de
Galilea presenta los niveles de agua más bajos en un siglo, sumado
al hecho de que el río Jordán reduce su caudal y el mar Muerto
disminuye su tamaño a pasos agigantados.
Este lago de agua
dulce tiene una enorme importancia para los cristianos, ya que estos
creen que sobre estas aguas caminó en sus orillas Jesús. El lago se
menciona en la Biblia desde la época de los reyes de Israel y en su
orilla oeste se sitúa la ciudad de Tiberíades, construida por
Herodes en honor al emperador romano Tiberio.
Las "aguas
bíblicas" como las del mar de Galilea continúan siendo sitios
de peregrinación y son cruciales para la supervivencia y estabilidad
de Israel, Jordania y los palestinos. Pero durante los últimos años,
los estragos del cambio climático se han vuelto más evidentes,
además del efecto negativo del crecimiento poblacional en la zona y
el mayor uso de sus aguas para la agricultura.
Aquellos que
visiten el área hoy día probablemente se sientan desilusionados por
el paisaje. Los meteorólogos israelíes anticiparon a principios de
diciembre que los próximos meses de invierno serán más secos que
de costumbre, lo que empeorará aún más una situación ya de por si
preocupante.
Las últimas
mediciones del nivel del agua del mar de Galilea se ubicaron en 214
metros por debajo del nivel del mar, alrededor de un metro por debajo
del punto mínimo en el que los expertos ecologistas predicen un daño
para el ecosistema y sobre la calidad del agua.
La situación en
el río Jordán es todavía más apremiante, con alrededor del 95 por
ciento del flujo histórico que ha sido desviado para su uso en la
agricultura desde la década del sesenta, además de los 55 millones
de metros cúbicos que son dados anualmente a Jordania como parte de
un acuerdo de paz firmado en 1994.
Hoy el flujo del
río se ha visto reducido a sólo 30 millones de metros cúbicos
anuales, menos de un cuarto de su nivel histórico. En comparación,
el Támesis londinense descarga alrededor de 2 mil millones de metros
cúbicos cada año.
Expertos aseguran
que tanto Israel como Jordania y Palestina comparten culpa. La caída
en la circulación de agua ha contribuido a una disminución del 60
por ciento del tamaño del mar Muerto, lo que ha dejado a resorts
turísticos abandonados a lo largo de su costa.
Las compañías
de Israel y Jordania que extraen minerales y sales de dicho cuerpo de
agua son responsables del otro 40 por ciento de las pérdidas
acuíferas.
Para combatir el
fenómeno de la sequía, el gobierno israelí se ha propuesto bombear
agua desalada al mar de Galilea, en el marco de un proyecto de USD
300 millones que tomará dos años en ser completado.
Fuente:
Una sequía decinco años pone en peligro a las "aguas bíblicas" del mar de Galilea, 26/12/17, Infobae. Consultado 28/12/17.
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