por Pascal
Laureyn
PHNOM PENH, 15
nov 2017 (IPS) - En Laos, la selva frondosa está viva, pero en el
río Mekong, un muro gigante de concreto se eleva lentamente por
encima de los árboles. La represa de Don Sahong es un fuerte
símbolo, no solo del hambre de energía de Asia, sino también de lo
que sus detractores temen que sea un desastre en ciernes.
Sin salida al
mar, Laos se vuelve ‘la batería de Asia sudoriental’.
Ese país
montañoso con sinuosos rápidos tiene una geografía ideal para la
producción de energía hidráulica, y Don Sahong es solo una de las
nueve represas que quiere construir río arriba, arguyendo que es la
única forma de desarrollar un Estado pobre.
Pero hay serias
desventajas.
La construcción
de la represa de Don Sahong avanza con poca o ninguna consideración
por el impacto que tiene en los ecosistemas y en las comunidades
asentados en los márgenes del río.
El Mekong es el
segundo río con mayor diversidad biológica del mundo, después del
Amazonas, según la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO).
Además, permite
la mayor pesca en agua dulce. La cuenca baja del Mekong ofrece una
amplia variedad de hábitats de reproducción para más de 1.300
especies de peces. Pero si se represa, se interrumpirá la migración
de estos hacia esos sitios.
La FAO calcula
que alrededor de 85 por ciento de la población de la cuenca baja
vive en áreas rurales.
Su sustento y la
seguridad alimentaria está estrechamente vinculada al río y es
vulnerable a los golpes relacionados con el agua, no solo para los
pescadores, sino para miles de personas más que venden alimentos u
ofrecen cientos de servicios relacionados, indicó la FAO.
Millones de
personas en Laos, Camboya, Tailandia y Vietnam podrían perder los
peces de los que dependen para alimentarse.
El director del
Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) Chhith Sam Ath, declaró a The
Diplomat que la represa de Don Sahong es una “bomba de tiempo
ecológica”.
“Amenaza la
seguridad alimentaria de 60 millones de personas en la cuenca del
Mekong”, remarcó.
“La represa
tendrá un impacto desastroso en todo el ecosistema del río y hasta
el delta, en Vietnam”, añadió. Eso es particularmente devastador
río abajo en Camboya porque más de 70 por ciento de la proteína
consumida la obtienen del pescado.
La represa de 260
megavatios también puede poner en peligro a los delfines del río
Irrawady, una importante fuente de ecoturismo en el lado camboyano
del río Mekong.
De hecho, solo
quedan 80 delfines. Algunos viven a unos kilómetros de Don Sahong, y
represar el río Mekong no hará más que extinguir los delfines que
quedan.
Una batería de
800 millones de dólares
Laos avanza igual
con la represa, sin la aprobación de la Comisión del Río Mekong y
a pesar de las protestas de las organizaciones no gubernamentales y
de los países río abajo.
Las autoridades
sostienen que no pueden impedir que el país persiga su derecho al
desarrollo, y sostienen que atenderán algunas de las preocupaciones
con turbinas que no dañan a los peces y escaleras para ellos. Pero
los críticos no están convencidos de que las medidas sean
suficientes.
Río abajo,
Camboya empeora las cosas, y el primer ministro, Hun Sen, presionó
un botón simbólico.
Por primera vez,
las compuertas de la Baja Sesan 2 se cerraron y comenzó a formarse
un lago artificial. Ahora Camboya tiene su propia batería de 800
millones de dólares, construida con fondos y conocimientos chinos.
En la ceremonia
de apertura, Hun Sen elogió el milagro tecnológico y a los
inversores chinos. Y recordó que la necesidad de electricidad crece
rápidamente.
Camboya tiene la
electricidad más cara de Asia sudoriental, lo que cambiará con esa
represa de 400 megavatios en el río Sesan, cerca de su confluencia
con el Mekong.
Aldeas hundidas
En Kbal Romeas,
río arriba de Sesan, los pescadores esperaron en vano la migración
anual de mayo y junio. Pero no más pescado.
Los pobladores se
mudaron para escapar del aumento del nivel del agua y del crecimiento
de la pobreza. El único recordatorio del otrora pueblo vivaz es el
techo de una pagoda que parece flotar en el agua vacía.
“El río Sesan
se bloqueó por la represa”, explicó Maureen Harris, del no
gubernamental Ríos Internacional, en un informe. “Eso plantea un
problema para las 200 especies que migran del Mekong a su lugar de
reproducción en el Sesan”.
La Academia
Nacional de Ciencias de Estados Unidos pronosticó que la población
de peces de la cuenca baja del Mekong disminuirá 9,3 por ciento.
La Comisión del
Río Mekong, un órgano intergubernamental encargado de coordinar la
gestión del río, divulgó hace poco resultados provisorios, pero
alarmantes, sobre su investigación. Las dos represas terminadas y
las 11 previstas diezmarán la población de peces en la cuenca baja
del Mekong.
Las represas
también afectarán a alrededor de 20 millones de vietnamitas en el
delta del Mekong, un área responsable de más de una cuarta parte
del producto interno bruto del país.
Además, bloquean
el flujo de sedimentos, ricos en nutrientes y necesarios para que el
suelo sea apto para el cultivo.
En Vietnam, las
orillas erosionadas y las casas cayéndose sobre el agua, se
volvieron un espectáculo común.
El primer
ministro camboyano desechó las preocupaciones ambientales y criticó
a los “ambientalistas radicales”.
“¿De qué otra
forma podemos desarrollarnos?”, planteó. “No hay desarrollo que
no tenga un efecto en el ambiente”, añadió.
La organización
internacional Mother Nature mapeó las consecuencias ambientales de
la represa de bajo Sesan 2, tras lo cual ahora, uno de sus
fundadores, Alejandro Gonzalez-Davidson, está proscrito del país.
Los costos
superan los beneficios
Las represas
implican un elevado costo ambiental, ponen en peligro la seguridad
alimentaria y corren el riesgo de aumentar la pobreza de millones de
personas.
Además, el
potencial del río está sobreestimado por los inversionistas,
advirtió la comisión. Las represas solo cubrirán ocho por ciento
de las necesidades energéticas proyectadas para la cuenca baja del
Mekong.
Además, el
organismo propuso una moratoria sobre la construcción de represas.
Pero muy pocos gobiernos escuchan.
La comisión
estimó que la pesca combinada en la cuenca del Mekong asciende a
17.000 millones de dólares. La energía de las 13 represas pueden
producir 33.400 millones de dólares, según un estudio internacional
de la Universidad Mae Fa Luang, en Chiang Rai. Pero un sistema
ribereño despojado se estima en 66.200 millones de dólares, según
el mismo estudio.
Los costos reales
de las hidroeléctricas parecen superar sus beneficios. Sin embargo,
los proyectos continúan avanzando.
El golpe de
martillos neumáticos se volverá más común. La madre de todos los
ríos tendrá que hacer frente a un ejército de hombres con casco de
seguridad y que quieren impedirle fluir libremente.
Traducido por
Verónica Firme
Fuente:
Pascal Laureyn, Represas en el Mekong, un desastre en ciernes, 15/11/17, Inter Press Service. Consultado 18/11/17.
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