El científico
James Hansen habló con DW sobre los gobiernos liberales que no
actúan de forma coherente en su lucha contra el calentamiento
global, y por qué son más peligrosos que Trump.
por Cengiz Özbek
DW: ¿Qué piensa
acerca de la política energética alemana como organizador de la
COP23? Todavía hay más de 70 minas de carbón operando en el país.
¿No es contradictorio esto en relación a la meta de Alemania de
recortar las emisiones en un 40 por ciento de acá a 2020?
James Hansen: Sí,
Alemania está en problemas, porque hizo una evaluación poco
realista de la escala temporal que tenemos para resolver este
problema. No podemos instalar nuevas plantas de energía para que
sigan quemando carbón, tenemos que eliminar esas emisiones tan
rápido como sea posible. Alemania es de gran utilidad en el sentido
de que está demostrando cuán difícil es cambiar la matriz
energética por una totalmente renovable. Es un proceso caro.
Creo que Alemania
cometió un error cuando decidió eliminar la energía nuclear. Pero
tampoco queremos que se expandan los reactores nucleares ni los de
agua ligera. Sabemos desde hace décadas cómo usar tecnologías
mucho mejores para esto mismo, que a la vez son más seguras y más
difíciles de ser usadas con fines militares. Por desgracia, Alemania
no está siguiendo un camino que la lleve a eliminar con mayor
velocidad las emisiones. Pero tenemos un problema aún peor en
lugares como Estados Unidos. No quiero perder tiempo criticando en
exceso a Alemania.
Trump está
retirando a Estados Unidos del Acuerdo de París. Pero esto no
entrará en vigencia sino hasta noviembre de 2020. ¿Cree usted que
EE. UU. realmente dejará el acuerdo?
Francamente, no
creo que eso importe mucho. Como sea, no hay mucha esperanza con el
gobierno de Estados Unidos, y no la había con el anterior tampoco,
uno que pretendía que estaba resolviendo el problema cuando en
realidad estaba dando pequeños pasitos de bebé. Permitió la
construcción de ductos, el desarrollo del fracking, la perforación
del océano profundo, del Ártico, etcétera.
Los gobiernos que
dicen que el cambio climático es un problema y luego proponen
soluciones a medias que no resuelven nada son, de cierto modo, un
problema más grande que los que provocan gobiernos del tipo Trump.
Con estos, todos ven lo que hacen y que tienen a la industria de los
combustibles fósiles en el bolsillo. Pero los gobiernos liberales
tampoco están resolviendo el problema
¿Entonces cuál
es su fórmula para resolver el problema de las emisiones?
Tenemos que llegar a alguien en las esferas de poder que admita el hecho de que mientras se permita que los combustibles fósiles sean baratos, no podremos resolver el problema. Por medio del subsidio a los paneles solares y ese tipo de tecnología, cubrimos una pequeña porción de nuestras necesidades energéticas con energía renovable. Pero los combustibles fósiles siguen siendo utilizados sin que veamos una reducción sustancial.
Tenemos que
sincerar los precios de los combustibles fósiles. Esto significa que
debemos aumentar el precio del carbón, crear un impuesto al carbón.
Nosotros decimos que debemos cobrar impuestos a las compañías de
combustibles fósiles y distribuirlos en cantidades equitativas. Así,
quien sea mejor en la reducción de su uso de combustibles fósiles
hará dinero.
¿Cómo? Esto
estimulará a los empresarios a desarrollar energías limpias y
apoyar la eficiencia energética, y alentará a las personas a
prestar atención a la huella de carbono. A menos que tengamos ese
sobreprecio sobre la emisión de contaminantes, no veo formas de
resolver este problema.
James Hansen,
científico que estuvo en altos cargos en la Nasa como experto
climático, es visto como "el padre de la conciencia por el
cambio climático" gracias a sus tempranas advertencias sobre el
tema en una famosa exposición ante el Congreso de Estados Unidos, en
1988.
COP23: un
conjunto de reglas para la protección del clima
La comunidad
internacional en París se había comprometido a detener el
calentamiento global. En Bonn, ahora es cuestión de acordar medidas
de control. DW con las respuestas más importantes.
por Bob Berwyn
Hace dos años,
la comunidad internacional se comprometió en París a reducir el
calentamiento global por debajo de los 2° Celsius. Ahora se trata de
negociar un conjunto de reglas con las que se pueda alcanzar esa
meta. Una gran parte de las negociaciones, que se extenderán durante
dos semanas en la ciudad de Bonn, Alemania, tratarán sobre cómo va
a ser implementado el compromiso común firmado por casi 200
gobiernos. Por ejemplo, ¿cómo pueden medirse los avances de un país
para reducir sus emisiones de CO2?
"Definitivamente
no es una tarea fácil establecer ese tipo de reglas”, dice Paul
Palmer a Deutsche Welle (DW), científico especialista en el clima de
la Universidad de Edimburgo, quien junto con un equipo internacional
está investigando el comportamiento de los gases de efecto
invernadero en la atmósfera.
"Tenemos que
ser muy cuidadosos en el cálculo de las emisiones. Cómo buscaremos
reducciones pequeñas y graduales en volúmenes a gran escala,
deberemos asegurarnos de que los números sean correctos”, agrega
Palmer.
¿Por qué los
controles son importantes para alcanzar los objetivos del Acuerdo de
París?
Las medidas que
los países se han comprometido a implementar en el Acuerdo de París
son voluntarias. "Eso significa que será importante comprobar
que los países realmente están progresando”, plantea Andrew
Light, experto que dirigió las negociaciones sobre el clima para
Estados Unidos durante el gobierno del ex presidente Barack Obama y
que ahora trabaja en el Instituto de Recursos Mundiales. "La
transparencia es la única forma de saber si efectivamente podemos
avanzar. Tenemos que entender lo que las otras partes están
haciendo", afirma.
¿Cómo informan
los países sobre su progreso?
Actualmente, la
comunidad mundial confía en los informes propios de cada
administración, que a su vez son revisados por otros países. De
este modo, las partes se monitorean mutuamente para saber cómo
maneja cada uno sus emisiones de gases de efecto invernadero. Cada
país es responsable, entonces, de rastrear y reducir sus propias
emisiones.
En esencia, son
los propios países los que cuantifican la cantidad de carbón,
petróleo y gas que utilizan a través de una fórmula estándar
internacional, la que facilita que puedan calcular sus emisiones de
CO2. Esta fórmula también tiene en cuenta las variables que
dependen de la agricultura y la explotación forestal y que influyen
directamente en la captura de los gases de efecto invernadero
derivados del ganado, los fertilizantes y los cambios en las áreas
cubiertas por bosques.
¿Cuál es la
fecha límite para tener listo este conjunto de reglas?
Las regulaciones deben armonizar los procedimientos de cálculo de emisiones de los países. De acuerdo con el Acuerdo Climático de París, las reglas deben permanecer vigentes hasta 2018, lo que significa que para lograrlo en este lapso de tiempo las delegaciones reunidas en Bonn deben acordar los detalles sobre cómo calcular las emisiones de carbono.
Sin embargo, uno
de los mayores obstáculos a la transparencia del procedimiento es el
"sistema de doble vía”, adoptado en la Conferencia de Cancún
sobre Cambio Climático en 2010: se aplican diferentes reglas a los
países en vías de desarrollo que a los países desarrollados, ya
que estos últimos son sometidos a un examen mucho más detallado.
¿Cuán
comprometido estará Estados Unidos en el cumplimiento de las reglas?
Todos deben
seguir las mismas reglas en algún momento para que el compromiso de
París funcione, afirma Light. "Y a pesar de que , Estados
Unidos (junto con China) ha presidido el Comité de Transparencia en
el que planteó muchas ideas progresistas”, agrega el experto.
"Estados
Unidos tenía incluso una de las miradas más progresistas respecto
de un sistema de detección universal –dice Light–, pero el
anuncio de Trump de retirar a su país del Acuerdo de París
desconcierta a todos sobre lo que sucederá en las negociaciones en
Bonn”, dice Light.
"Los
observadores no deberían esperar anuncios radicales durante la COP
23”, dice por su parte Glen Peters, director de investigación del
Centro para la Investigación Climática Internacional en Oslo,
Noruega. Los cambios ocurrirán "con marcada lentitud y tardarán
entre cinco y diez años en concretarse”, plantea Peters. El
sistema de doble estándar para países en desarrollo y desarrollados
podría simplemente no funcionar a largo plazo.
¿Cuáles son las
reglas para los países en vías de desarrollo?
"Los países
en vías de desarrollo deben proporcionar informes periódicos pero
no tienen que enviar estimaciones detalladas de sus emisiones, con lo
cual dispondremos de muy poca información oficial sobre la cantidad
de gases de efecto invernadero que emiten", describe Peters.
Aun cuando
existen estimaciones independientes de terceras partes, por ejemplo
de la Agencia Internacional de Energía, las escalas de las
estimaciones no son siempre uniformes. Por lo tanto, no está
realmente clara la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos
por países como China, Brasil e India, según el investigador.
Para él, es
China la que, en particular, debería intensificar sus controles y
verificación de emisiones. De lo contrario, los países más
pequeños y menos desarrollados podrían argumentar que carecen de
los recursos para proporcionar informes más detallados. China, sin
embargo, tiene todas las habilidades y capacidades necesarias, agrega
el experto.
"El país
asiático quiere demostrar su liderazgo y por eso mismo también
debería divulgar las cifras –sugiere–. Esto, a su vez, ejerce
presión sobre otros países en desarrollo, como India y Brasil, para
que hagan lo mismo.”
¿Cómo
funcionará el monitoreo de CO2 en el futuro?
Las tecnologías
como los satélites jugarán un papel más importante en el monitoreo
y la verificación de las emisiones de CO2 y en el análisis del
ciclo del carbono en general, lo que es importante porque los
combustibles fósiles no son las únicas fuentes de gases de efecto
invernadero.
Los últimos tres
años ofrecen un análisis preciso de este fenómeno: aunque las
emisiones anuales de combustibles fósiles se mantuvieron constantes
desde 2014 hasta 2016, la cantidad total de CO2 en la atmósfera ha
aumentado mucho más rápido que en años anteriores. La nueva misión
satelital de la NASA Orbiting Carbon Observatory 2 atribuyó estos
aumentos de CO2 a los cambios en los bosques tropicales de la
Amazonía, África e Indonesia.
De esta forma,
los satélites recopilarán información de países donde los
factores financieros, políticos o geográficos hacen imposible la
recolección de datos en el terreno, de acuerdo a Palmer. "Los
satélites pueden sobrevolar grandes bosques y océanos, áreas donde
de otra manera sería muy difícil tomar medidas. Esto nos ayudará a
separar las emisiones de petróleo, gas y carbón de los procesos
naturales y de los cambios en el uso de la tierra”, concluye el
experto.
Fuentes:
Cengiz Özbek, Cambio climático: hay “problemas más grandes” que Trump, 11/11/17, Deutsche Welle. Consultado 13/11/17.
Bob Berwyn, COP23: un conjunto de reglas para la protección del clima, 11/11/17, Deutsche Welle. Consultado 13/11/17.
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