Fardos y basura suelta. Vista de la cava de Cañada Grande el 10 de marzo de 2016. Foto: Franco Ezequiel Sarrachini |
por Cristian
Basualdo
CIUDAD DE
CÓRDOBA, 6 de junio de 2016.- En busca del autor del proyecto de la
planta de Cañada Grande, ingreso al señorial edificio ubicado en la
esquina de Rivadavia y Rosario de Santa Fé, donde funciona una de
las unidades de atención integral de la Administración Nacional de
Seguridad Social (ANSES). Allí solicito una entrevista con el funcionario
del Gobierno Nacional más relevante de Córdoba: Henry Blas Leis, el jefe regional de la ANSES, cargo que antes ocupaba la kirchnerista
Gabriela Estévez.
Blas Leis es
licenciado en gestión ambiental y en 2010 confeccionó el segundo
Estudio de Impacto Ambiental de la Planta regional de tratamiento de
residuos sólidos urbanos de Calamuchita, ubicada en Cañada Grande.
Aunque la
entrevista no estaba pactada de antemano, el importante funcionario
hace un alto en sus tareas para atenderme en la recepción de su
oficina; hablará poco y pausado, pensará mucho las cosas
y no dirá lo que no le convenga. Comienzo
preguntando por los motivos que llevaron a ubicar un vertedero de
basura en un lugar inundable. Blas Leis me explica que, cuando ganó
el concurso para la confección del citado estudio, el sitio de
emplazamiento y la técnica a utilizar ya estaban decididos de
antemano por la Secretaría de Ambiente Provincial.
- “La respuesta hay que buscarla ahí”, sostiene el jefe de la ANSES. Agregando que el emprendimiento era viable solo si en la fosa se depositaban fardos conformados por la fracción seca no reciclable de los residuos sólidos urbanos. Y si además se concretaba el canal de guarda para proteger el predio de las escorrentías superficiales.
- “La respuesta hay que buscarla ahí”, sostiene el jefe de la ANSES. Agregando que el emprendimiento era viable solo si en la fosa se depositaban fardos conformados por la fracción seca no reciclable de los residuos sólidos urbanos. Y si además se concretaba el canal de guarda para proteger el predio de las escorrentías superficiales.
La planta de Cañada Grande el 10 de marzo de 2016, al fondo se observa una parte del galpón. Foto: Franco Ezequiel Sarrachini |
- “El lugar es
bajo”, confirma el mismísimo diseñador de la planta. Dando una
prueba más de lo desfavorable del sitio donde Calamuchita está
depositando su basura, una cuenca tributaria del lago de Embalse.
El lector encontrará otras 10 pruebas de la
inundabilidad de Cañada Grande haciendo clic aquí.
El problema de
Blas Leis es fácil de enunciar, difícil de resolver: su firma está
estampada en un desastre ambiental, y eso puede salpicar su carrera
política, ahora que es una estrella en ascenso dentro del PRO.
Aquí quiero
pedirle al lector que crea en la Justicia, que en mayo de
2012 ordenó el inmediato cese de actividades por el incumplimiento
de la Ley 26.675, Ley General de Ambiente.
En abril de 2014,
Blas Leis fue invitado por el PRO Villa General Belgrano para
dar una charla sobre la problemática ambiental de Calamuchita. Al
ver las fotografías del desmadre en la cava de Cañada Grande dijo
que "no es nada de lo que figura en el proyecto original".
Sucede que la
planta no deja de dar malas noticias: desde el abandono de quienes
iban a operar las intalaciones (Furgiagro SA, Cultura Ambiental y
Resimundo), hasta el corte del camino de acceso por parte de los dueños del campo a quienes no le pagaron la expropiación, por citar
algunos de los escándalos más resonantes.
Lejos
de
reconocer algún defecto, las autoridades proclaman a la planta como
única en su tipo en el continente. En tiempos de la posverdad, el
sentido común nos falla en
hacernos creer que la tecnología es una suma de aparatos.
Está claro que Blas Leis pudo haberse negado a confeccionar el polémico proyecto. Fue un partícipe necesario, pero no suficiente, de la compleja red formada por funcionarios de la Secretaría de Ambiente Provincial, consultores ambientales y empresas privadas, donde existe un proceso de burocratización que impulsa proyectos irregulares. Cada eslabón se convierte en un ejecutor parcial, en consecuencia las acciones se fragmentan, las responsabilidades se diluyen y nadie resulta finalmente responsable.
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