Se trata de Abra Pampa en la Puna Jujeña, condenados por la codicia capitalista de los empresarios y mineras, un desastre ambiental que aún no tiene responsables ni culpables, pero que la sufren miles de habitantes.
por Sol
de Los Andes
El
viernes 2 de junio en la ciudad de San Salvador de Jujuy, se llevó a
cabo la etapa de alegatos, para culminar en los meses posteriores con
la sentencia, que definirá la responsabilidad del Estado Municipal
por el daño causado a niños y adultos de la localidad de Abra Pampa
como consecuencia de la contaminación por plomo de la ex fundidora
Metal Huasi. En las primeras horas de la mañana, vecinos de la
población se reunieron en el centro del pueblo, para poder llegar a
la ciudad capitalina, donde se llevaría adelante la primera
audiencia de esta etapa del proceso. Más de 40 familias decidieron
acompañar con su presencia.
La
audiencia fijada para las 8.30 de la mañana, se constituyó en los
tribunales de San Salvador de Jujuy, con presencia del Abogado Raid
Quintar, como representante de la parte actora, y el Doctor Chacón
en representación del municipio. Asimismo, no todos pudieron
presenciar la audiencia, porque solo entraron al recinto no más de
diez personas.
La
historia del desastre
Allá
por 1950 se asentaba en el pequeño poblado de Abra Pampa una Gran
Empresa de Fundición, Metal Huasi, llegó por autorización y
legitimación del gobierno de turno. Dicha fundidora recibía
minerales de las empresas Mina Pirquitas, Pan de azúcar, el Aguilar,
y de minas de Bolivia.
Abra
Pampa en ese momento contaba con un pequeño poblado y aún no se
constituía como municipio, mucho menos contaba con autonomía. Por
ser el principal centro de congregación de las comunidades aledañas
y teniendo en cuenta también la creación del ferrocarril, el
pequeño pueblo fue creciendo alrededor de esa gran planta
contaminante.
“Por
las tardes noche, no se podía respirar, flotaba en el aire un humo
que provocaba ardor en la garganta”, comenta así un vecino que
vivió y creció con esa fundidora.
En
1986, Metal Huasi cierra sus puertas. La fundidora se cerró porque
algunos obreros estaban contaminados, según testimonia un ex
trabajador. Otros testimonios nos hablan de que en ese tiempo las
mineras pagaban sus regalías con materia prima (plomo, zinc, y
otros) al Estado provincial. Este las vendía a las fundidoras Metal
Huasi, y otras fundidoras ubicadas en Pálpala. En 1986 las empresas
cambian su modalidad de pagar al Estado provincial, ya no con materia
prima sino con dinero, a la vez produciendo su crisis como del sector
minero en esa época, y posterior cierre dejando una gran montaña de
escorias en el centro del pueblo, que sería, no el fin de la
contaminación, sino el inicio de uno más dañino para los
pobladores.
Ya
durante la actividad de la fundidora, se hicieron estudios sobre la
contaminación, informe que quedó relegado al olvido y ocultado por
los gobernantes de entonces, mientras tanto, las ganancias para ellos
aumentaban en desmedro de la salud de la pequeña comunidad. Ya por
el 2004 se evidenciaba esa contaminación y envenenamiento en los
niños principalmente, con muestras que arrojaron un alto porcentaje
de la población con saturnismo, es que como consecuencia del elevado
porcentaje de plomo en la sangre que poseen, que afecta a los
riñones, huesos y principalmente al cerebro, provocando en algunos
casos retraso mental, retraimiento o problemas de concentración y en
el feto posibles malformaciones.
Como
consecuencia de ello, en el 2007 los pobladores deciden organizarse e
iniciar un juicio exigiendo que alguien se hiciera responsable de
estos daños ambientales.
Bajo
la consigna de Pachamama Verde, y demás eslogan pachamamistas en
referencia “a la gran preocupación por el medio ambiente” del
actual Gobierno de Morales y de los otros que lo antecedieron.
Al
día de la fecha nadie se hizo responsable de esta situación tan
alarmante en la comunidad, que ya paso a ser naturalizado por los
pobladores. Tanto así que en el año 2000 bajo la intendencia del
radical Luis Armella, se agravó más aun la situación, ya que se
esparció por toda la población estas escorias, cubriendo baches, e
incluso en una cancha de futbol.
Mientras
Municipio y Provincia se patean la pelota en cuanto a quién va
responder por este daño causado a la población, los niños que en
el 2000 tenían posibilidades de llevar adelante un tratamiento, hoy
ya se ha vuelto totalmente irreversible, generando un alto número de
jóvenes que poseen las graves consecuencias del plomo. Consecuencia
de ello es el alto número de deserción escolar, jóvenes que ya no
pueden estar al nivel de cualquier otro joven que desea superarse y
estudiar, el alcoholismo, la drogadicción afecta a esta generación,
tras el fracaso en las instituciones educativas y a la falta de
atención y contención por las autoridades responsables.
El
daño es irreversible, la lucha de decenas de familias con la
iniciación de este juicio que está próximo a dar su paso final,
quedará en el vacío y quizás solo sea un resarcimiento económico
que no solucionará el gran daño ambiental que generó y sigue
generando esas escorias del Metal Huasi que en la actualidad sigue
fluyendo por el aire, el viento y el agua que consumen las familias
abra pampeñas. Condenándolos al fracaso.
La
“supuesta remediación ambiental” subsidiada por el BID, que cayó
en manos del Gobierno Fellnerista, y en Abra Pampa con la misma línea
política con la intendencia de Machaca, en los resultados se
evidencia el gran desinterés por subsanar el daño causado a la
población, construyendo un “anfiteatro”, que no es apto para el
clima de esta zona, con una cancha de césped sintético, sobre el
predio donde se asentaba un cartel burdo, con la leyenda de
“prohibido pasar, zona contaminada”, el cual hasta el día de la
fecha solo están de adorno, ya que no se lo puede usar.
Antes
de iniciar un juicio pidiendo que se condene y se impute de
responsabilidad al Estado ya sea municipal o provincial, es el Estado
quien de oficio debería haber remediado la salud de los jóvenes y
niños que quedaron condenados de por vida a llevar en su sangre el
plomo. De Abra Pampa no se erradico la contaminación, es latente. Y
en el día del medio ambiente, con una campaña pobre del municipio,
se cree que con reciclar se deja de contaminar. Sin tener en cuanta
cuál es la gran contaminación que hay en la población. Mientras el
gobierno siga negociando nuestros recursos naturales, práctica del
peor capitalismo saqueador que todo lo mercantiliza, además de
dejarnos sin agua, nos dejarán envenenados, y como el norte jujeño
es tan menospreciado por todos, no les interesa la salud y mucho
menos nuestras vidas.
Fuente:
Sol de Los Andes, Niños de plomo: la terrible herencia de un pueblo jujeño, 07/06/17, La Izquierda Diario. Consultado 08/06/17.
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