En los últimos
años, el cuidado del ambiente, con especial acento en la
recuperación del bosque nativo y la conservación de los recursos
hídricos, ha encontrado eco en las comunidades más afectadas del
territorio provincial.
En los últimos
años, el cuidado del ambiente, con especial acento en la
recuperación del bosque nativo y la conservación de los recursos
hídricos, ha encontrado eco en las comunidades más afectadas del
territorio provincial. Por caso, sólo en el área de las Sierras
Chicas -de Villa Allende a Ascochinga; de Río Ceballos a La
Calera- fueron delimitadas 12 reservas naturales que se proponen
proteger unos 470 kilómetros cuadrados en total.
El problema es
que casi todas se encuentran en una situación tan irregular que, en
la práctica, no existen como tales por dos motivos concurrentes:
todavía no se dispuso un marco normativo que regule el alcance
efectivo de la declaración de reserva cuando se trata de terrenos
que no son fiscales; y no cuentan con el imprescindible plan de
manejo y el equipo de guardaparques necesario para su control.
Con todo, hay un
par de casos testigo, como la reserva Los Manantiales, en Río
Ceballos, o Los Quebrachitos, en Unquillo, donde se estableció con
claridad qué pueden hacer y qué no los predios privados
comprendidos en el área de conservación fijada. Eso sí: suman
apenas unos 60 kilómetros cuadrados.
Lógicamente, el
Gobierno provincial debe encontrar una solución. Será una excelente
manera de demostrar su compromiso en la materia. Así como se expresó
a favor de la creación de un nuevo parque nacional en el noroeste de
la provincia, debe fijar el marco legal y asignar partidas
presupuestarias para proteger las reservas naturales que tienen
carácter municipal o regional.
No estará solo
en esa labor, sino que podrá contar con un aliado importante. La
Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de las Sierras Chicas
nuclea a 10 organizaciones no gubernamentales que trabajan desde 2012
para integrar a las reservas de su zona en un corredor regional.
Hasta aquí, más
que reclamarle al Estado, su trabajo se ha concentrado en la
construcción de un amplio consenso sobre la necesidad de preservar
el entorno natural. Por un lado, han promovido la conciencia
ambiental de ciudadanos y funcionarios a través de numerosas
actividades participativas. Por otro, realizaron talleres en los que
las ONG involucradas interactuaron con los municipios, la Secretaría
de Ambiente provincial y la Administración de Parques Nacionales.
Como en tantas
otras cuestiones en las que se detecta una escasa presencia del
Estado, no hay tiempo que perder. La temporada de incendios ya
comenzó y dentro de poco llegarán las lluvias, que, como todos
recordarán, ya supieron causar estragos, casualmente en Sierras
Chicas.
Los beneficios
que se obtendrían de un rápido accionar en esta materia son
innumerables y llegan a impactar en la economía, de la mano del
turismo.
Fuente:
Un marco legal para las reservas naturales, 08/09/16, La Voz del Interior. Consultado 09/09/16.
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