La planta nuclear Flamanville en Francia no se acabará de construir antes del 2018 y su coste será el triple de lo estipulado |
por Xavier Bohigas
Las aplicaciones
civiles, no militares, de la energía nuclear se concentran
fundamentalmente en la generación de energía eléctrica. Las
inversiones realizadas en otras aplicaciones son mucho menores, en
comparación casi irrelevantes. La producción de electricidad a
partir de la energía nuclear ha generado, desde sus inicios, una
gran controversia. Sus defensores presentan la energía nuclear como
una opción tecnológica imprescindible para el desarrollo de la
sociedad y, recientemente, incluso como una tecnología que ayudaría
a mitigar los efectos del cambio climático. Por su lado, los
detractores centran sus críticas en los efectos nocivos de esta
tecnología para la salud humana y el medio ambiente -graves
problemas aún no resueltos-.
La utilización
de la energía nuclear se inició con el proyecto Manhattan, que
llevó a la construcción de las dos bombas nucleares que Estados Unidos lanzó
sobre Japón al final de la segunda guerra mundial. Posteriormente se
han desarrollado aplicaciones pacíficas, fundamentalmente la
generación de electricidad. El programa “Átomos para la paz”,
presentado por el presidente norteamericano Eisenhower en la Asamblea
General de la ONU, dio un gran impulso a las aplicaciones civiles de
la energía nuclear. Así, en la década de 1970, la energía nuclear
empezó a jugar un papel importante en la política energética,
especialmente en los países más industrializados. Se construyeron
muchas centrales nucleares y la contribución de la energía nuclear
en la generación de electricidad empezó a ser significativa. La
máxima producción de electricidad de origen nuclear se alcanzó en
2006. La posterior disminución de producción ha ido acompañada de
repetidas declaraciones, por parte del sector de la industria
nuclear, que auguraban un resurgimiento de la opción nuclear.
Recientemente, a raíz del posible permiso para alargar la vida útil
de la central nuclear de Garoña, en España, hemos vuelto a oír
declaraciones en este sentido.
No vamos a
analizar aquí los problemas o ventajas de la energía nuclear, pues
ya se ha hecho extensamente en multitud de textos. En este artículo
describiremos los cambios habidos en 2015 en la industria nuclear
civil en el mundo y presentaremos su situación actual (primer
semestre de 2016). Con estos datos podremos dilucidar si realmente
existe un resurgimiento de la energía nuclear, o si bien estamos
ante un declive de la industria nuclear.
Cambios en 2015 y
situación actual en el mundo. Los datos
En 2015 se
pusieron en marcha diez nuevos reactores nucleares (ocho en China,
uno en Rusia y otro en Corea del Sur) y dos reactores se cerraron
(uno en Alemania y otro en Gran Bretaña) [1]. También se decidió
clausurar definitivamente cinco reactores japonenses que no
funcionaban desde 2011 y uno sueco que estaba fuera de servicio desde
2013. Durante el primer semestre de 2016 se han puesto en marcha
cinco nuevos reactores (tres de ellos en China, uno en Estados Unidos y otro en
Corea del Sur). No se ha cerrado ninguno, pero se ha anunciado la
clausura definitiva de un reactor japonés que no genera electricidad
desde 2011.
Esto hace que, a
mediados de 2016, hubiese 402 reactores nucleares en funcionamiento
para generar electricidad. No se tienen en cuenta los 11 reactores
que permanecen en parada a largo plazo. Esto supone 11 reactores más
que en julio de 2015. Estos 402 reactores están repartidos en 31
países, uno más que en 2014, pues Japón puso en marcha dos
reactores que estaban parados.
De los datos
anteriores se podría concluir que nos encontramos en una importante
fase expansiva de la energía nuclear. Pero si retrocedemos a un
periodo anterior al 2015, esa conclusión ya no es válida.
Recordemos que hoy día hay cuatro reactores menos en funcionamiento
que en 1987 y 36 menos que en 2002, fecha que representa el máximo
histórico con 438 reactores productores de electricidad.
Cabe diferenciar
entre reactores existentes y reactores en funcionamiento, los que
están generando electricidad. El número de estos últimos es el
indicador real de la salud de la energía nuclear. La Agencia
Internacional de la Energía Atómica (AIEA) [2] incluye en la lista
de reactores operativos los 43 reactores japoneses, si bien ninguno
de ellos ha generado electricidad desde septiembre de 2013, salvo los
dos que han vuelto a funcionar en 2015. Informaciones de este tipo
distorsionan la situación real de la industria nuclear en el mundo.
Respecto a la
potencia instalada, en el último año ha aumentado un 3 %, alcanzando
los 348 GW. Es una potencia similar a la instalada en el año 2000.
Según la AIEA,
la electricidad generada a partir de la energía nuclear en 2015
alcanzó los 2.441,3 TWh, lo que representa un aumento del 1,3 %
respecto al año anterior. La energía nuclear tuvo una contribución
del 10,7 % en la generación de electricidad en el mundo en 2015.
Porcentaje parecido al de los últimos años, y menor al alcanzado en
1996, con un 17,6 %, su máximo histórico.
Hay que matizar
el dato del aumento de la producción de electricidad de origen
nuclear. La producción en 2015 fue, como ya se ha dicho, de
2.441,3 TWh y la del año 2014 fue de 2.410,4 TWh, lo que representa un
aumento neto de 30,9 TWh [3]. Por otro lado, la producción de
electricidad de origen nuclear en China pasó de 123,8 TWh en 2014, a
161,2 TWh en 2015, esto es un aumento de 37,4 TWh. Es decir, sin tener
en cuenta China, la cantidad de electricidad generada en centrales
nucleares en el mundo habría disminuido en el último año y no
aumentado como indican los datos globales.
La producción de
la energía nuclear en el mundo está muy concentrada en unos pocos
países. Cinco estados -Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Corea del
Sur- generan casi el 70 % de la energía nuclear mundial. Estados
Unidos y Francia producen el 50 % mundial y Francia, el 50 % de la
Unión Europea. Esto es importante pues un cambio de la política
nuclear de alguno de estos estados influye de forma notable en el
cómputo mundial. Esto es lo que sucede al analizar, por ejemplo, el
aumento de la energía nuclear para producción de electricidad que,
tal y como hemos visto, en el último año se debe únicamente a
China.
La edad de los
reactores
Se considera que
un reactor nuclear tiene una vida útil de 40 años. Desde hace unos
años la industria nuclear está presionando para conseguir permisos
que prorroguen la vida de sus reactores más allá de los 40 años.
Dicha autorización por parte de las Administraciones de cada país
debería ir acompañada de la exigencia del fortalecimiento de las
medidas de seguridad así como de un plan de supervisión de esas
medidas. Esta autorización depende de cada país y presenta
resultados bastante dispares. Así, por ejemplo, Estados Unidos ha autorizado
que 81 de sus rectores nucleares puedan trabajar hasta los 60 años
de edad. En cambio, en Francia y Bélgica solo se permite la
extensión por un periodo de 10 años.
En los últimos
años ha habido pocas inauguraciones de nuevos reactores, excepto en
China, y esto hace que la edad media de los reactores vaya en
aumento. Actualmente se sitúa en unos 29 años. Un total de 215
reactores, aproximadamente la mitad de los reactores en el mundo,
tienen más de 30 años. Y de estos, hay 59 (de los cuales, 37 están
en Estados Unidos) que tienen más de 40 años.
El tiempo
necesario para la construcción de un reactor nuclear es muy variable
y depende de multitud de circunstancias. El promedio de los últimos
46 reactores puestos en marcha ha sido de 10,4 años, con un espectro
muy amplio, entre 4 y 43,6 años. Los países que han construido más
rápidamente sus últimos reactores nucleares son Japón (un reactor,
5,1 años), Pakistán (un reactor, 5,2 años), Corea del Sur (cinco
reactores, 5,3 años de promedio), China (25 reactores, 5,7 años de
promedio) y India (seis reactores, 7,7 años de promedio). Los
tiempos de construcción de los otros cinco países que han
inaugurado un reactor en los últimos diez años, superan los 20
años. El record lo ostenta Estados Unidos, que necesitó 43,5 años para
finalizar su último reactor inaugurado (en 2016).
Empresas
nucleares
No ha sido
demasiado bueno el último año para el sector de la industria
nuclear. Las agencias de clasificación (credit-rating) han reducido
la valoración de los grandes consorcios energéticos europeos, EDF
y Engie franceses, E.ON y RWE alemanes, Watttenfall sueco. Por no
citar el enorme fiasco de la japonesa Tepco después del desastre de
Fukushima. La empresa energética china CGN ha sufrido una pérdida
del 60 % de su valor de mercado. También el operador nuclear
norteamericano Exelon ha perdido una importante valoración desde
2008. La única excepción es la filial coreana de Tepco, que opera
prácticamente en régimen de monopolio en Corea del Sur.
Atención aparte
merece la empresa estatal Areva que controla el mercado nuclear en
Francia. En los últimos cinco años acumula una pérdida de 10.000
millones de euros, que juntamente con las deudas pendientes, la
sitúa, prácticamente, en bancarrota. La empresa ha presentado un
plan de rescate a la Unión Europea que, en caso de ser aprobado,
pagaremos entre todos.
Reactores en
construcción
En julio de 2016,
14 estados están construyendo 58 reactores nucleares, nueve
reactores menos que en 2013, de los cuales 21 corresponden a China, 7
a Rusia y 6 a India. Equivalen a una potencia total en construcción
de 56,6 GW. De estos 58 reactores en construcción, 38 de ellos han
sufrido retrasos. El caso más exagerado es el reactor ruso
(Rostov-4) que empezó a construirse en 1983 y está previsto, de
momento, que entre en funcionamiento en 2018. Los dos reactores que
se están construyendo en Eslovaquia le van a la zaga: su
construcción se inició en 1985 y está previsto que uno de los
reactores eslovacos entre en funcionamiento en 2017 y el otro en
2018.
La construcción
de reactores en Europa occidental también ha sufrido retrasos
enormes, como el reactor finlandés (Olkiluoto-3), desarrollado por
la empresa nuclear francesa Areva. Cuando se puso en marcha el
proyecto, en 2005, se dijo que la construcción se terminaría en
cuatro años, en 2009. Y, las últimas previsiones consideran que
generará electricidad en 2018 -si no hay nuevos retrasos, claro-.
Los retrasos así como el sobrecoste de la construcción hicieron
peligrar el proyecto que, de momento, sigue en marcha. También el
reactor francés (Flamanville-3), de un diseño análogo al finlandés
y también desarrollado por Areva, ha sufrido atrasos en su
construcción y, de momento, ha triplicado el presupuesto inicial
[4].
En 2015 se inició
la construcción de 8 reactores nucleares, de los cuales 6 están en
China, uno en Pakistán y otro en Emiratos Árabes Unidos.
Actualmente hay
31 estados con reactores nucleares en funcionamiento. Sólo hay dos
estados que se incorporarán al grupo de países nucleares cuando
finalicen las obras de construcción de sus primeros reactores:
Bielorrusia y Emiratos Árabes Unidos.
Algunos países,
con más detalle
China incorporó
relativamente tarde la energía nuclear en su mix energético. A
pesar de ello, a mediados de 2016 tiene operativos 24 reactores con
una capacidad de producción de energía eléctrica de 29,4 GW y tiene
21 reactores más en construcción con una potencia de 21,5 GW. A
pesar del gran impulso que el gobierno chino está dando a esta
tecnología, la electricidad de origen nuclear (161,2 TWh) representó
únicamente el 3 % del total de la electricidad generada en el país
durante 2015. A modo de comparación, la energía eólica generó
186,3 TWh de electricidad en China, algo superior a la de origen
nuclear, pero con un aumento mayor, respecto al año anterior, que el
correspondiente aumento de la nuclear. La principal fuente energética
de producción de electricidad en China sigue siendo el carbón.
La situación en
la UE-28 es completamente diferente. Hubo una importante actividad
constructora de centrales nucleares en las décadas de los 1960, 1970
y 1980, pero esta cesó en la década de los 1990. Sólo se han
conectado a la red eléctrica dos reactores nucleares desde el año
2000. Pero, por otra parte, dos reactores de cerraron en 2015
(Alemania y Gran Bretaña). De esta manera la capacidad nuclear en la
UE-28 es de 118,9G W procedente de 127 reactores (lo que representa un
tercio del total mundial), 16 menos que antes del accidente de
Fukushima. Puesto que no existe un programa de construcción de
nuevos reactores, la edad de estos va aumentando -actualmente es de
unos 30 años de media-. La mayoría de los reactores (108
unidades, 80 %) se concentran en sólo ocho estados, con Francia a la
cabeza, donde un 76 % de la electricidad producida es de origen
nuclear. La electricidad de origen nuclear representó un 25 % del
total de energía eléctrica generada en la UE-28.
Japón, después
de dos años de parada nuclear, ha puesto en marcha dos reactores,
que han generado 3 TWh de energía eléctrica durante 2015. Lo que
representa una contribución de 0,5 % respecto el total de
electricidad generada en Japón. Valor muy inferior al 29 % de 2010
(justo antes del accidente de Fukushima) o del 36 % de 1998 (máximo
histórico). Los reactores japoneses son relativamente viejos, con
una edad media de 26,7 años, sólo dos de ellos iniciaron su
actividad hace menos de 10 años.
En Estados Unidos hay 100
reactores en funcionamiento, con una contribución a la generación
de electricidad del 19,5 %, en 2015. Constituye el mayor productor de
energía nuclear del mundo. El Nuclear Energy Institute [5] afirma
que entre 15 y 20 reactores deberán cerrarse en los próximos cinco
o diez años. Suponiendo que los cuatro reactores que están en
construcción ya fuesen operativos en ese momento, es previsible que
el total de reactores nucleares operativos en Estados Unidos disminuya
ostensiblemente. Los reactores nucleares norteamericanos produjeron
798 TWh en 2015, prácticamente lo mismo que en 2014. En junio de 2016
se conectó un nuevo reactor a la red eléctrica, si bien pocos días
más tarde se desconectó por problemas con la turbina. Estados Unidos sigue
con su política de concesión de permisos para alargar la vida de
las centrales nucleares.
Otros estados
donde la energía nuclear contribuye de manera importante a la
producción de electricidad son: Armenia (34,5 %), Corea del Sur
(31,5 %), Ucrania (56,5 %). Mientras que en otros estados, que
congregan una gran población, la contribución es menor: India
(3,5 %), Brasil (3,0 %), México (7,0 %) o Pakistán (4,5 %).
Los países con
mayor capacidad de generación de electricidad a partir de la energía
nuclear son: Estados Unidos, Francia, China y Rusia, con una potencia instalada
de 100.353 MW, 63.130 MW, 29.402 MW y 25.443 MW, respectivamente. Estados Unidos,
Francia y Rusia son los estados con mayor número de reactores
nucleares operativos: 100, 58 y 35, respectivamente. Y en estos
países la energía nuclear contribuye a la producción de
electricidad en un 19,5 %, un 76,5 % y un 18,5 %, respectivamente.
Porcentajes prácticamente iguales a los del año anterior. El caso
de China, con 34 reactores, ya lo hemos comentado más arriba.
Los accidentes no
resueltos
Uno de los
sucesos más temidos por la industria nuclear es aquel que comporta
la fusión del núcleo del reactor. A lo largo de la historia nuclear
este accidente ha sucedido en dos ocasiones: en un reactor de la
central nuclear cerca de Chernóbil (Ucrania) y en tres reactores de
la central de Fukushima (Japón). Ambos accidentes contribuyeron a
desprestigiar la energía nuclear.
Las consecuencias
del accidente de Chernóbil, acaecido en abril de 1986, están aún
lejos de resolverse. Recordemos que la radiación llegó a contaminar
de forma significativa el 40 % de Europa y que seis millones de
personas viven aún en zona contaminada, en Bielorrusia, Rusia y
Ucrania. Según un estudio independiente [6] se han producido un
total de 40.000 muertes por cáncer a consecuencia del accidente y un
aumento de enfermedades cardiovasculares, mentales y defectos en los
neonatales. El sarcófago que se construyó para tapar el reactor
afectado se deterioró rápidamente. Por esta razón se ha diseñado
un nuevo sarcófago que ha de cubrir el anterior. En la financiación
de esta segunda protección se han involucrado 44 estados y su coste
alcanza los 2.000 millones de dólares.
Las obras en
Fukushima también son gigantescas. En 2015 el gobierno japonés ha
revisado el plan de desmantelamiento de la central. Se espera retirar
el combustible nuclear entre 2017 y 2022. Los niveles de radiación
siguen siendo altos en la central, lo que hace imposible la
intervención humana. Se están utilizando enormes cantidades de agua
(300 metros cúbicos al día) para refrigerar los reactores. Parte de
esta agua se almacena, pero otra parte contamina los acuíferos
locales y otra llega al mar. Informes gubernamentales indican que las
consecuencias sobre la salud humana han sido mínimas, mientras que
informes independientes apuntan que la probabilidad de contraer
cáncer de tiroides en la región de Fukushima es 50 veces mayor que
en cualquier otra región del Japón. Según información facilitada
por la empresa Tepco, los costes estimados del accidente de Fukushima
alcanzan los 133.000 millones de dólares, donde se incluyen los
gastos por compensaciones, pero no el coste de efectos indirectos
como las repercusiones en las exportaciones de alimentos o en el
turismo.
Las expectativas
futuras
Veamos cuales son
las proyecciones que hacen dos reconocidos organismos de análisis y
estudios energéticos respecto a la generación de electricidad de
origen nuclear, durante los próximos años. Uno de ellos es la
Energy Information Administration (EIA) del Departamento de Energía
de Estados Unidos, y el otro es la International Energy Agency (IEA), creado
por la OCDE.
La EIA [7]
predice que la electricidad producida a partir de la energía nuclear
será de 3.100 TWh en 2020 y de 4.100 TWh en 2040. Lo que representa un
fuerte aumento. Añade que este aumento se dará en países que no
pertenecen a la OCDE, liderados por China. De los países de la OCDE
sólo apunta que Corea del Sur pueda tener un aumento significativo y
que, por el contrario, Canadá y los países europeos reducirán la
producción nuclear.
Por otro lado, la
IEA [8] considera también que la demanda de electricidad en los
próximos años aumentará significativamente, pues substituirá a
otras fuentes de energía en su uso final. Estima que en 2040,
representará casi un cuarto del consumo energético final en el
mundo, y que los países no pertenecientes a la OCDE serán
responsables de 7/8 de la demanda de electricidad. Hasta 2040, la
generación eléctrica mundial basada en renovables aumentará unos
8.300 TWh. El carbón disminuirá su proporción en el mix energético
de 2040 y el gas, la energía nuclear y la hidráulica mantendrán
sus proporciones actuales. En 2040, la generación basada en energías
renovables alcanzará una proporción del 50 % en la UE, en torno al
30 % en China y Japón, y más del 25 % en Estados Unidos y la India.
¿Resurgimiento o
declive?
Las expectativas
futuras para la industria nuclear no son halagüeñas. Sólo China,
India y Rusia están realizando importantes inversiones en la
construcción de nuevos reactores nucleares.
En el mundo hay,
en julio de 2016, 58 reactores nucleares en construcción, nueve
menos que en 2014. Hay que tener en cuenta que 46 de estos reactores
se encuentran en Europa oriental y Asia, de los cuales 21 en China.
En Europa hay cuatro reactores en construcción (uno en Finlandia,
otro en Francia y dos en Eslovaquia) y todos ellos han sufrido
retrasos. En 2015 había planes para la construcción de nuevos
reactores en China, India, Rusia, Corea del Sur, Estados Unidos, Irán, Japón
y Vietnam, sin fecha prevista de inicio de las obras [9]. Es
importante destacar, pues ayuda a hacerse una idea de la realidad de
la industria nuclear, que entre 1977 y 2016 se suspendieron los
trabajos de construcción de 92 reactores por diversos motivos. Esto
representa que la construcción de uno de cada ocho reactores se
abandonó. Por lo que es prudente suponer que algunos de los planes
de construcción de futuros reactores se frustrarán y que las
previsiones realistas, respecto a la puesta en marcha de futuros
reactores nucleares, deben hacerse a la baja.
En 2015 ha habido
un aumento neto de ocho reactores en el mundo -se han abierto diez,
ocho de ellos en China, y se han cerrado dos-. Entre 2006 y 2016 se
han puesto en marcha 46 reactores nucleares en el mundo. China
conectó a la red eléctrica 25 unidades, India 6, Corea del Sur 4,
Rusia 4 y Argentina, Irán, Japón, Pakistán, Rumania y Estados Unidos uno
cada país. Está claro que la actividad de inversión en energía
nuclear se concentra en Asia. Los mayores inversores en energía
nuclear, China e India, han tenido un crecimiento económico enorme
los últimos años (del orden del 7 % del PIB de media), lo que se
traduce en unas necesidades energéticas muy grandes. Ambos estados
tienen pocos recursos energéticos propios, excepto carbón, por lo
que necesitan realizar grandes importaciones de energía primaria sea
del tipo que sea, entre ellas la nuclear. Muestra de esta necesidad
urgente de energía es que alguno de los reactores chinos inaugurados
durante los últimos años se ha construido en poco más de cuatro
años. Tiempo record, si tenemos en cuenta que el tiempo medio de
construcción de los últimos reactores ha sido de 10,6 años.
Si todos los
reactores cerrasen al cumplir los 40 años de vida prevista, en el
año 2020 habría 22 reactores menos que a finales de 2015,
suponiendo que todos los reactores actualmente en construcción se
hubiesen acabado y fuesen operativos en la fecha prevista (cosa muy
poco probable, atendiéndonos a la historia llena de retrasos y
fracasos de la puesta en marcha de reactores nucleares). Sea como
fuere, dicha hipotética situación representaría una disminución
de 1,7 GW de potencia instalada. En la siguiente década, 2020-2030,
se cerrarían 187 reactores (con una potencia de 175 GW). En el caso
que se autorizase alargar la vida de todos los reactores, una vez
cumplidos los 40 años, en 2020 los reactores operativos solo serían
dos más que hoy, con una potencia extra de 17 GW.
La incorporación
de la energía nuclear en la política energética de un estado es un
proceso lento. En los últimos veinte años sólo dos estados han
ingresado en el grupo de estados nucleares: Rumanía en 1996 e Irán
en 2011, cuando sus reactores nucleares empezaron a producir energía
eléctrica. Mientras que en el mismo periodo, otros dos estados
clausuraron sus reactores: Kazajstán y Lituania. En los próximos
años se espera que, a lo sumo, se incorporen dos estados al grupo
nuclear: Bielorrusia y Unión de Emiratos Árabes.
Por otro lado, en
2015, la inversión mundial en energías renovables ha alcanzado los
286.000 millones de dólares. Solamente China ha invertido 100.000
millones, el doble que en 2013. En el caso de las renovables, la
contribución china al total de las inversiones es menor que en el
caso de la nuclear. India, Gran Bretaña y Estados Unidos también han
realizado importantes inversiones en energías renovables. En 2015 la
electricidad de origen solar fotovoltaico aumentó en el mundo un 33 %
y la de origen eólico creció el 17 %, mientras que la de origen
nuclear aumentó un 1,3 % (recordemos que debido a las inversiones en
China). Parece claro hacia donde se dirige la nueva inversión
energética.
Durante 2015, la
producción de electricidad en China a partir del viento alcanzó los
186 TWh, superando la de origen nuclear, 161 TWh. La misma situación
se aprecia en India (41 TWh frente a 35 TWh de origen nuclear). En la
Unión Europea, durante el periodo 1997-2014, las instalaciones que
utilizan el viento para generar electricidad han aumentado su
producción en 303 TWh, la solar también ha aumentado en 109 TWh,
mientras que la energía de origen nuclear ha disminuido en 65 TWh.
A nivel mundial,
desde el año 2000, se ha registrado un aumento de la potencia
instalada para generar electricidad a partir del viento de 417 GW; la
de origen solar ha aumentado 229 GW, mientras que la nuclear ha tenido
un aumento de únicamente 27 GW (incluyendo los reactores que están
parados que acumulan una potencia de 35 GW).
En resumen, de
los datos aportados más arriba está claro que no podemos afirmar
que exista un resurgimiento de la energía nuclear a nivel mundial,
más bien al contrario. Sí es cierto que ha habido un aumento de la
producción mundial de electricidad a partir de la energía nuclear
en el último año, pero este aumento es debido casi exclusivamente a
China. En los otros países hay un estancamiento o, incluso, una
disminución tanto de la cantidad de energía producida como de
reactores en marcha. A partir del año 2006, tanto la producción de
electricidad de origen nuclear como el número de reactores en
servicio empezó a disminuir lentamente y esta tendencia sigue
actualmente.
Además de la
situación descrita, hemos de añadir que la industria nuclear sigue
sin resolver el almacenamiento de residuos de alta actividad, uno de
los mayores problemas de esta actividad industrial, tal y como ya se
apuntaba en 1976 [10]. Por otro lado, ha quedado demostrado que la
industria nuclear es incapaz de resolver los problemas producidos a
raíz de una catástrofe nuclear como las de Chernóbil o Fukushima,
y que han sido las administraciones públicas quienes han afrontado
el problema. Otro aspecto que, en el futuro, puede tener una cierta
relevancia en la industria nuclear es el desmantelamiento de las
centrales nucleares una vez han agotado su vida útil. Hay poca
experiencia en la clausura de los reactores -en octubre de 2015,
había 89 reactores nucleares cerrados definitivamente en Europa,
pero solo tres reactores (los tres en Alemania) habían sido
completamente clausurados [11]-, por lo que es previsible que se
necesiten inversiones adicionales para ello. Y no podemos olvidar los
efectos sobre la salud humana y el medio ambiente que provoca la
actividad industrial nuclear. Actualmente, no es la industria nuclear
quien asume dichos costes ni dichos impactos negativos, sino las
respectivas administraciones públicas.
Si las
inversiones y ayudas públicas a la industria nuclear se dedicasen a
las energías renovables descentralizadas, el cambio ineludible de un
sistema energético basado en recursos fósiles -petróleo, gas y
carbón- y nuclear (todos ellos con reservas limitadas y en
declive) a un sistema energético renovable sería mucho más rápido
y económicamente favorable.
Notas:
- Los datos se han obtenido, si no se especifica lo contrario, de: Mycle Schneider and Antony Froggatt; The World Nuclear Industry. StatusReport 2016. Paris, London and Tokio, 2016. http://www.worldnuclearreport.org/
- International Atomic Energy Agency (IAEA), Nuclear Power Reactors in the World. 2016 Edition. Reference data series no. 2. http://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/RDS_2-36_web.pdf
- Datos obtenidos a partir de los informes de la IAEA de 2016 (ver nota anterior) y de 2015. International Atomic Energy Agency (IAEA), Nuclear Power Reactors in the World. 2015 Edition. Reference data series no. 2. http://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/rds2-35web-85937611.pdf
- World Nuclear Association; “Flamanville EPR timetable and costs revised”, World Nuclear News; 03 September 2015. http://www.world-nuclear-news.org/NN-Flamanville-EPR-timetable-and-costs-revised-0309154.html
- Wayne Barber ; “NEI warns more nuclear power plant retirements on the way”, Electric Light & Power; 05/23/2016. http://www.elp.com/articles/2016/05/nei-warns-more-nuclear-power-plant-retirements-on-the-way.html
- Ian Fairlie, TORCH-2016 -An independent scientific evaluation of the health-related effects of the Chernobyl nuclear disaster, Vienna Ombuds Office for Environmental 2016. https://www.global2000.at/sites/global/files/GLOBAL_TORCH%202016_rz_WEB_KORR.pdf
- International Energy Outlook 2016, U.S. Energy Information Administration (EIA). www.eia.gov/forecasts/ieo/pdf/0484(2016).pdf
- World Energy Outlook 2015. International Energy Agency. http://www.worldenergyoutlook.org/weo2015/
- International Atomic Energy Agency (IAEA), Nuclear Power Reactors in the World. 2016 Edition. Reference data series no. 2. Table 12, p.22. http://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/RDS_2-36_web.pdf
- Walter C Patterson; Nuclear Power, Penguin Books, 1976. Existe traducción española: La Energía Nuclear.
- Comunicación de la Comisión Europea; Programa Indicativo Nuclear, Bruselas, 4.4.2016. COM (2016) 177 final. p.9
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