por Lara Haure
En el día de
ayer se acrecentó la magnitud de las llamaradas de las antorchas de
YPF. Según la empresa, esto se dio mientras se iniciaba la puesta en
marcha de las unidades de craking catalítico, que hizo que emanara
más gas que el habitual. Sin embargo, hoy afirmaron que este
proceso continuará durante toda la semana, por lo que se seguirán
percibiendo fuertes olores, ruidos y el aumento de las llamas. Pero
esto no es un hecho aislado.
El viernes,
alrededor de las 22 horas, 200 trabajadores fueron evacuados como
consecuencia de un escape de gas tóxico que afectó directamente a
18 operarios, de los cuales seis debieron ser hospitalizados con
graves cuadros de intoxicación. Según un comunicado de la empresa,
luego de que saltaran unos compresores, “se produjo la salida de
una reducida porción de gases sin combustionar por la Antorcha 3”.
El pasado 5 de
julio, la Sala III de la Cámara de Apelaciones Federales de nuestra
ciudad, rechazó un recurso que había interpuesto YPF y por lo tanto
ordenóla ejecución de un plan de obras que reduzca la contaminación
generada por la refinería, además del pago de indemnizaciones a los
afectados directos que realizaron la denuncia. La empresa, había
intentado no cumplirla argumentando que la causa iniciada en 2003, y
convalidada por la justicia diez años después, había prescripto.
En esa ocasión, seis informes de monitoreo detectaron niveles de
carbono, nitrógeno, azufre y material particulado por encima de lo
permitido.
Los vecinos que
viven en las inmediaciones sufren con más fuerza las afecciones
producidas por el proceso de refinamiento de los hidrocarburos,
incluso algunos llegaron a instancias judiciales con las empresas que
concentran el negocio. El 2 de abril quedó al descubierto que no
existen planes de contingencia ante posibles desastres más allá de
la contaminación diaria que genera el gigante petrolero.
El Complejo
Industrial La Plata, el más grande y antiguo del país, abarca
alrededorde300 hectáreas que limitan con Berisso, Ensenada y La
Plata. Fue construido en 1925 por iniciativa de Enrique Mosconi,
Director General de YPF, cuando el país buscaba terminar con la
importación de nafta. En los años 60, y nuevamente en los 90, se
incrementó notablemente su potencial. En él se procesan hoy unos
189 mil barriles de petróleo crudo por día para la elaboración de
combustible, lubricantes y otros derivados.
Según Dario
Andrinolo, Doctor en Ciencias Biomédicas y titular del departamento
de Toxicología la UNLP, la refinería se encuentra en una inmensa
bacha de inundación que tiene el Río de La Plata y en consecuencia,
todo lo que es contaminación es muy difícil de manejar: “si bien
en su momento no se tuvo en cuenta el crecimiento ni la concentración
urbana, ni mucho menos cuestiones ambientales, no podría haber sido
peor el lugar que se eligió para la instalación del parque
industrial”.
Como consecuencia
del crecimiento urbano y la mala locación, la refinería infiere
riesgos de todo tipo para los habitantes, principalmente a nivel
atmosférico y en lo que respecta a su cercanía con la toma de agua
potable de las ciudades. Los pobladores de las zonas aledañas sufren
problemas respiratorios severos (como disminución de su capacidad
pulmonar, disnea, tos, opresión torácica, asma, mayor reactividad
bronquial); como así también problemas dérmicos, alergias en la
piel, sorderas, cáncer e irritación ocular.
Los vecinos están
continuamente expuestos a gases inorgánicos de azufre, a dióxido y
monóxido de nitrógeno y carbono, a metales pesados, a aceites, a
compuestos orgánicos volátiles, al coque residual, al ácido
sulfúrico, a los derrames de benceno y a los gases (entre otras
sustancias). Es por esto que la justicia ordenó a YPF presentar un
plan de obras que será objeto de evaluación y supervisión por
parte de los expertos del Centro de investigaciones del Medio
Ambiente, organismo dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de
la Universidad Nacional de La Plata.
Florencia
Yaniello, autora del capítulo “El gigante petrolero del Gran La
Plata: del auge desarrollista a la contaminación ambiental”, en el
libro “Polos: injusticias ambientales e industrialización
petrolera en Argentina”, indicó a NOVA que además de este fallo
hay una serie de estudios que relevaron las problemáticas de salud
de los vecinos y muchos indicios que muestran que no es saludable
estar aspirando esos olores y esa contaminación visual, sonora y
física.
“Un trabajo
interdisciplinario desarrollado por un grupo de técnicos y
científicos de la UNLP y del Hospital de Niños determinó que los
jóvenes de Ensenada tienen sus capacidades respiratorias reducidas:
la prevalencia de asma en esta población etaria ronda el 25 por
ciento, mientras que en la plata no supera el 12 por ciento”,
explicó la periodista del colectivo ambiental Tinta Verde.
Entre los
informes más relevantes, “Estimación del riesgo asociado a PAHs
en ambientes urbanos e industriales” de Andrés Porta, indica que
en las bandas industriales se presentan valores concentrados de
benzo-a-pyreno, hasta dos veces mayores que la zona urbana y hasta
diez veces mayores que en las semi-rurales. Se trata de uno de los
hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAHs), que poseen la
“capacidad” de desarrollar efectos carcinogénicos, genotóxicos
y/o mutagénicos.
A su vez, otro
estudio difundido en 2014 por el Centro Regional de Estudios
Genómicos (CREG), revela la presencia de hidrocarburos en los suelos
de las franjas aledañas a la planta. Los valores hallados son por
demás superiores a los permitidos o aceptados por la Organización
Mundial de la Salud.
María de los
Ángeles Gutiérrez, licenciada en óptica y optometría, comprobó
diversos factores contaminantes aéreos que podían apreciarse
centralmente en enfermedades relacionadas a la vista. Según la
investigadora, que trabajó con 44 personas de zona urbano y 34 de la
zona industrial, las alternaciones en “las personas de los barrios
aledaños al polo, están claramente en un peor estado de salud
ocular, principalmente tienen más incidencia de lo que se conoce
como ojo seco”.
A raíz de este
trabajo desarrollado en la Facultad de Ciencias Exactas, se creó un
proyecto de extensión universitaria en barrio Mosconi, con el
objetivo de problematizar con los vecinos la importancia de la
prevención y promoción de la salud.
Según los
extensionistas, los vecinos del barrio tienen muy en claro que sus
hijos no tienen las mismas capacidades deportivas que otros jóvenes
y que eso es por estar al lado de la petroquímica. Por otra parte,
informaron que “ahora saben qué implica el ruido por los
catalíticos, tienen en claro lo que es la luz –día y noche- de
los fósforos en los barrios y ven también que las petroquímicas
emiten más contaminantes los fines de semanas o cuando esta nublado,
ocultando todos sus humos en la niebla o en la lluvia, o en el fin de
semana que es cuando el OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo
Sostenible, que debería encargarse de los controles), no trabaja”.
Las propuestas
desoídas
Desde la
organización Nuevo Ambiente se han presentado proyectos y ordenanzas
tanto en el municipio de Berisso, como de Ensenada, para facilitar la
puesta en marcha de estaciones de monitoreo fijas de control de
calidad de aire. Sin embargo, “aún no hemos recibido ninguna
respuesta a los pedidos que hemos realizado”, comentó a NOVA un
referente de la ONG.
Según
integrantes de dicha organización, faltan pulmones verdes de
amortiguamiento, para mediar y apaciguar efectos negativos. “Es
necesario crear zonas buffer, que son espacios de contención natural
de contaminantes como, por ejemplo, el Parque Martín Rodríguez o el
bosque platense”para lo que “tendría que haber una política
integral entre provincia y municipios; entre empresas y
jurisdicciones, para llevar a cabo la creación de las mismas”.
Los barrios más
afectados son: Mosconi en Ensenada, barrio El Progreso, franjas de
barrios de Berisso y zonas de El Dique. Desde Nuevo Ambiente,
entienden que es necesario limitar la construcción de zonas
recreativas o deportivas a menos de un kilómetro a la redonda del
polo industrial: “se ve que en la calle 60 ha crecido la
construcción de canchas de futbol infantiles que para nosotros no
solamente es un riesgo ambiental, sino también de vida”.
María de los
Ángeles Gutiérrez apuntó sobre la falta de monitoreos continuos de
aire y aseguró que ese mecanismo permitiría llevar un registro
constante del material particulado que se está emitiendo y, a la
vez, informar a los ciudadanos de las actividades que pueden realizar
dependiendo de la cantidad de aire que se está quemando. “En
algunos países hay muestradores constantes en distintos puntos de la
ciudad y toda esa información es traducida a la sociedad en una
página con colores -al estilo de los semáforos- que permite, en
zonas cercanas a los polos, saber qué días o en qué momento podes
salir realizar actividad física y cuando no, es decir que se
reconoce la contaminación”.
Según la
investigadora se trata de darle información a la gente y de
concientizar: “se ha visto en otros países que cuando uno va a
hacer actividad física y los contaminantes del aire están elevados,
se tiene más riesgos de sufrir un infarto”.
No hay plan
No sólo se está
expuesto a dichas degradaciones en materia de salud y ambiente, sino
también a otros tipos de riesgos como los incendios, las
explosiones, las deflagraciones y los derrames. Es por ello que la
exigencia más sentida por todos los vecinos e investigadores
consultados consiste en la creación de un mecanismo de evacuación
de las zonas más sensibles y expuestas. El 2 de abril de 2013,
cuando se incendiaba la refinería de YPF, quedó al descubierto la
inexistencia de un plan de contingencia que pueda prever una tragedia
aún mayor.
Este hecho,
silenciado mediáticamente, también se quiso encubrir en la
justicia. Días después de la inundación, el Fiscal Jorge Paolini,
encargado de delitos complejos, archivó la causa que ponía el foco
en la explosión y el posterior incendio de la destilería. Desde su
óptica, correspondía archivar la investigación, aduciendo que el
siniestro tuvo su génesis en las extraordinarias precipitaciones,
que habían provocado una saturación de los desagües fluviales y de
la dispersión de material inflamable a través del agua.
Por el contrario,
desde la Unidad Fiscal de Investigaciones N° 6 y la Fiscalía
General, a cargo de Héctor Vogliolo, ordenaron mantener el curso de
la investigación alegando que no estaban agotadas las medidas
probatorias, ni la indagación acerca del accionar de los
funcionarios públicos en aquel fatídico hecho.
El suceso ocurrió
dentro de una empresa de tercera categoría, número de clase alto,
que determina su peligrosidad. Desde Nuevo Ambiente, insisten en que
no hay un protocolo para un hecho de tal magnitud: “No hay un plan
de acción. Esto lo venimos reclamando desde hace tres años. Sabemos
que por lo menos el 50 % de la población de Berisso, de Ensenada y
de parte de La Plata (del cordón de la 122) tiene que estar evacuada
en una situación similar, y hoy, si pasa algo, la gente no sabe a
dónde dirigirse”.
Lara Haure, periodista. Especial para NOVA
Fuente:
YPF y Petroquímica La Plata: contaminación diaria y alerta entre los vecinos de la Región Capital, 16/07/16, Agencia Nova.
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