miércoles, 9 de marzo de 2016

Día de la mujer: la maestra de barro


Hace 20 días conocimos la historia de la Seño Yuri en la escuela de La Carbonada. Tenía más de un metro de agua dentro del aula y la maestra habló. Hoy, en el día de la mujer, volvimos. El barro sigue ahí. La maestra no.

por Fredy Bustos

La seño Yuri un día le contó a un periodista que la escuela se inundaba. Y era cierto porque cuando lo decía el agua le llegaba a las rodillas. "Escuchá, son los silencios de las escuelas rurales" dijo.

Después ella tuvo que esperar:

Que el agua baje.
Que la gente olvide la nota.
Que los funcionarios curen su ego herido.
Que salga el sol.
Que el camino se oree.

Cuando todo eso pasó, llegó la notificación. Después llegó el camión que la sacó de la escuela rural de La Carbonada. Allí vivió diez años. Cargó su todo material, que es poco, los cuzcos que la acompañaron en la nada; y se fue una tarde fresca de marzo. Ya no llovía pero ella lloraba. Se preparó años para el día del retiro pero nunca se imaginó irse así, como un perro echado.

Hoy, en el día de la mujer, la encontré así. Con sus cosas desparramadas por una casita que le alquiló una madre de una ex alumna en Ituzaingó anexo. Los cuzcos andan perdidos en la ciudad, arrancados del campo. Y ella, también. Hoy le pregunté:

- Yuri, si pudiésemos volver el tiempo atrás y te pregunto lo mismo ¿me responderías que la escuela se inunda?

- ¿Y por qué me callaría una verdad?

Fuente:
Fredy Bustos, Día de la mujer: la maestra de barro, 08/03/16, El Doce TV.

1 comentario:

  1. Otra historia de abandono, egoísmo y desinterés. Las personas que deben decidir, permanecen inmutables, como esperando que algo decida por ellos. Así es como vivimos equivocándonos malamente, provocando a la Naturaleza para que nos castigue con el máximo rigor. Cuando llega el castigo, quienes debieron decidir y no lo hicieron, simplemente se marchan. Dejan que todos los demás sufran y luchen hasta sobreponerse. Luego, cuando todo pasa, vuelven con total desparpajo como si nada hubiera sucedido. Y el nuevo ciclo comienza. Los trabajadores soportan, oran, improvisan, lloran, sobreviven, luchan, reconstruyen, y vencen. Los funcionarios a veces aparecen, como en este caso, a castigar aún más al castigado. Nos queda la tranquilidad de saber que, tarde o temprano, todo se paga. Y en la forma que más duele. Bendiciones para todos!

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