Hay pocos lugares más pacíficos que una isla del Pacífico. A las 6:45 de una mañana de marzo de 1954, esa paz se vio destrozada por la mayor prueba nuclear de la historia de Estados Unidos: la Operación Bravo, mil veces más potente que la bomba de Hiroshima.
Por Juan Vernieri
Hoy, 70 años después, el Proyecto 2025, una iniciativa impulsada por un grupo de expertos conservadores con el objetivo de influir y preparar una posible administración republicana para el año 2025, propone que se reanuden las pruebas.
Eso debería alarmar a toda la humanidad, y muy especialmente a los habitantes de las islas del Pacífico.
Cada 1 de marzo se realiza la solemne celebración del “Día del Recuerdo”, la fiesta nacional de las Islas Marshall que rinde homenaje a quienes perdieron su patria, fueron víctimas del cáncer o se vieron afectados por la onda expansiva y las consecuencias del huracán que produjo Bravo.
67 pruebas nucleares norteamericanas se realizaron entre 1946 y 1958, incluidas dos submarinas que acabaron con la rica vida marina del Pacífico.
Las pruebas en Bikini, Enewetak y Kwajalein fueron heridas nucleares, hirieron la tierra y el océano, a la gente, incluidos soldados estadounidenses de las Islas Marshall. La curación se produce en décadas, si no en siglos.
Hace mucho tiempo que se cree tener al tigre nuclear agarrado por la cola; sin embargo, la oportunidad de lograr el desarme nuclear llegó y se esfumó en la cumbre con el líder soviético Mijail Gorbachov en Reykjavik. Hoy, la Unión Soviética ya no existe, pero las armas nucleares sí.
Algo avanzó la humanidad, pero la visión de un mundo sin armas nucleares sigue estando lejos. Hasta que se logre ese objetivo, mantener la prohibición de los ensayos nucleares es algo que interesa a todos. Es parte de la herencia que le dejamos a nuestros hijos.
La chatarra nuclear que quedó de las pruebas, más de 75 mil metros cúbicos de tierra que se volvió radiactiva, fue arrojada a un pozo sin piso, con una excavadora y tapada con una cúpula de hormigón.
Cuando la humanidad debiera estar negociando más recortes en los arsenales nucleares del mundo, una prohibición de las armas en el espacio exterior y la limpieza de los sitios de prueba “heredados” en todo el mundo, el proyecto 2025 pide a Estados Unidos que “rechace la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares y manifieste su voluntad de realizar ensayos nucleares en respuesta a los avances nucleares del adversario, si fuera necesario. Esto requerirá que se ordene a la Administración Nacional de Seguridad Nuclear que se prepare de inmediato para realizar ensayos…”. (Fuente: Tom Armbruster / Bulletín Of Atomic Scientisits)
La propuesta del Proyecto 2025 es un inconcebible paso atrás.
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