En 1996 la Unesco designó Patrimonio de la Humanidad a la cúpula de la bomba atómica en el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima, Japón. Foto: Freedom II Andres_Imahinasyon/ CC-BY-2.0 |
España se compromete a ser un país libre de armamento nuclear, pero no tiene mecanismos para garantizar que las bases militares que Estados Unidos y Reino Unido tiene en su territorio no las utilizan para su traslado. "Existe la política de no preguntar", denuncian los expertos, que señalan que es "frecuente" el paso de buques de propulsión nuclear.
por Carlos del Castillo
Madrid. "Tenía 5 años. Recuerdo que corría hacia la puerta de mi casa cuando oí el rugir de un avión. Dudé si debía salir, y en ese momento todo se inundó con un destello cegador y el sonido de la explosión. Entonces todo se sumió en la oscuridad". Así ha comenzado el relato en el Congreso de los Diputados de Kuniko Kimura, superviviente del bombardeo nuclear que arrasó Hiroshima el 6 de agosto de 1985.
Kimura recorre Europa junto a Masashi Leshima, otro de los supervivientes del ataque a la ciudad japonesa, protagonizando encuentros y charlas para recordar al mundo la amenaza que suponen las más 17.000 bombas atómicas que aún permanecen activas. Es el tour de los Hibakusha, palabra nipona con la que se nombra a los sobrevivientes de uno de los mayores desastres que ha provocado la humanidad, que en España ha celebrado un actoeste miércoles en el Congreso organizado por el Centro Delás de Estudios por la Paz y al que han acudido portavoces de todos los grupos parlamentarios excepto del PP y UPyD.
El evento se encuadra dentro de una campaña internacional que persigue la eliminación de todo el arsenal nuclear que aún queda en el mundo. Cinco países disponen de este tipo de bombas y pertenecen al tratado de No Proliferación: Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Reino Unido. Pakistán, India y Corea del Norte, a la que se le presupone la posesión de bombas atómicas, cuentan con arsenal nuclear y no se encuentran entre los firmantes del texto.
España, por su parte, ratificó el tratado, pero no desarrolla una política contra la desaparición de las bombas nucleares que ya existen. "Queremos que el Gobierno español se una a todos los países que están liderando este proceso, y ahora mismo no lo está haciendo", ha denunciado Jordi Calvo, coordinador del Centro Delás y mediador del acto. De hecho, aunque España se declara como territorio libre de la bomba, la amenaza del armamento nuclear está presente.
El armamento de Estados Unidos trae el riesgo a España
El peligro de la energía nuclear va más allá de las bombas y de las centrales eléctricas. Además de para homenajear a las víctimas de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, la visita de la delegación japonesa ha servido para volver a traer a colación los riesgos que trae consigo la presencia de bases militares en territorio español de países que utilizan la tecnología atómica con fines bélicos: Estados Unidos y Reino Unido.
El portavoz de Equo, Juantxo López de Uralde, ha señalado que "hay constancia, porque es frecuente, de la presencia de buques de propulsión nuclear en las bases navales de Rota y Gibraltar", algo que "supone un riesgo nuclear incluso superior a las propias centrales". Diego López Garrido, portavoz del grupo socialista en materia de Defensa, ha rebatido que "en las bases de soberanía española -Morón y Rota- no hay armamento nuclear", ya que "es una de las condiciones del tratado con Estados Unidos". "Aunque otra cosa es Gibraltar", ha puntualizado.
Eduardo Melero, otro de los investigadores del Delás, ha puntualizado que "el Convenio de cooperación de Defensa con Estados Unidos no prevé ningún mecanismo para garantizar que los buques y los aviones que pasan por las bases no portan armamento nuclear y además también existe la práctica administrativa de no preguntar qué tipo de armamento llevan los buques y aviones que pasan por las bases". Dado que el Gobierno español no pregunta, "es imposible saber de manera feaciente saber que esos buques no llevan armamento nuclear. De hecho ése es el armamento que normalmente poseen", ha recalcado Uralde.
"No sabían el daño a largo plazo que podrían causar"
"Aquellos involucrados en el proyecto Manhattan contaban con el enorme poder explosivo de la bomba. No obstante, no tenían ni idea del daño a largo plazo y los efectos secundarios que podría causar la radiación. Esa es la naturaleza única y diabólica de las armas nucleares", ha expuesto en su testimonio el otro sobreviviente, Masashi Leshima. Él tenía 3 años en el momento de la explosión.
Las familias de ambos testigos del horror atómico sufrieron destinos parecidos. Abandonaron la ciudad, convertida en un gran cementerio de escombros, pero sus padres y hermanos mayores volvieron a acercarse a la zona cero en busca de sus seres queridos y enseres. Todos murieron entre doce y veinte años después de las explosiones aquejados de cáncer y osteoporosis severas. "Ahora estoy convencido que fue por la radiación provocada por la bomba", ha asegurado Leshima.
Estados Unidos lanzó la bomba atómica apodada "Big Boy" sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Tres días después arrojó otra sobre Nagasaki. Unas 120.000 personas murieron en la explosión de ambos artefactos, mientras que otras 120.000 murieron en los días posteriores y a causa de la radiación, aunque es imposible calcular la cifra exacta. La Administración estadounidense siempre defendió que estaba salvando vidas, dada la enconada resistencia japonesa a pesar de tener perdida la guerra. "A nosotros nos queda poco tiempo para dar testimonio de la crueldad de las armas nucleares, así que os pido que compartáis lo que habéis oído aquí hoy", ha pedido Kuniko Kimura, de 75 años.
Fuente:
Carlos del Castillo @CdelCastilloM, Más de 17.000 bombas atómicas siguen amenazando al mundo 70 años tras Hiroshima y Nagasaki, 06/10/15, Público.
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