El vasco francés volvió a pasar por Córdoba y entregó un show de los suyos: con el reclamo por las causas más urgentes y con la resistencia y la música como argumentos centrales.
por Pablo Leites
Manu Chao volvió a entregar La Ventura por tierras cordobesas, y con precisión casi de relojería: el 30 de noviembre del año pasado colmaba la Plaza Próspero Molina de Cosquín. Anoche, exactamente 365 días después, la fiesta conciente que lo tiene como animador lo hizo de nuevo y puso números de entradas agotadas para una Plaza de la Música con su capacidad al máximo.
Por supuesto, como entonces y como seguramente seguirá siendo mientras existan los plaguicicdas perjudiciales para los seres vivos, la consigna hecha síntesis estuvo resumida en el verso: "Te lo digo, te lo canto: Fuera Monsanto". De hecho la canción de la agrupación cordobesa Perro Verde que acuñó la frase acompaña a La Ventura y sonó tanto en la previa, mientras que más tarde tuvo a Demián, su líder, tocando con la banda de Manu. No por nada "resistencia" rima con persistencia e insistencia.
Y hasta con paciencia: los aproximadamente cinco mil que se dieron cita anoche tuvieron que pasar por un control policial bastante más severo y pormenorizado que lo habitual, con un cacheo que dejaba poco y nada de lugar para el ingreso de... ¿qué? El agente que revisó a este cronista declinó especificar qué era lo que no estaba permitido entrar, solamente pidió a secas examinar el contenido de cada uno de los bolsillos y procedió al tanteo.
Para todos, esa barrera quedó borrada de la memoria minutos después. Curioso y reconfortante el caso de Manu Chao, un artista de poder de convocatoria tan alta como baja su necesidad de situarse al medio del asunto para otra cosa que no sea ponerle la cara y el cuerpo al reclamo que considera vital. Por una extraña alquimia de la que solamente él es capaz, la protesta y su correspondiente sentimiento de lucha se transforman en una poderosa energía musical que invita a bailar, saltar y moverse sin más trasfondo que la alegría.
Claro que hay tiempo para que hablen los asambleístas del acampe en Malvinas Argentinas, pedir por los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa y dedicar el show a La Luciérnaga (la agenda del sábado de Manu incluyó una visita a la plaza de Malvinas y a fundación que lleva adelante la revista de los chicos, además de asistir al show de Divididos en el Quality), pero el clima es de celebración y ni siquiera el recuerdo de los palos y los golpes de alguna manifestación le llega a poner bronca a la fiesta.
Y para eso, Manu tiene a Jean Michel Dercourt, mejor conocido como Gambeat, que arenga y tira samples, teclas y bajo, y a Madjid "Magic" Fahem, el guitarrista que toca lo imposible. Con ellos agita el mismo cóctel hace años, así que saben de sobra las proporciones de rumba, ska, flamenco, punk, reggae y el componente secreto de sabor latino que a veces sabe a Tonino Carotone y otras a los Sex Pistols, pero siempre invita a mover los pies.
King of bongo, Próxima estación: esperanza, Mr. Bobby Marley, La primavera, Clandestino, Desaparecido, Mala vida, Minha Galera, Welcome to Tijuana... los hits son los mismos y están intactos. Adentro, el calor sofocante no se enteró que diciembre arranca fresco en Córdoba, y las dos horas y pico de concierto pasan al galope. La sensación es que la protagonista fue la fiesta con más sentido de conciencia a la que es posible asistir hoy, Manu ha sido apenas el vehículo. ¿Se puede ser un superstar con tan buena estrella?
Fuente:
Pablo Leites, Manu Chao en Córdoba: una fiesta a pura conciencia, 01/12/14, La Voz del Interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario