por Laura Rocha
“Turbio fondeadero donde van a recalar,
barcos que en el muelle para siempre han de quedar…
Sombras que se alargan en la noche del dolor;
náufragos del mundo que han perdido el corazón…
Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar,
barcos carboneros que jamás han de zarpar…
Torvo cementerio de las naves que al morir,
sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir…”
Qué escribir cuando se cumplen cinco años de una sentencia
judicial que ordenó limpiar uno de los ríos más contaminados de América del
Sur. Saben que el periodismo de efemérides no me gusta pero no puedo evitar
referirme a ese río que alguna vez fue río. Y elegí el primer párrafo del tango
Niebla del Riachuelo para referirme al tema que parece no tener solución.
Al menos, como venimos diciendo en este espacio, la causa
por el saneamiento está cuasi detenida desde el año pasado después de que el
affaire que tiene como protagonista al juez federal Luis Armella dejara el caso
sin dirección. Las relocalizaciones, todas con fechas establecidas sumadas a
las recomposiciones ambientales y reconversiones industriales marchan muy
lentamente.
Ni qué hablar de los exámenes médicos de la población y del
diagnóstico de los millones de pobladores que diariamente inhalan podredumbre y
contaminación. Pasaron ya cinco años desde que la Corte volvió a poner al
Riachuelo como causa nacional. Por supuestos, la contaminación es centenaria.
Sin embargo, aquel hito permitió engendrar un viso de esperanza de algún
cambio. Cambio que hoy aparece más lejano.
Fuentes:
Laura Rocha, ¿El Riachuelo, una causa perdida?, 08/07/13, Ecológico lanación.com Blogs.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Riachuelo" del artista Oscar Vaz.
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