Los titulares del establecimiento habían sido intimados en
septiembre de 2009 a
renovar la plantación de caldenes desmontada. El lugar se encuentra en las
mismas condiciones, pero cubierto de malezas.
Pasaron casi 3 años de la sanción por el desmonte de
bosques nativos en la estancia San Andrés, al sur de la provincia, y aún no ha
sido acatada la orden de reforestación que debía cumplirse dentro de un plazo
de 30 días.
El Puntal de Río Cuarto regresó al lugar y lamentablemente se encontró con el
mismo panorama desolador. El Gobierno no controló y el productor no acató lo
establecido en la normativa que le imponía en un plazo de 30 días a reforestar
con especies autóctonas el sector desmontado.
Este medio regresó al lugar junto a Mario Campos, periodista
de Villa Huidobro e integrante de la agrupación Mamuell Mapu, que fue quien
denunció en 2009 el desmonte en la estancia. Al llegar al sector se pudo
comprobar que el área que se había desmontado estaba cubierta de malezas y no
había sido reforestada, tal como lo obligaba la Ley de ese entonces.
En septiembre de 2009 la firma Cavigliasso propietaria del
establecimiento San Andrés incurría en una falta grave de reincidencia por un
desmonte de dos hectáreas.
Esto fue detectado por la ONG de Villa Huidobro (Mamuell Mapu) y denunciado
a las autoridades policiales. En uno de sus párrafos la denuncia presentada
ante las autoridades el 14 de septiembre de 2009 indicaba: “Se ha detectado
desmonte de bosque nativo en la
Estancia San Andrés, perteneciente a la firma Cavigliasso,
sita a 25 kilómetros
al norte de Villa Huidobro, observando que dicho desmonte se encuentra sobre la
calle que une a esta localidad con Del Campillo, quedando en el lugar restos de
desmonte, no lográndose observar indicio del o de los autores del hecho”.
Tras tomar estado público en este medio inspectores de medio
ambiente fueron al lugar a constatar el hecho y en un primer momento dijeron
que los responsables era la gente humilde que iba a cortar leña.
Pero ante las pruebas los inspectores de Ambiente debieron
allanar el lugar y después admitir que había ingresado una topadora.
Entonces hubo la
imposición de multa de 50 mil pesos y la obligación en un plazo de 30 días al
infractor de reforestar las dos hectáreas y correr con todos los gastos, caso
contrario la repartición provincial debía hacerlo por facultades otorgadas por
Ley con los gastos pagados por el productor infractor que en aquel momento -y
en diálogo con El Puntal de Río Cuarto- se comprometió públicamente a reforestar el sector con
caldenes.
“Nada se controla”
“Se van a cumplir tres años desde que hicimos la denuncia y
no se ha reforestado. En el año 2009 estaba aun vigente un decreto firmado por
De La Sota y en
este caso se obligaba a quienes sean reincidentes en deforestación como en este
caso hasta a cumplir días de arresto, sin embargo nunca se cumplió, como
tampoco se cumplió con la reforestación del lugar”, señala el periodista Mario
Campos.
Y en referencia a la actual y controvertida Ley de Bosques
aprobada en Córdoba agregó: “acá queda muy poco y con la nueva ley corremos un
serio riesgo de que sino es modificada, como indica la Nación , no se recibirán los
20 millones para reordenamiento territorial, por ejemplo esta ley, que surgió bajo el amparo de los
ruralistas. Tenemos conocimiento que hasta se han autorizado en esta región
nuevos desmontes”, explicó.
Con respecto a la
fiscalización Campos dijo que el lugar sigue siendo “tierra de nadie”.
“Nada se controla. Tenemos un destacamento por estar, en el
llamado Corredor del Caldén que es el último lugar donde aún hay restos de
bosques nativo y que debería ser un área protegida por su biodiversidad única
en la provincia. No hay inspectores, no se controla y la prueba la vemos a
diario”, señaló Campos.
Una agonía permanente
por Ignacio Castro
San Andrés es un vieja estancia que, al igual que muchas
otras del departamento General Roca, años atrás mostraba sus extensiones ricas
en bosque nativo. Una biodiversidad donde los añosos caldenes -o Huitru en
idioma ranquel- persisten como por capricho en una tierra ya casi pelada sin
desarrollo sustentable, simplemente deforestada por una codicia humana que
podría costar demasiado caro.
Muy de vez en cuando aparece en la geografía cambiada uno de
estos árboles centenarios que hace alzar la vista y, como en una máquina del
tiempo, imaginar que alguna vez reinaron en los montes. Hoy lo que queda de
bosque resiste en algunas estancias donde sus propietarios han decidido llevar
a cabo la producción sustentable, son algo menos de 15 mil hectáreas ubicadas
al oeste de la localidad de Villa Huidobro.
Este es el caso casi único del establecimiento Ralico. Unas
15 mil hectáreas otorgadas a los propietarios tras la llamada Campaña al
Desierto, de las cuales 11 mil aún se mantienen con el hábitat natural de
bosque nativo, son hoy el último reducto de decenas de especies que se ven
acorraladas por la agricultura intensiva en la zona. A la buena de Dios parece
sobrevivir este bosque ubicado en El Espinal, raleado que se aferra al sector
suroeste de la provincia, pequeña muestra de la real geografía de la zona e
identidad cultural que contrariamente hoy aparece en su mayor extensión como un
colchón verde de soja y maíz. La
protección ambiental va en franco retroceso y cada vez hay mayores
consecuencias directas por factores climáticos como sequías o inundaciones en
la zona. Dice la historia que San Andrés
fue un apóstol que fue crucificado y
murió amarrado a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo por varios
días, los que aprovechó para predicar su religión a todos los que se le
acercaban. Quizás en algún sentido esos caldenes que quedan sean también
predicadores de este empobrecimiento ambiental que terminará, tarde o temprano, por afectar a quienes viven
en estos lugares.
Fuentes:
El Puntal de Río Cuarto, 22/04/12, A casi 3 años de la sanción, aún no fue reforestada la estancia San Andrés.
El Puntal de Río Cuarto, 22/04/12, Una agonía permanente.
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