Área post incendios en la zona del cerro Pistarini |
En ecología la incidencia del fuego constituye una perturbación para el ambiente, un fenómeno ya sea de origen natural o provocado por el hombre, que por una serie de variables, afecta en diferentes grados a un ecosistema.
Toda perturbación es retroceso y punto de partida de una nueva suceción ecológica, como proceso estructurador de los sistemas naturales. De esta manera, el fuego puede entenderse como un agente de cambio que provoca la aparición de nuevas interacciones entre las especies.
La magnitud del mismo, la duración y la reincidencia, son algunas variables que puede favorecer la simplificación de ciertos ecosistemas complejos. Es probable que algunas especies se extingan a nivel local, permitiendo la invasión de otras con mayor capacidad de adaptación y colonización. es común observar especies como el duraznillo negro (Cestrum parquii) y jarillas (Larrea spp.), entre otras, invadiendo sitios incendiados, en reemplazo de otras especies vegetales propias del lugar.
La magnitud del mismo, la duración y la reincidencia, son algunas variables que puede favorecer la simplificación de ciertos ecosistemas complejos. Es probable que algunas especies se extingan a nivel local, permitiendo la invasión de otras con mayor capacidad de adaptación y colonización. es común observar especies como el duraznillo negro (Cestrum parquii) y jarillas (Larrea spp.), entre otras, invadiendo sitios incendiados, en reemplazo de otras especies vegetales propias del lugar.
Producto de los incendios hay pérdidas importantes de biodiversidad, de suelo, de paisaje, de producciones agropecuarias, de inversiones relacionadas con el turismo, de viviendas (fuegos de interfase) y en algunos casos de vidas humanas. Además de la biomasa vegetal, se pierde fauna asociada, se degradan y se pierden suelos, se contaminan aguas superficiales, se inician o profundizan procesos de erosión y formación de cárcavas y muchas veces el impacto es tan severo que provoca la desertificación del territorio.
En la provincia de Córdoba,anualmente se producen durante la estación invernal, la primavera e incluso los primeros días del verano, una serie de incendios rurales en miles de hectáreas (bosques, pastizales, rastrojos de la actividad agrícola, entre otros).
En el caso de los ambientes serranos de Córdoba el impacto del fuego adquiere una significación superlativa dado que se conjugan factores considerados en la USLE (Universal Soil Loss Equation- Ecuación Universal de Pérdida de Suelo)
A = R × K × LS × C × P
A: riesgo de pérdida de suelo en toneladas/hectáreas/año
R: factor de erosividad de lluvia
K: factor de erodibilidad de suelo
LS: factor topográfico, longitud y gradiente de la pendiente
C: factor de cultivo y manejo del suelo
P: factor de prácticas de conservación de suelo
El suelo que es escaso y la pendiente que se incrementa a medida que se asciende en los diferentes faldeos de las sierras. La pérdida de vegetación hace que el suelo se vea sometido, sin protección, al impacto directo de la lluvia que arrastra sedimentos pendiente abajo desarrollando procesos erosivos.
Estos materiales terminan en general acumulándose en los lagos serranos acelerando la colmatación y provocando la eutrofización de los mismos por el aporte de nutrientes.
Cabe destacar que las cabeceras de cuencas de la mayoría de los ríos cordobeses se encuentran en la región serrana, por lo que la protección del recurso hídrico se ve ligeramente perturbada, siendo sitios de alta prioridad para la implementación de acciones de revegetación y conservación del suelo.
Por su parte los efectos ambientales de los incendios dependen de las condiciones del ecosistema que arde: tipo, cantidad, estado y humedad de vegetación, pendiente, características del suelo, práctica rutinaria de quema de basurales, entre otros factores. Como así también de la intensidad del fuego, la velocidad de avance, la estación del año y la duración y periodicidad entre incendios consecutivos.
En las cuencas hídricas, el fuego también provoca cambios, ya que disminuye la permeabilidad del suelo, siendo los valores de infiltración de suelos incendiados menores que los referidos a suelos que no han sufrido el impacto del fuego.
Respecto a los efectos a distancia generados por la erosión hídrica se encuentran el riesgo de inundaciones y aludes. En cuencas hidrológicas con importantes superficies incendiadas es factible detectar una mayor descarga de agua comparada con los valores normales, en especial en Córdoba, donde en la mayoría de las grandes cuencas, el factor pendiente y el arrastre de sedimentos son claves.
De tal manera en estos ambientes serranos se registran con mayor frecuencia crecientes o aludes de barro, causados por la desaparición de la cobertura vegetal protectora del suelo, ya sea producto de incendios o de sobrepastoreo.
En contraposición, los ambientes que no han sufrido la perturbación de fuegos recurrentes conservan una mayor profundidad de suelo y permiten la infiltración para recargar los acuíferos, disminuyendo la escorrentía y evitando las grandes crecientes sorpresivas de ríos y arroyos.
Cabe destacar que las cabeceras de cuencas de la mayoría de los ríos cordobeses se encuentran en la región serrana, por lo que la protección del recurso hídrico se ve ligeramente perturbada, siendo sitios de alta prioridad para la implementación de acciones de revegetación y conservación del suelo.
Por su parte los efectos ambientales de los incendios dependen de las condiciones del ecosistema que arde: tipo, cantidad, estado y humedad de vegetación, pendiente, características del suelo, práctica rutinaria de quema de basurales, entre otros factores. Como así también de la intensidad del fuego, la velocidad de avance, la estación del año y la duración y periodicidad entre incendios consecutivos.
En las cuencas hídricas, el fuego también provoca cambios, ya que disminuye la permeabilidad del suelo, siendo los valores de infiltración de suelos incendiados menores que los referidos a suelos que no han sufrido el impacto del fuego.
Respecto a los efectos a distancia generados por la erosión hídrica se encuentran el riesgo de inundaciones y aludes. En cuencas hidrológicas con importantes superficies incendiadas es factible detectar una mayor descarga de agua comparada con los valores normales, en especial en Córdoba, donde en la mayoría de las grandes cuencas, el factor pendiente y el arrastre de sedimentos son claves.
De tal manera en estos ambientes serranos se registran con mayor frecuencia crecientes o aludes de barro, causados por la desaparición de la cobertura vegetal protectora del suelo, ya sea producto de incendios o de sobrepastoreo.
En contraposición, los ambientes que no han sufrido la perturbación de fuegos recurrentes conservan una mayor profundidad de suelo y permiten la infiltración para recargar los acuíferos, disminuyendo la escorrentía y evitando las grandes crecientes sorpresivas de ríos y arroyos.
Fuente: Daniel Cabido, Conrado Juan Rosacher, Jorge Schuler, Juan Pappalardo, "Programa de Restauración Ambiental de Áreas Incendiadas de la provincia de Córdoba", pg. 7 a 9. Publicación de la Secretaría de Ambiente de la Provincia de Córdoba, agosto 2010.
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