lunes, 17 de marzo de 2025

Una mirada de expertos con faros largos (tras el desastre)

Investigadores de la UNS-Conicet sostienen que algunas de las medidas a futuro deben orientarse a la adaptación de patrones de ocupación que respeten las condiciones naturales.

Por Guillermo D. Rueda

La reconstrucción posdesastre, desde la teoría social del riesgo, exige un enfoque integral y colaborativo que trascienda las barreras disciplinarias y que, además, convoque a todos los sectores de la sociedad; en este caso, bahiense”.

Lo dijo Verónica Gil, doctora en Geografía, docente del Departamento de Geografía y Turismo de la Universidad Nacional del Sur (UNS) e investigadora de Conicet, a propósito del fenómeno meteorológico ocurrido el último viernes 7, con precipitaciones de entre 300 y hasta 400 milímetros en alrededor de 7 horas que, hasta este viernes 14, ha provocado 16 muertes, innumerables destrozos en la ciudad, en General Daniel Cerri y en Ingeniero White, así como pérdidas multimillonarias.

Esto implica un cambio de paradigma, donde además de la ejecución de obras, necesarias por cierto, las medidas no estructurales cobren protagonismo”, sostuvo.

En este contexto, seguimos creyendo que si bien existen cambios en las condiciones climáticas del planeta, como habitantes urbanos debemos mejorar la gestión de los espacios de cara a ello”, añadió Paula Zapperi, doctora en Geografía, docente del departamento de Geografía y Turismo e investigadora de Conicet.

Algunas medidas deben orientarse a la adaptación de patrones de ocupación que respeten las condiciones naturales y que no incrementen la exposición a las peligrosidades”, dijo.

Otras, en cambio, deben hacer hincapié en la resiliencia comunitaria a través de la educación y, de esta forma, fortalecer la capacidad de la población de responder a estos eventos”, manifestó.

Las especialistas del tema, que también pertenecen al Grupo de Geografía Física Aplicada del DGyT – UNS, agregaron que, de esta forma, se deben seguir mejorando los sistemas de monitoreo y alerta, tanto hídrico como atmosférico.

De qué se trata

Para comenzar a entender qué sucedió es conveniente citar las circunstancias geográficas que rodearon al trágico hecho.

La ciudad de Bahía Blanca se emplaza en la cuenca inferior del arroyo Napostá Grande.

Posee un gradiente altitudinal de 70 metros, aproximadamente, entre el norte de la localidad, donde se ubican las mayores elevaciones (70-80 metros), y el sector sur.

Esta topografía se interrumpe con un área de pendiente que conecta las zonas más altas con la llanura aluvial del arroyo (15-20 metros).

Desde allí, la altitud disminuye hacia el sureste hasta el límite con la llanura litoral, donde alcanza valores inferiores a los 5 metros.


Diario La Nueva Provincia del martes 11 de abril de 1944.


El drenaje urbano y el sistema de desagües pluviales se estructuran en función del arroyo Napostá y su canal derivador, el canal Maldonado (construido en 1947 a raíz de la inundación del año 1944), como vías de transporte y evacuación del agua de lluvia hacia el estuario de Bahía Blanca.

En su expansión fue ocupando diferentes áreas, tanto en las zonas altas como en sectores bajos.

El área central de la ciudad corresponde al sitio fundacional y se extiende sobre la llanura aluvial del arroyo Napostá, sector que, históricamente, ha sufrido importantes inundaciones.

La localidad de Daniel Cerri se ubica hacia el oeste de Bahía Blanca.

Se desarrolla sobre la cuenca baja del Saladillo de García y el canal Cuatreros, que deriva agua para riego del cauce inferior de la cuenca del río Sauce Chico.

Ambos cursos de agua forman parte del sistema de drenaje natural que influye en la dinámica ambiental y productiva de la zona que posee mucha intervención antrópica en la dinámica natural del escurrimiento.

La localidad de Ingeniero White, ubicada a 7,5 kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca, se halla emplazada en la margen del estuario local.

Su topografía se caracteriza por pendientes casi nulas con desarrollo de grandes bajos inundables y una notoria dificultad del drenaje de las aguas hacia el mar.

El crecimiento urbanístico que tuvo este sector, ligado al puerto y el sector industrial, sumado al deficiente encauzamiento de las aguas, ocasionaron reiterados sucesos de anegamientos e inundaciones a lo largo de los años que tuvieron como lugar crítico la zona céntrica de la localidad.

El día de la inundación

Veníamos de una semana atípica de mucha humedad y altas temperaturas, ya que días antes había precipitado en Bahía Blanca y en la zona”, dijo Gil.

El día jueves 6 (de marzo) el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) generó una alerta amarilla por tormentas que tornó a naranja a la tardecita”, agregó.

El rango de alcance era sobre Bahía Blanca, y los partidos integrantes de la región del sudoeste bonaerense, a partir de la madrugada y la mañana del viernes 7.

Esa misma noche la Dirección Provincial de Defensa Civil emitió un comunicado reforzando el alerta del SMN y advirtiendo la ocurrencia de tormentas localmente severas con valores de precipitaciones acumuladas de entre en 60 y 100 milímetros, pudiendo ser superada de manera puntual”, señaló.

En función de este comunicado, las Jefaturas Regionales de Educación de Gestión Estatal y Privada generaron un comunicado de suspensión de clases para el día 7 en las localidades de los distritos de Bahía Blanca, Coronel Rosales, Monte Hermoso, Patagones y Villarino.

La medida fue adherida por la Universidad Nacional del Sur y el Conicet.

En la madrugada del 7 el SMN emitió un aviso a muy corto plazo por tormentas fuertes con lluvias intensas y ráfagas. Y para la mañana la alerta tornó a roja”, dijo.

Según el SMN, se emite alerta amarilla de lluvia o tormenta cuando supera los 40 milímetros/12 horas; naranja con 70 milímetros/12 horas y rojo 175 milímetros/24 horas.

En el transcurso de la mañana la ciudad se inundó, llegando el agua a niveles nunca registrados en la historia hídrica de la ciudad”, contó.

La humedad extrema

El viernes 7 de marzo la ciudad de Bahía Blanca vivió uno de sus eventos más extraordinarios de su historia. Se trató del más extremo desde el año 1961”, dijo Maximiliano Viale, doctor en Ciencias de la Atmósfera por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) de la provincia de Mendoza.

Entre el 6 y el 8 de marzo cayeron 311,4 milímetros en el aeropuerto de Bahía Blanca, concentrados en el día 7 con 210 mm y resultando en el evento número 1 de su serie histórica desde 1961”, agregó.

Asimismo, puede notarse que dicho evento número 1 supera ampliamente a sus inmediatos sucesores, en un valor de más del doble que los eventos números 2, 3 y 4, lo cual denota lo extraordinario que fue”, manifestó.

Viale también dijo que las condiciones meteorológicas de los días previos fueron vitales en la generación de estas precipitaciones extraordinarias.

Una condición clave fue el persistente transporte de humedad desde la región del Amazonas al centro de la Argentina desde fines de febrero hasta el 7 de marzo, inclusive”, dijo.

En los gráficos puede verse claramente que, el 7 de marzo, un alto contenido de humedad en la atmósfera se concentra y acumula en el centro del país, desde la provincia de La Pampa hasta la zona de Bahía Blanca y océano Atlántico adyacente.

Los valores de vapor de agua son similares a los observados en zonas tropicales del Amazonas”, añadió Viale, quien investiga sistemas de precipitación en los Andes y zonas aledañas y los transportes de humedad asociados.

Más intensidad en todo el planeta”

En una nota publicada por La Nueva. el último 10 de noviembre de 2024, tras la DANA (Depresión Aislada a Niveles Altos) producida en la ciudad española de Valencia entre la noche del martes 29 y la madrugada del miércoles 30 de octubre últimos, que provocó 220 muertos y 36.721 rescatados, así como multimillonarios daños de infraestructura, la Dra. Gil había realizado algunas advertencias. Algunos de sus conceptos son los siguientes:

—“Se está registrando una mayor frecuencia de este tipo de eventos meteorológicos y, también, un aumento de su intensidad en todo el planeta”.

—“El tema es respecto de cuáles son las sociedades afectadas y ahí entramos en un tema particularmente importante para la geografía: la gestión y planificación de las ciudades de cara al riesgo”.

—“En la actualidad nos debemos, como sociedad, que este tema sea un punto vital de la agenda de los gobiernos y que los científicos y académicos sigamos involucrados para que nuestra voz se escuche”.

—“La planificación urbana, las condiciones socioeconómicas y la vulnerabilidad de la población expuesta juegan un papel crucial en la magnitud de los impactos. Por eso es importante trabajar en coordinación con quienes gestionan y deciden sobre el territorio”.

—“Consideramos necesario fortalecer la capacitación y concientización de la comunidad en torno a los peligros a los que estamos expuestos, su dinámica, la interpretación de las alertas y las medidas que se pueden tomar en cada caso, porque una población informada y coordinada facilita las tareas de evacuación y puesta a salvo de bienes materiales y de personas, reduciendo la vulnerabilidad y los daños”.


Fuente:

Guillermo D. Rueda, Una mirada de expertos con faros largos (tras el desastre), 15 marzo 2025, La Nueva.

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