viernes, 21 de marzo de 2025

Incongruencia nuclear | 2.° parte

Las declaraciones del presidente Trump ofrecen esperanzas de una vía nuclear más razonable, pero su administración está promoviendo la “paz a través de la fuerza” como uno de los fundamentos de su política exterior. Escucha lo que digo, pero no veas lo que hago.

Por Juan Vernieri

Más allá de las palabras de Trump, el actual impulso de modernización está acelerando una precipitada carrera armamentista nuclear y aumentando las probabilidades de una confrontación entre potencias nucleares.

Lo más preocupante es que algunos sostienen que para ganar esta carrera armamentista es necesario reanudar las pruebas nucleares explosivas.

Y algunos dentro del estamento militar han pedido la reintroducción de armas nucleares tácticas en el arsenal estadounidense, a pesar de que son enormemente desestabilizadoras, y que las consecuencias de su utilización son inmanejables, pueden afectar a los propios soldados.

Para que los infantes vayan al frente protegidos, sería necesario que fueran envueltos en plomo.

Si Estados Unidos continúa por ese camino, no sólo será un desperdicio de dinero de los contribuyentes, sino que también debilitará la estabilidad estratégica y aumentará el riesgo de una guerra nuclear.

En 1982, después de aumentar el gasto de defensa en un 35 por ciento, Reagan repentinamente declaró en un discurso radial que “una guerra nuclear no se puede ganar y nunca debe librarse”.

¿Para qué y porqué entonces Estados Unidos amplía su ya monumental arsenal nuclear?

En los años ochenta, las palabras de Reagan se convirtieron en la piedra angular de los esfuerzos para evitar la destrucción mutua a través de la guerra nuclear. Palabras que han sido repetida por muchos funcionarios en las cuatro décadas posteriores, incluido hace solo cinco años al comienzo de la administración Biden.

Palabras, palabras… parece que son palabras nada más. No se entiende tanta incongruencia.

El presidente no debería escuchar a quienes con intereses poco claros, desean que Estados Unidos se lance a una carrera armamentista nuclear, persiguiendo la ilusión de superioridad estratégica y ampliando el arsenal nuclear, algo que Trump ya dijo que no tenía sentido.

Dijo no tenía sentido, pero reinició la producción de plutonio después de más de treinta y cinco años, elemento que no sirve para otra cosa que para fabricar bombas atómicas.

Aliados de Trump, republicanos de su administración, en el Congreso han propuesto redoblar la apuesta por la carrera armamentista añadiendo 200.000 millones de dólares a un presupuesto de defensa ya históricamente alto.

El gobierno de Trump debiera renovar el logro más importante de Reagan, negociando con Rusia y China para limitar el creciente número de nuevas armas nucleares en el mundo actual.

El presidente Trump, y el mundo harían bien en tomar medidas para reducir las amenazas que plantea la nueva carrera armamentista nuclear.

Queda una gran duda: ¿sus palabras son sinceras o solo especulación? ¿tendrá Trump el coraje de aferrarse a sus presuntas convicciones, y desoír a quienes impulsan la carrera nuclear, obrando en consecuencia?

(Fuente: Bulletin of the Atomics Sientists)


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